En el corazón histórico de la alta relojería sajona

DRESDEN, ALEMANIA — A unos 200 metros de Semperoper, el edificio de la ópera de Dresden donde A. Lange & Söhne celebró este 7 de diciembre los 200 años del nacimiento de su fundador Ferdinand Adolph Lange, está el Salón de las Matemáticas y la Física de la capital sajona, del que la marca relojera es patrocinadora. Es una mañana nublada y fría, lo que parece no sorprender a nadie en esta ciudad de 550 mil habitantes acostumbrados a los otoños e inviernos de temperaturas ferozmente heladas.

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La Puerta de la Corona del complejo Zwinger en Dresden. En la parte superior, cuatro águilas polacas llevan una réplica de la corona real polaca, pues los electores sajones también eran reyes de ese país.

Dos horas antes del concierto de conmemoración en Semperoper, un grupo de invitados de A. Lange & Söhne, entre ellos el enviado de Tiempo de Relojes, cruzamos la monumental Puerta de la Corona y entramos al Zwinger, el impresionante complejo barroco cuya construcción fue comisionada y supervisada en el siglo XVIII por Augusto II ‘El Fuerte’, Elector de Sajonia y Rey de Polonia. Su patio de forma rectangular, donde en aquel tiempo había un jardín y un invernadero de naranjos, servía para las fastuosas festividades de la corte. Desde esa época, los edificios que rodean el patio, en los que la arquitectura y la escultura se fusionan para volverse uno mismo, ya albergaban las amplias colecciones de arte y la biblioteca de los electores.

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El glockenspiel (carillón) del Zwinger toca distintas melodías con las campanas de porcelana en horarios especiales. Fue colocado en la Puerta Sofía del complejo en 1933.

A mediados del siglo XIX, el arquitecto Gottfried Semper levantó otro museo de estilo más comedido y solemne —conocido como Semperbau— en la cara que da al río Elba y el rectángulo quedó completo. El Zwinger y el Semperbau ardieron a consecuencia de los bombardeos aéreos aliados sobre Dresden que tuvieron lugar del 13 al 15 de febrero de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, pero en las décadas de 1950 y 1960 fueron reconstruidos casi en su totalidad.

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El Salón de las Matemáticas y la Física del Zwinger fue fundado por Augusto II ‘El Fuerte’, Elector de Sajonia y Rey de Polonia, en 1728. Alberga instrumentos de medición, astronómicos y relojes.

Augusto II ‘El Fuerte’ fundó el Salón de las Matemáticas y la Física (Mathematisch-Physikalischer Salon) dentro del Zwinger en 1728. Es el museo más antiguo de este complejo, que también alberga la Colección de Porcelana o Porzellansammlung (‘El Fuerte’ tenía una gran pasión por la porcelana china y japonesa, tanto que durante su electorado fundó la primera fábrica de porcelana europea en Dresden, que en 1710 cambió de sede al Castillo Albrechtsburg de Meissen) y la Galería de Antiguos Maestros de la Pintura o Gemäldegalerie Alte Meister, en Semperbau, con obras como la Madonna Sixtina de Rafael comprada por Augusto III, hijo de ‘El Fuerte’.

Augusto I, antepasado de ‘El Fuerte’, creó en 1560 la Kunstkammer o cámara de artes en el Palacio de Dresden, donde él y sus sucesores depositaron todo tipo de inventos, como instrumentos para la industria minera, artefactos astronómicos para la navegación marítima o máquinas balísticas para despliegues militares. Los electores eran grandes aficionados de las innovaciones científicas y tecnológicas, y no dudaban en comprarlas de otras ciudades como Nuremberg o Augsburgo. Algunos incluso las usaban personalmente para realizar prácticas de campo. Estas máquinas también eran símbolos de poder, pues demostraban que el Elector podía controlar hasta los movimientos más complicados de los cuerpos celestes. La Kunstkammer es el antecedente directo del Salón de las Matemáticas y la Física y del vasto cuerpo de museos de esta ciudad.

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Un astrolabio exhibido en la sección ‘El Cosmos del Príncipe’ del Salón de las Matemáticas y la Física de Dresden. Fue hecho por Johannes Prätorius en Nuremberg en 1568 y adquirido por Augusto I.
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Esta brújula marina hecha en Dinamarca en 1560 perteneció a Augusto I, Elector de Sajonia.

La primera sección del Salón, llamada ‘El cosmos del Príncipe’, es quizá la más extraordinaria porque reúne maravillas mecánicas e instrumentos matemáticos elaborados alrededor de 1600, algunos de ellos muy avanzados para su época o en comparación a lo que ocurría en otras partes del mundo donde más adelante la relojería sería fundamental. Hay astrolabios, odómetros, una calculadora mecánica Pascalina inventada por el francés Blaise Pascal alrededor de 1650 y varios relojes autómatas. Pero la pieza más impresionante es el reloj astronómico de Eberhard Baldewein, un aparato monumental que el elector Augusto I encargó a su cuñado el landgrave Wilhelm IV de Hessen-Kassel, quien era un destacado astrónomo y había construido un prototipo que aún se puede ver en Kassel.

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Dos carátulas del reloj astronómico de Eberhard Baldewein, que reproduce las órbitas de los siete “planetas” clásicos. Una de las caras está abierta y se puede apreciar el complejo mecanismo.

El reloj fue desarrollado durante cinco años (1563-1568) con la participación directa del landgrave y la supervisión de Eberhard Baldewein. Su funcionamiento se basa en la teoría geocéntrica y reproduce las órbitas de los siete “planetas” clásicos visibles a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Jupiter y Saturno, así como la Luna y el Sol). La posición de estos cuerpos celestes con relación a las estrellas del Zodiaco se muestra en las cuatro carátulas de la estructura tipo torre. En la parte superior tiene un globo celeste con la posición de las estrellas grabada de acuerdo a las mediciones hechas por Wilhelm IV y sus astrónomos en su palacio de Kassel. El mecanismo hace girar el globo celeste alrededor de su eje una vez por día. También impulsa las manecillas de las cuatro carátulas según las diferentes velocidades de rotación de los siete “planetas”, que van desde un giro cada mes en el caso de la Luna a un giro cada 30 años en el de Saturno.

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A la izquierda: un aparato con doble lente para quemar fabricado por Ehrenfried Walther von Tschirnhaus en 1690. A la derecha: una esfera armilar hecha por Johannes Möller en 1687.

En la sección ‘Instrumentos de la Ilustración’ hay espejos ustorios (que reflejaban los rayos solares en su superficie cóncava y permitían usar el calor que producían con fines bélicos), modelos astronómicos y telescopios monumentales. A finales del siglo XVIII, el Salón de las Matemáticas y la Física funcionó como un observatorio astronómico que durante 150 años se encargó de la medición del tiempo en la ciudad, por lo que era conocido como el Greenwich de Sajonia. En la sección ‘Un universo de globos’ se presentan globos terráqueos y celestes —entre ellos de la Luna e incluso de Marte—, varios de ellos monumentales. El más antiguo es un globo celeste islámico del siglo XIII.

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Un globo terráqueo donde puede apreciarse una reproducción bastante atinada de México y el continente americano. Fue hecho por Willem und Joan Blaeu en Ámsterdam entre 1645 y 1648.

Ferdinand Adolph Lange encontró inspiración —y algunos dicen que su vocación— en los relojes de este museo, que hoy en día integran la sección llamada ‘El curso del tiempo’. Cuando el Salón empezó a funcionar como observatorio en 1777, fue necesario usar relojes de péndulo debido a su precisión. Y cuando la Kunstkammer fue disuelta en 1832, al Salón llegaron autómatas y relojes del Renacimiento de las colecciones de la corte. No obstante, el desarrollo sistemático de esta área comenzó en 1909; en ese año, el inspector del Salón, Max Engelmann, compró una parte significativa de la colección del relojero de Dresden Robert Pleißner (o Pleissner). El Salón permaneció cerrado entre 2007 y 2013 para ser sometido a una importante renovación, que, entre otras cosas, duplicó el espacio de exhibición disponible. A. Lange & Söhne fue uno de los mecenas de la restauración.

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El impresionante Gran Complicación 42500 de A. Lange & Söhne fue producido en 1902 y regresó a Glashütte en 2001, donde pasó varios años en restauración. Ahora se encuentra en este Salón.
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Una vista general de la sección ‘El curso del tiempo’, con la colección de relojes del Mathematisch-Physikalischer Salon. Hay varias piezas de relojeros originarios de Sajonia que inspiraron a Lange.

Entre los guardatiempos de ‘El curso del tiempo’ se destaca uno: el Gran Complicación 42500 (calendario perpetuo, cronógrafo rattrapante y repetidor de minutos, además de pequeña y gran sonería), un reloj de bolsillo hecho por A. Lange & Söhne en 1902 y que regresó a Glashütte en 2001. Ese año, una pareja lo llevó a la manufactura de la firma a solicitud de la dueña, una ex ama de llaves a quien se lo había obsequiado su patrón. El movimiento del reloj, con 883 componentes, estaba prácticamente destruido, por lo que A. Lange & Söhne hizo un gran esfuerzo por restaurarlo y presentarlo en todo su esplendor en 2010. Así sigue hasta ahora en el Mathematisch-Physikalischer Salon.

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Este Lange 1 de pared fue colocado en el vestíbulo del museo y simboliza la estrecha relación entre A. Lange & Söhne y el Salón de las Matemáticas y la Física de Dresden.

Hay más símbolos de la cercanía entre el Salón y A. Lange & Söhne. En el vestíbulo del museo cuelga discretamente un reloj de pared con la esfera del Lange 1, sin duda la creación más emblemática de la marca. Además, en la sección de guardatiempos se puede apreciar un modelo a escala del famoso “Reloj de 5 Minutos”. Desde 1841, en la parte más alta del escenario de Semperoper se colocó un reloj creado por Christian Friedrich Gutkaes con ayuda de su aprendiz Ferdinand Adolph Lange. En lugar de agujas, Gutkaes y Lange decidieron abrir dos ventanas para indicaciones digitales: una para las horas, en números romanos, y otra para los minutos, en números árabes y por intervalos de cinco minutos.

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Modelo a escala del “Reloj de 5 minutos” hecho por Ludwig Teuber, quien fue el encargado de replicar el reloj original para el edificio de la ópera que fue abierto en 1879, tras el incendio que acabó con el primer Semperoper.

Esta forma de mostrar el tiempo mediante ventanillas digitales ha servido de inspiración para varios de los productos actuales de A. Lange & Söhne. La Semperoper y el reloj original se quemaron en la segunda mitad del siglo XIX. Ludwig Teubner fue el encargado de replicar el “Reloj de 5 Minutos” en la nueva Semperoper, abierta en 1879. En el Salón se exhibe un modelo a escala 1:10 que Teubner hizo para anunciar su taller en las ferias de comercio a las que acudía. (Por Manuel Martínez)

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El “Reloj de 5 minutos” en la parte más alta del escenario del Semperoper actual. El original fue hecho por el relojero sajón Christian Friedrich Gutkaes con ayuda de su aprendiz Ferdinand Adolph Lange.

 

Tiempo de Relojes

Tiempo de Relojes, de Ediciones Tourbillon, es la plataforma de comunicación de referencia en alta relojería en español. Fundada por Carlos Alonso, Tiempo de Relojes nació como revista en 1996 y celebra su 25° aniversario en 2021.

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Notas relacionadas

Alma Delia Pacheco

Directora comercial relojes

Heredé el gusto por los relojes desde niña y profesionalmente por el diseño. Desde hace 21 años estoy en este fascinante sector relojero, trabajando de la mano junto con las marcas haciendo estrategias comerciales y de marketing.

SANDRA GUERRA

Coordinadora de Eventos

Ingeniera industrial que encontró en la relojería las máquinas ideales para articular experiencias, arte y creatividad en un engranaje impulsado por personas extraordinarias. Más de 88,600 hrs. de vuelo en estrategia y…

KEVIN GONZÁLEZ

Diseñador digital y multimedia

Geek millennial, amante de la tecnología. Ing. en comunicación multimedia, llevo los relojes mecánicos a la dimensión digital. Siempre al tanto de las tendencias tecnológicas.

LESLIE LÓPEZ

Director editorial

Lector antes que editor. Planté un limonero y escribí un libro. Espíritu deportivo para templar el ánimo. Ldo. en Filosofía (Univ. de Sevilla) y Máster de Periodismo (Complutense de Madrid).

CARLOS ALONSO

Director general

Los contenidos en evolución son su razón de ser sin que importe el soporte. “La vida y la relojería, donde se ha especializado por más de 30 años, no son nada sin contenido”. Después de que los soportes hayan vivido una revolución tecnológica es momento de volver a defender el buen periodismo como una necesidad general.

CARLOS MATAMOROS

Colaborador Autos
Recibió su primer reloj a los siete años, aprendió a cuidarlo y desde ahí ya no hubo vuelta atrás. Gracias a la carrera espacial y a las de autos, su pasión se dividió entre las máquinas que miden el tiempo y las dedicadas a vencerlo.

ANDRÉS MORENO

Redactor

Decía Antonio Machado que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Me he guiado por esta máxima durante casi veinte años que llevo escribiendo de relojes. En mi mano está hacerlo del modo más ameno posible.
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