El tourbillon es una de esas complicaciones que no necesitan carta de presentación: nació hace más de 200 años para domar la gravedad y hoy sigue siendo el símbolo máximo de precisión. Pero en A. Lange & Söhne no basta con rendirle homenaje a la tradición, hay que reescribirla. Por eso, la firma sajona lanza el 1815 Tourbillon en platino 950 con esfera de esmalte negro Grand Feu, una edición limitada a 50 ejemplares que combina la obsesión por la exactitud con la elegancia sobria de su diseño. Además, recordemos que fue el primer tourbillon del mundo con puesta a cero y parada automática del mercado.
A primera vista, la apertura a las 6 horas roba todas las miradas: ahí late el tourbillon de un minuto, rotando sin descanso para compensar la atracción de la gravedad sobre el volante. Sin embargo, lo realmente rompedor se revela al interactuar con el reloj. Basta con sacar la corona para que el mecanismo se detenga con la función de parada de segundero. Y en ese instante, el sistema ZERO-RESET hace que la aguja salte directamente a cero, permitiendo ajustar la hora con una precisión quirúrgica. Dos innovaciones que demuestran que Lange no solo honra la tradición, sino que la mejora.
Elegante esmalte Grand Feu
El espectáculo continúa en cada detalle. Los coqs y la jaula del tourbillon exhiben un pulido negro artesanal, tan laborioso que requiere repetir el proceso decenas de veces hasta que la superficie refleja la luz como un espejo o se sumerge en un negro profundo. La esfera, por su parte, es un lienzo de esmalte Grand Feu fabricado en la propia manufactura: desde la base de oro blanco hasta las cocciones sucesivas del esmalte, pasando por más de 100 operaciones que consumen semanas de trabajo. El resultado es una superficie impecable, de una profundidad fascinante, donde flotan los numerales árabes y la minutería “chemin de fer” típica de la colección 1815.
En el reverso, el calibre de manufactura L102.1 es otra declaración de principios: 262 componentes, espiral Lange de fabricación propia, volante con tornillos tradicionales y una reserva de marcha de 72 horas. Cada ángulo, cada puente, cada tornillo está acabado a mano. El detalle más poético lo pone el contrapivote de diamante atornillado en el corazón del tourbillon, un guiño a los relojes de bolsillo de Ferdinand Adolph Lange que cierra el círculo entre pasado y presente.
Con sus 39.5 mm de diámetro y 11.3 mm de altura, el nuevo 1815 Tourbillon abraza la muñeca con la discreción de una obra que no necesita gritar para imponer respeto. Desde su debut en 2014, esta complicación ha visto varias versiones, pero la de ahora —platino, esmalte negro, limitada a 50 piezas— tiene algo de definitivo, como si condensara en una sola referencia el espíritu de la casa sajona: tradición, innovación y perfección sin concesiones.
FICHA TÉCNICA A. Lange & Söhne 1815 Tourbillon
- Movimiento: L102.1, cuerda manual, decorado y montado a mano, regulado en cinco posiciones, 262 componentes, 20 rubíes, escape de áncora, reserva de marcha 72 horass.
- Función: Horas, minutos, pequeño segundero, tourbillon de un minuto con parada de segundero y mecanismo ZERO-RESET.
- Caja: platino 950, 39.5 mm diámetro, 11.3 mm altura, fondo de cristal de zafiro.
- Carátula: Oro blanco 750, esmalte Grand Feu negro, agujas de oro 750.
- Correa: Aligátor cosida a mano, cierre desplegable de platino 950.
- Versiones: Edición limitada de 50 piezas.