No ha sido fácil hablar con Christophe Musy en las últimas semanas. A la preparación de la última edición de Geneva Watch Days se ha sumado la apertura de la nueva manufactura. El resultado es una agenda llena de compromisos y tareas que no siempre, para su desgracia, están relacionadas con la fabricación de sus relojes.
“Estamos en Saint-Aubin, en el Valle de la Broye”, nos comenta Christophe. “Apenas a unos kilómetros de Neuchâtel, pero al otro lado del lago. A diferencia de nuestros vecinos, Saint-Aubin no tiene una gran tradición relojera, así que nos gusta vernos un poco como unos outsiders en el corazón de la región. Ver las cosas desde un punto de vista diferente aporta fortaleza a nuestro proyecto”.
El edificio es espectacular: una antigua granja convertida en una coqueta manufactura bañada por el sol suizo y pensada para acoger a los aficionados que vienen a conocer sus relojes desde todos los rincones del mundo. Y ya la localización nos dice mucho del planteamiento de Mauron Musy.
Un emplazamiento inusual para un emprendedor sin formación relojera. “La tengo en ingeniería y en mecánica de precisión. Mi experiencia laboral previa fue en la industria del plástico. Pero, cumplidos los treinta, me desencanté de este sector, sobre todo por su impacto medioambiental. Fue entonces cuando decidí empezar algo nuevo”.
Y es aquí cuando empieza la aventura de Mauron Musy. “La verdad es que fue algo bastante loco. Al principio solo quería hacer unos pocos relojes para regalar a amigos y familiares por Navidad. Hablo del año 2013. Me puse en contacto con Eric Mauron, a quien ya conocía de mi etapa formativa en mecánica. Comenzamos a trabajar y vimos que el proyecto podía acabar en algo mucho más serio. Al final, en lugar de relojes bajo el árbol de Navidad, hubo años de investigación y desarrollo”.
Caja sin juntas de goma
La originalidad de Mauron Musy no solo reside en su lugar de origen, sino también en el concepto de desarrollo de sus relojes. La formación y experiencia mecánica de sus dos fundadores dibujó la personalidad de una firma centrada en la innovación del exterior del reloj más que en sus movimientos. El ejemplo máximo lo tenemos en su tecnología nO-Ring, que diferencia a Mauron Musy del resto de firmas del mercado.
“nO-Ring representa un enfoque completamente nuevo de afrontar la hermeticidad de las cajas de los relojes”, aclara Christophe. “A diferencia de los sistemas tradicionales, elimina las juntas de goma que normalmente se degradan con los años. En su lugar, se basa en un principio puramente mecánico para lograr la estanqueidad directa. La forma sigue a la función: el diseño de la caja está definido por este sistema, lo que da a nuestros relojes su identidad única y reconocible al instante”.
Cada caja de Mauron Musy cuenta con 29 componentes, lo que nos da una idea de lo complicado que supone mecanizar cada uno de ellos, con la exigencia de una precisión extrema. “Pero el resultado merece la pena porque es sumamente elegante. Como decimos en ingeniería, las soluciones simples suelen ser las más eficaces. Lo mejor de nuestras cajas es que no necesitan mantenimiento alguno con el paso de los años”.
La tecnología nO-Ring fue la tarjeta de presentación de Mauron Musy para ser invitados a la edición 2015 de Baselworld, dentro de la plataforma de innovación organizada por el cantón de Friburgo. Acudieron con un prototipo recién salido del horno, azuzados por la necesidad de mostrar algo tangible. Un año después repitieron cita, esta vez con su primer modelo comercializado.
AUTOGESTIÓN
La visión alternativa del reloj que generó el proyecto de Mauron Musy también alcanzaba su puesta en marcha comercial. Como sistema de financiación, crearon un programa de embajadores dirigido especialmente a personalidades locales. La idea consistía en ir más allá del tradicional socio financiero y que los participantes se implicaran en el proceso de diseño y tuvieran acceso a ediciones especiales de la marca.
“Queríamos que se sintieran parte del desarrollo de la marca. También logramos atraer a líderes de opinión que nos ayudaron a difundir el mensaje. El programa tuvo tanto éxito que finalmente tuvimos que detenerlo, pero fue vital para dar forma al concepto”.
Este sistema de financiación fue también esencial para hacer de Mauron Musy una firma independiente, algo que para su fundador era uno de los pilares del proyecto. “Tienes el control real, pero también conlleva desafíos importantes. Sin los recursos de las grandes casas, cada decisión tiene un peso enorme y un error puede dar al traste con meses de trabajo. Debes tener imaginación, ser perseverante y aceptar que no hay un solo camino”, añade Christophe.
“Lo que he aprendido es que hay que mantenerse firme pero flexible. Tener una visión clara, pero también estar dispuesto a ajustar el rumbo cuando sea necesario. Hay que aprender a delegar, a confiar en los demás y a elegir cuidadosamente a los socios”.
Esta firmeza en las convicciones queda explícita en una de las políticas más determinantes tomadas por la marca, como es la renuncia al sello Swiss Made por la etiqueta Swiss Crafted. “Lo elegimos así porque queríamos que los relojes de Mauron Musy fueran 100 % suizos y que estuvieran arraigados en la industria local. Para nosotros es más que una etiqueta: es un manifiesto de autenticidad, sostenibilidad e independencia. Al trabajar estrechamente con socios y artesanos cercanos, destacamos su experiencia y reducimos nuestra huella ecológica. Es nuestra forma de asegurarnos de que la marca refleje la artesanía suiza real en cada detalle”.
Como consecuencia de esta decisión, Mauron Musy asegura que toda producción propia y de sus proveedores es de origen suizo. “Esto nos limita un poco en la elección, pero al final también es nuestra fortaleza. La mayoría de nuestros proveedores son literalmente nuestros vecinos, están a unos 60 kilómetros de la manufactura. Esa proximidad no solo garantiza autenticidad, también facilita y hace más eficientes las colaboraciones”.
CRECIMIENTO
En la flamante nueva manufactura de Saint-Aubin trabajan diez personas encargadas de una producción anual que ronda los 300 relojes. El proyecto de sus responsables pasa por aumentar la autonomía de la firma y depender menos de los proveedores. Lo vemos en su programa de movimientos, que actualmente cuenta con el MM01, desarrollado en colaboración con La Joux-Perret, y el MM02, de creación completamente interna.
“De cara al futuro, todos los desarrollos serán concebidos íntegramente en nuestra manufactura”, concluye Christophe. “Nuestro objetivo claro es establecer a Mauron Musy como una manufactura dedicada a la alta relojería, una evolución natural desde nuestros inicios centrados en complicaciones externas”.
Un mensaje claro y contundente de una de las firmas más originales que encontramos en el actual negocio relojero.