Ojalá que la primera regla de El Club de la Pelea sea letra muerta, porque si no ya sé lo que me espera. Si no la recuerdan o, por su corta edad (para mí, corta edad es menos de 50), ni siquiera saben de lo que hablo, vean Fight Club, la película de David Fincher basada en la novela homónima de Chuck Palahniuk que se estrenó hace 25 años.
La dichosa primera regla era (o es) que no se habla de El Club de la Pelea. Ahora que lo pienso, también era (o es) la segunda regla, con un énfasis algo violento en ‘NO’. Me preocupa porque voy a hablar de Fight Club y Brad Pitt, el protagonista junto con Edward Norton. Pero mientras no suene “Where Is My Mind” de los Pixies y estalle algo por aquí, creo que estaré bien…
1999 fue un gran año para películas que estremecieron a la Gen X (no confundir con los X-Men) y que han ampliado su influencia hasta la actualidad. Algunas son de culto, como The Matrix, Being John Malkovich, Magnolia, Todo sobre mi madre, Eyes Wide Shut, Office Space y The Insider. Pero también se estrenaron American Beauty, The Sixth Sense, The Blair Witch Project, American Pie, Notting Hill y Star Wars: Episode I – The Phantom Menace.
Para algunos críticos y medios, Fight Club encabeza esa lista y es una de las mejores cintas de la década. Los poderes cinematográficos de Fincher, aún frescos de Se7en, estaban en su cénit. Y a Brad Pitt se le notaba el hambre despiadada por volver a demostrar, como en la propia Se7en, que era mucho más que el abdomen perfecto de Thelma & Louise y la muerte estúpida y desesperante de Meet Joe Black.
Un momento muy extraño
Fight Club tocó las fibras sensibles de una generación angustiada a través de la historia de un empleado anónimo, mediocre y aburrido (Norton) que conoce a un incendiario vendedor de jabón llamado Tyler Durden (Pitt). Hartos del capitalismo, el corporativismo, las promesas vitales incumplidas de la publicidad, etc., crean un club de la pelea clandestino, en el que sus miembros se pegan bien y bonito a puño limpio.
El fenómeno se expande a todo el país y se convierte en la organización Project Mayhem, con Tyler como líder y el personaje de Norton (llamémosle el narrador) intentado detenerlo y frenar el caos que se avecina. Si no la han visto y planean hacerlo, no les conviene saber que Tyler y el narrador son la misma persona (ups, perdón).
Brad Pitt interpretó brillantemente al último subversivo ficticio del siglo XX
Era un momento muy extraño de nuestra vida, como le dice el narrador a su enamorada mientras ven cómo explotan varios edificios, en el que nos preocupaban el capitalismo, el corporativismo, las promesas vitales incumplidas de la publicidad y otras cosas que hoy son parte intrínseca de nosotros gracias (¿gracias?) a las redes sociales. Un momento tan extraño que Brad Pitt interpretó brillantemente al último subversivo ficticio del siglo XX, eso sí, usando una chamarra de cuero roja, unas camisas estampadas y una bata rosa a las que el adjetivo cool les queda pequeño.
Hoy Brad posa para GQ en su Château Miraval con un espectacular Patek Philippe vintage en la muñeca, y no aguantamos las ganas de verlo en F1, la película sobre la ultracapitalista Fórmula 1 en la que usará un mono de piloto con el logo de IWC Schaffhausen y, posiblemente, relojes de la marca. Esperen… ¿por qué está sonando “Where is My Mind”?