William Massena

“Ahora parece más fácil tener 20 años y lanzar un reloj”: William Massena

El fundador de Massena Lab habla sobre su visión para hacer colaboraciones, la renovación generacional y las marcas que lo entusiasman

La fiebre de las colaboraciones en la industria relojera tiene en William Massena a uno de sus pioneros. El veterano coleccionista y editor fundó Massena LAB y se ha convertido en un creador de tendencias con su gusto impecable para revivir clásicos con marcas como Angelus, Vulcain y H. Moser & Cie. Pero su genio se ha ampliado al desarrollo de ediciones limitadas muy exitosas con algunos de los relojeros independientes más interesantes, como Raúl Pagès, Vianney Halter o Habring. Con el Chronograph Monopoussoir Sylvain Pinaud x Massena Lab ganó el premio a Mejor Cronógrafo en el Grand Prix d’Horlogerie de Genève en 2024. Hablamos con él durante su visita el SIAR 2025.

El SIAR me dejó impactado. No esperaba este nivel de sofisticación en el mercado mexicano; quizá venía con ideas preconcebidas. El público es muy maduro y conocedor, y me sorprendió que tanta gente conociera mi marca y nuestro trabajo. Estoy gratamente sorprendido”.

Antes dirigía timezone.com, un sitio muy importante para aficionados a los relojes en Estados Unidos. En 2015, por el 20 aniversario, decidimos crear un reloj con Habring, y disfruté tanto el proceso que al año siguiente hicimos otro. Entonces pensé: quizá debería dedicarme a esto, porque realmente me encanta hacerlo”.

Estoy muy contento de que muchas marcas estén haciendo colaboraciones. Es importante para la industria que permanezcamos unidos, hagamos cosas diferentes juntos y aprendamos unos de otros. Cuantas más colaboraciones, mejor. Si fuera el único haciéndolas, quizás nadie me hablaría, pero me hace muy feliz que este tipo de proyectos ya sea algo habitual”.

Para hacer una colaboración, la historia tiene que conectar conmigo como coleccionista porque, ante todo, eso soy. Si la idea me entusiasma, se la propongo a la marca. Es como ser un productor de cine: ves un buen escenario, lees un buen libro, tienes un concepto y se lo presentas al director —la marca— para ver si quiere desarrollarlo contigo. A veces el resultado es muy distinto a lo que esperarías de esa casa, pero juntos creamos un ‘bebé’, un producto que es diferente para la firma. Me gusta llevar a las marcas a explorar caminos que quizá no tomarían por sí solas”.

Nuestros precios van de unos 500 a unos 175,000 dólares, porque creo que hay coleccionistas en todos los niveles. El precio no debería definir al coleccionista, y muchos amantes de la relojería no tienen los medios. Así que me gusta ofrecer piezas accesibles para que puedan vivir la experiencia de coleccionar. También busco acercar el trabajo de creadores independientes que suelen estar en rangos muy altos, como Raúl Pagès o Vianney Halter con el Old Soul, y crear algo que más gente pueda pagar”.

El término ‘micromarca’ se define por lo económico y por eso no me gusta: técnicamente, incluso F.P. Journe cabría ahí. Para mí solo hay marcas grandes y pequeñas. Ming, por ejemplo, es una marca con ADN propio y mucha producción interna; en cambio, Raúl Pagès tiene un enfoque más artesanal. Al final, todo depende del código genético de cada firma. Deberíamos distinguir entre esas cosas y no entre marcas y micromarcas”.

Hay un claro tema generacional. A las primeras marcas independientes les tomó mucho más tiempo ser aceptadas, mientras que hoy las casas jóvenes lo logran de inmediato. Ahora parece más fácil tener 20 años y lanzar un reloj, cuando hace dos décadas ser un joven con un reloj propio implicaba un proceso muy difícil. Y está muy bien para las nuevas generaciones, pero también deben saber que no siempre será así: los gustos cambian, la gente pasa a otras cosas y hay que trabajar mucho para consolidarse. No todos pueden convertirse en un Vianney Halter, un De Bethune o un F.P. Journe”.

Veo una falta de innovación dentro de la industria. Muchas marcas nuevas se enfocan en hacer relojes de tres agujas. Los acabados son cada vez más importantes, cuando hace 20 años se buscaban más la innovación y los nuevos enfoques. Creo que deberíamos retroceder un poco y reequilibrar eso. Aun así, soy muy positivo: el negocio sigue creciendo, llegan nuevos coleccionistas, la generación joven está muy interesada y lo digital todavía no ha ganado, lo cual es importante”.

Me encanta todo lo que es nuevo. Entre los independientes, me gusta Beda’a. También admiro mucho la relojería tradicional. Ming me sorprende cada año y Max Büsser sigue presentando piezas increíbles, como el Sequential o el SP One de este año. Hay innovación en tecnología, en complicaciones y, muy especialmente, en diseño. Estamos dejando atrás el reloj redondo y entrando en propuestas mucho más interesantes”.

Manuel Martinez

Me gusta encontrar y contar historias, desde hace 15 años con la relojería, el estilo de vida y el lujo como telón de fondo. Las revistas siguen siendo mi debilidad, así que en Tiempo de Relojes estoy como en casa.

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