La celebración del 140º aniversario de Breitling fue una de las grandes noticias relojeras de 2024. Y Gianfranco Gentile fue el personaje clave de la misma. Desde abril de 2023, cuando se convirtió en director global de Patrimonio de Breitling y Universal Genève, este italiano y su equipo de cuatro emprendieron un tour de force para darle forma a la conmemoración. En tiempo récord crearon la exposición itinerante Time Capsule: The Breitling Heritage Exhibition, que en total visitará 55 ciudades en 25 países y cuatro continentes. También concibieron Breitling Then & Now, el primer museo pop-up de la firma ubicado en Zúrich. Y colaboraron en la elaboración del libro Breitling: 140 Years in 140 Stories, publicado por Rizzoli. En resumen, una fiesta redonda.
“Tuve la oportunidad y el privilegio de construir un equipo a la velocidad de la luz. A nuestra área la llamo el departamento cultural de la compañía. Y supongo que lo que conseguimos en este tiempo récord fue muy significativo”, dijo Gentile. “Estoy en constante movimiento. Viajo sin descanso para reunirme con los clientes, los coleccionistas y la prensa de todo el mundo para afirmar una y otra vez la importancia que tiene la historia en la actualidad de Breitling”.
La entrevista se realizó en la boutique de la marca en Ciudad de México, una de las sedes de la exposición itinerante. Fue un día antes del inicio del Salón Internacional Alta Relojería (SIAR) México 2024, que contó con la participación de Breitling. Gianfranco tiene una sólida formación académica en Historia del Arte y gestión patrimonial. Además, lo respalda una importante trayectoria en los sectores público y privado en empresas como Hermès, Fiat Chrysler y Stellantis. Su presencia en el país fue una oportunidad de oro para pedirle que iluminara algunos capítulos históricos muy interesantes y menos conocidos de la marca.
Mucho más que cronógrafos y aviación
“Hay capítulos de la historia de Breitling que han sido subestimados y esa es la parte más fascinante de mi trabajo. Breitling es bien conocida por su excelencia en la fabricación de cronógrafos. Sin importar la marca que prefiera cada persona, si usa un cronógrafo con una corona a las 3 y dos pulsadores a las 2 y a las 4, básicamente lleva una patente de Breitling de 1934. Esto marcó una pauta para toda la industria. La firma también es célebre por su relación privilegiada con la aviación. Pero los cronógrafos y la aviación no son lo único por lo que es famosa.
“Con el lanzamiento del Superocean en 1957, Willy Breitling definió los territorios de comunicación de la empresa, lo que hoy llamamos “universos”. En un famoso anuncio de esa época, ya se afirma que la marca produce relojes excelentes para el mar, la tierra y el aire. Así que para nosotros la posibilidad de contar todas estas historias, que son menos conocidas frente a los cronógrafos y la aviación, es un privilegio y algo muy divertido. Cuando presentamos estos relojes (de la muestra itinerante) y vemos la reacción de los clientes y coleccionistas, entendemos lo mucho que queda por contar sobre la historia de Breitling”.
Superocean o ¿el primer “panda”?
“El Superocean tiene una estética muy distintiva. Como puedes ver, llevo uno en la muñeca porque me gusta mucho. Es uno de los relojes que forma parte de los ‘140 Years of Firsts’ (140 años de primicias) de Breitling. Así decidimos llamar a la celebración de nuestro 140º aniversario para exponer hasta qué punto la marca ha sido fundamental para la relojería suiza por sus innovaciones técnicas y estilísticas. Volviendo al Superocean, en 1957, Willy Breitling lanzó al mismo tiempo un reloj de buceo automático de tres agujas y el primer cronógrafo de buceo de la historia. Pero, además, es muy probable que este cronógrafo también fuera el primer reloj de la historia con esfera panda, es decir, negra con subesferas blancas. Por supuesto, esto se convirtió en una tendencia importante en la década de 1960. Para Willy no solo fue una elección estética, sino para mejorar la legibilidad. Pensó que cuando un buzo estuviera bajo el agua le sería mucho más fácil leer el contador de minutos si le ponía un fondo blanco, en vez de mantener toda la esfera negra”.
Bretling y las mujeres
“Contrario a lo que se piensa, Breitling tiene una gran tradición de relojes para mujer. Esto es algo que contamos en el museo de Zúrich y en la exposición itinerante, en la que incluimos un reloj joya. Queremos que la gente sepa que, en realidad, la firma comenzó a fabricar piezas para dama a finales de la década de 1930 con tool watches especialmente hechos para las enfermeras. Luego, en los años 40 y 50, se desarrolló una enorme gama de relojes joya. Imagínate que, a principios de la década de 1950, un catálogo de Breitling tenía hasta 50 referencias diferentes de relojes joya, que es una cantidad enorme. En 1946, Willy Breitling lanzó el primer Premier para dama: un cronógrafo especialmente dedicado a las mujeres, algo muy innovador.
“Después tenemos a todas las mujeres que hicieron grande a la marca. Entre ellas están Beatrice, la esposa de Willy, o Raquel Welch, que en 1967 protagonizó Fathom usando un reloj 764 AVI Co-Pilot. Era un cronógrafo de hombre en la muñeca de una mujer que interpretaba a un agente secreto. Así que las mujeres han estado muy presentes en la historia de Breitling. Aunque ahora el público considera que la marca está más orientada a los hombres, no es verdad, y es otra historia que estamos muy orgullosos de contar”.
La elegancia del Premier
“El final de la Segunda Guerra Mundial marcó el nacimiento de este nuevo modelo. Su nombre, Premier (primero, en francés), significó un nuevo comienzo en la historia de la marca. Willy comprendió que toda la excelencia tecnológica y técnica que Breitling había sido capaz de dominar durante la guerra con el famoso departamento Huit Aviation –que concebía relojes para las cabinas de los aviones y relojes de pulsera para pilotos– podía utilizarse para fabricar un cronógrafo que fuera igual de cualitativo, pero también más elegante. Esto iba en consonancia con el gusto de la gente, que después de la guerra quería un reloj con más estilo y más optimista para reflejar el cambio de los tiempos. Así que decidió mantener la misma excelencia tecnológica. Pero prestó más atención a la estética de la esfera o la belleza de las cajas, y comercializó este reloj como el primero de una nueva era”.
Top Time, la apuesta unisex
“Con el Top Time, lanzado en 1965, pasó algo similar que con el Premier. Por cierto, el nombre Top Time fue una invención de Beatrice, la esposa de Willy Breitling, quien pensaba que Time Top –el nombre que propuso Willy– no sonaba tan bien y por eso le sugirió cambiarlo. El Top Time tiene tanta importancia porque podríamos considerarlo el primer cronógrafo unisex. Era un reloj dirigido a mujeres y hombres que se caracterizaba por ser muy fresco y joven.
“Por aquel entonces, Willy era jefe de la división de cronógrafos de la Swiss Association of Watchmakers. Comprendió que los jóvenes compraban menos cronógrafos porque pensaban que eran un instrumento del pasado, algo que podía relacionarse más con sus abuelos que con ellos. Así que pensó: ‘Mantengamos la misma excelencia técnica, la misma calidad de los movimientos y los materiales, pero mejoremos el carácter divertido y juvenil de la estética’. Así fue como apareció el Top Time con esferas funky, como la famosa “Zorro”. La marca también usó nuevos materiales en el Sprint, como fibra de vidrio en las cajas, y colores como naranja, verde y rojo. Hubo un montón de soluciones e innovaciones de estilo muy pop que la marca decidió aplicar. Esto permitió que el público joven se acercara a un producto que empezaba a estar un poco olvidado”.
Willy y el marketing
“Sin duda, Willy Breitling fue un genio del marketing. La calidad de los anuncios que Breitling hizo desde la década de 1940 no tiene comparación. Por ejemplo, la idea de utilizar el amarillo como color principal de la marca en los años 50 fue una genialidad. Willy entendió que en un mundo en el que la publicidad todavía se hacía mayoritariamente en blanco y negro, o en el que las firmas de lujo usaban colores muy establecidos, la única manera de dejar claro a los clientes que Breitling era una opción muy distintiva era asociarla a un color muy específico. Aunque al principio los distribuidores no estaban muy convencidos del amarillo, porque pensaban que no era lo suficientemente lujoso, luego comprendieron que se convertiría en el sello de la marca. Y lo sigue siendo 70 años después.
“Creo que las decisiones de Willy en materia de publicidad siempre fueron vanguardistas. En el caso del Top Time, decidió presentarlo en la muñeca de una nueva generación sporty. Vemos a personas corriendo coches, conduciendo motos, navegando barcos. En esos anuncios hay tanto mujeres como hombres, para comercializarlo como un reloj verdaderamente unisex. O, por ejemplo, jugó con una de las tendencias artísticas de la época: hay un anuncio de Breitling que recuerda al Op-Art. Realmente quería que la firma fuera fresca, divertida y funky, de una manera que alinea a la Breitling de los años 60 con la actual. Lo más interesante para mí, cuando me incorporé a la empresa, fue ver lo fiel que es la Breitling de hoy a la de Willy. Somos plenamente coherentes con nuestro pasado”.
El Proyecto 99
“Lo interesante para mí no es el hecho de que fuéramos o no los primeros (en presentar un cronógrafo automático), porque existe el debate sobre si fue Breitling o un competidor. Y fue una cuestión de días. Además, ¿quién es el primero? ¿El que lanza un prototipo o el que lanza un reloj real? Es una pregunta sin respuesta. Sin embargo, lo realmente interesante desde una perspectiva histórica sobre la aventura del Proyecto 99, como se le llamó, y el surgimiento del cronógrafo automático Chronomatic en 1969 es que nació de un proceso colectivo en el que Willy Breitling decidió asociarse con sus competidores.
“Primero fue con Jack Heuer, pero después fue con Hamilton-Buren y Dubois-Depraz como fabricante de movimientos. Esta idea de unir fuerzas con los competidores para hacer algo más grande que lo que puedes lograr tú solo, es notable aún hoy. Nos enseña una gran lección y hace que Breitling sea coherente con la historia de la relojería suiza, que siempre ha sido una industria colectiva. Nunca ha habido un fabricante único. Ha habido distintos fabricantes de piezas que luego se unen en el taller de ensamblaje para crear el reloj. La idea de trabajar en equipo para lograr un resultado mayor es muy positiva. Estamos muy orgullosos de contarla y por eso es uno de los capítulos de la exposición itinerante”.
Breitling, James Breitling
“El santo grial de Breitling es una pieza que estoy buscando con mucha intensidad, pero aún no la encuentro. Es el reloj que llevaba Sean Connery como James Bond en Thunderball (1965), el Top Time Ref. 2002, que en la película tenía un contador Geiger que le permitía descubrir cargas nucleares. Al parecer, reapareció hace unos años en un mercado de pulgas del Reino Unido. La persona que lo compró tuvo suerte, pero ahora no sabemos dónde está. Para mí sería definitivamente nuestro santo grial”.
Construir el patrimonio
“Cuando llegué a Breitling, me encontré con una colección de relojes históricos muy sólida. Pero ha habido una gran actividad de adquisiciones. Hasta ahora hemos adquirido más de 200 piezas en poco más de un año. Además, creamos un proceso para que cada reloj que se adquiera sea revisado por tres personas de distintos departamentos y con competencias diferentes para asegurarnos de que tenemos la visión más completa posible. Si se multiplica un proceso tan complejo –que la mayoría de las veces incluye pujar en subastas o negociar con compradores– por más de 200 piezas, se entiende la cantidad de trabajo que hay detrás de esta acción. También creamos nuevas salas dedicadas al archivo y la colección en nuestra sede. Hemos digitalizado la mayor parte del archivo para que las demás áreas puedan acceder a él”.