De la mano de Juan Carlos Suárez –su CEO desde principios de 2024 y, antes de eso, un veterano de 15 años en Audemars Piguet–, Berger atraviesa un proceso interno para ampliar su éxito más allá de la tercera generación. Suárez destaca la apertura y la confianza que ha encontrado en una familia de personas “leales, con ganas de crecer, humildes, capaces de reconocer sus debilidades y sus fortalezas, y de entender cuándo necesitan ayuda para seguir avanzando. Ese proceso de autoconciencia a nivel empresarial es el mejor semillero para crecer”.
Tiempo de Relojes: Antes de integrarte a Berger, ¿cómo veías la empresa desde fuera?
Juan Carlos Suárez: La veía como un referente en el mercado latinoamericano y, sobre todo, de México. Es una empresa familiar que valora profundamente la lealtad, el servicio personalizado y el respeto a los acuerdos y las relaciones, tanto con los socios comerciales como con los clientes.
Momento de crecer
Tiempo de Relojes: Llegaste para profesionalizar la estructura de Berger, un negocio familiar de mucha tradición. ¿Cómo ha sido el proceso?
Juan Carlos Suárez: Berger, como muchas empresas familiares exitosas, enfrenta el reto de profesionalizarse y asegurar su continuidad. Esto se vuelve especialmente importante al llegar a la cuarta generación, que no vivió de cerca la fundación, el esfuerzo y los sacrificios de quienes iniciaron la compañía. Por ello, esos desafíos se vuelven más relevantes.
Desde que Berger me invitó a ser el primer CEO fuera de la familia, hemos trabajado intensamente en crear áreas y departamentos que antes no existían, y garantizar que tengan procesos sólidos. Pasamos de 120 a 200 empleados y de 10 a 15 puntos de venta. Además de atraer talento, buscamos retenerlo mediante procesos de onboarding, capacitación y plataformas internas que permiten al personal interactuar con sus herramientas de nómina, formación y retroalimentación. También hemos ampliado y mejorado el taller de joyería, y estamos trabajando en mejorar el taller de relojería.
En las empresas familiares estos procesos toman tiempo. Es así porque llega un momento en el que la familia debe distinguir entre las responsabilidades corporativas y operativas, y aquellas en las que cada uno se siente más cómodo y donde su talento se desarrolla mejor. La mayoría de la familia se ha inclinado más por el contacto con los clientes finales. Esto ha dado la oportunidad a que talento nuevo llegue y ocupe posiciones más operativas o administrativas. Es un momento súper interesante para la compañía.
Tiempo de Relojes: ¿Cómo ha sido el involucramiento de la familia Berger en este proceso?
Juan Carlos Suárez: Su involucramiento ha sido al 100%. La familia Berger recibe feedback con una humildad excepcional y busca entender cada oportunidad y cada riesgo. Me dan la libertad para tomar decisiones y me apoyan plenamente, algo que no es común en compañías familiares. Para mí es un honor y una enorme responsabilidad, pues recibir las llaves de la empresa implica asumir tanto los éxitos como los riesgos.
“Para asegurar la continuidad, debemos asumir la responsabilidad que implica ser guardianes del legado de Berger”.
Juan Carlos Suárez
Los miembros de la familia que están en la operación diaria han entendido la necesidad del cambio y la importancia de la profesionalización. Para asegurar la continuidad, debemos asumir la responsabilidad que implica ser guardianes del legado. Parte del proceso es concientizarlos de que, aunque se apelliden Berger, la empresa es una entidad propia y hay que cuidarla para la siguiente generación.
“Debemos jugar juntos”
Tiempo de Relojes: ¿Cómo defines el momento actual de la relojería en México?
Juan Carlos Suárez: Para México, es un momento de oportunidades, pero también de mucha responsabilidad y cautela. Los actores deben entender que esto es un microcosmos donde el éxito depende de la colaboración y la participación de todos, no de esfuerzos individuales que no contribuyan al crecimiento de la industria. Debemos jugar juntos.
No podremos seguir celebrando buenos años si no respetamos, por ejemplo, la estrategia geográfica que ha sido clave: cada joyero trabajando con su base de clientes en su zona. Si ese microcosmos empieza a moverse de forma individual, los efectos pueden ser irreversibles. No somos Hong Kong, no tenemos 10 puntos de venta en 500 metros. Nuestro mercado depende del equilibrio, del respeto estratégico entre joyeros, de la palabra y la hermandad. Los clientes valoran que el joyero respete los tratos, represente bien a las marcas y entienda que vender un producto va mucho más allá del precio.
“Nuestro mercado depende del equilibrio, del respeto estratégico entre joyeros, de la palabra y la hermandad”
Juan Carlos Suárez
En cuanto a la demanda, en México hemos llegado a una normalización. Para nosotros, 2024 fue un gran año, incluso récord, y 2025 va mejor que 2024. Cerraremos con buenos números, no en doble dígito —tampoco es nuestra estrategia—, pero sí mejor que 2024, lo cual ya es significativamente superior a años anteriores. Pero sabemos que lo que hagamos en 2025 con nuestros clientes, nuestro producto, nuestra relación con las marcas y la protección del brand equity —nuestro y de las firmas— influirá en el éxito de la industria en 2026 y 2027.
Invito a las marcas a unirse a este proceso, porque no es solo trabajo de los joyeros. Los siguientes dos años dependerán en gran medida de 2025. Y creo que los efectos de este periodo son más inciertos a futuro que para el mismo 2025, en el que el sector ve de forma positiva a México. El 2025 creo que cerrará bien, pero los próximos años me generan curiosidad.
Controlar la oferta y el servicio
Tiempo de Relojes: ¿Esa curiosidad viene más por el comportamiento del mercado interno que por factores externos?
Juan Carlos Suárez: Correcto. Del mercado externo no podemos proteger ni controlar mucho. México sigue siendo, dentro de Latinoamérica, quizá el mercado con mayor potencial. Porque el cliente mexicano entiende el valor de lo bien hecho y, entre más exclusivo y menos común sea, más atractivo le resulta. Eso favorece a toda la industria del lujo.
Me preocupa que, como industria local, nos desesperemos y no comprendamos que solo seguiremos ganando si seguimos construyendo la percepción de valor del cliente final. Eso incluye todo: el servicio, la representación de las marcas, cómo vendemos, dónde están localizadas, cuánta disponibilidad de producto existe. Es un esfuerzo conjunto de joyeros, del mercado secundario, del cliente final y, sobre todo, de las marcas.
En parte, los buenos resultados en México han llevado a que algunas marcas intenten aprovechar la oportunidad. Pero creo que más producto y más puntos de venta no son la solución. Más oferta no significa más demanda; al contrario, puede afectarla mucho y deteriorar la percepción del precio final. Para conservar el valor y seguir disfrutando la normalización de precios y demanda, debemos controlar la oferta y el servicio, y eso aplica a nivel mundial.
“No toda aparente oportunidad es una oportunidad real a nivel de negocio, y no toda oportunidad actual va a tener un efecto positivo en el futuro”
Juan Carlos Suárez
En el ámbito local, la distribución es lo que podemos gestionar. Invitaría a las marcas a considerar esto como parte de su responsabilidad. No toda aparente oportunidad es una oportunidad real a nivel de negocio, y no toda oportunidad actual va a tener un efecto positivo en el futuro. Debemos ser muy cautelosos en las decisiones.
Un compromiso de 107 años
Tiempo de Relojes: ¿Cuál es o debe ser la reacción de Berger en este contexto?
Juan Carlos Suárez: Nuestro mensaje más importante es que 107 años de historia no se construyeron ayer. La continuidad de lo que hacemos determinará la certeza del futuro. Hay decisiones que no podemos controlar, como las aperturas que una firma decida hacer; ese es su derecho. Por nuestro lado, seguimos apoyando a las marcas que nos apoyan y que apoyan al mercado. Para nosotros, las marcas nicho, artesanales, más pequeñas e independientes continúan siendo una prioridad, y eso se verá reflejado con la apertura de nuevas boutiques en los próximos meses.
Tenemos también el proyecto de una Casa Berger, un club para nuestros clientes by invitation only, donde puedan tener experiencias relacionadas con arte, relojería, joyería, puros o catas. Además, abriremos una boutique de Richard Mille en junio de 2026, la primera en México y quizás la más grande de Latinoamérica, con 500 metros cuadrados. También estamos en conversaciones para abrir otras boutiques en Masaryk como parte de nuestra estrategia de mercado.
“El éxito no es una promesa hecha en un papel ni un proyecto momentáneo: se demuestra con compromiso, trabajo, fidelidad, servicio y tiempo”
Juan Carlos Suárez
La renovación de nuestra boutique de Masaryk es solo parte del proceso. Seguiremos ofreciendo el mejor servicio posible. Creo que algunas marcas entenderán, quizá pronto, que abrir más puntos de venta en un espacio tan reducido es una estrategia a corto plazo muy riesgosa. Eventualmente verán que el éxito no es una promesa hecha en un papel ni un proyecto momentáneo: se demuestra con compromiso, trabajo, fidelidad, servicio y tiempo.
Nuestra responsabilidad es dar el mensaje de que aquí estamos. Seguimos ofreciendo el mejor servicio, seguimos siendo fieles a la industria del lujo, y esto es algo que hemos construido durante 107 años. No nació de la noche a la mañana ni es superficial; es real, y nuestros clientes lo entienden.