Fue en 1978 cuando el reloj Arceau vio la luz del día por primera vez. Desde entonces, esta ha sido una pieza decididamente novedosa: tanto por ser obra de una casa de moda como por su diseño que, aunque tiene destellos clásicos, presenta un elemento poco tradicional que simultáneamente revela parte de la historia de Hermès. Con una caja redonda, este reloj posee asas asimétricas. Mientras que el asa inferior abraza casi misteriosamente la correa, en la parte superior, esta se desliza sobre un asa curvada que emula la forma de un estribo, recordando así la herencia ecuestre de la maison.
Mucho ha pasado desde entonces, pero la silueta inconfundible del Hermès Arceau se ha mantenido casi intacta. No obstante, con cada reinterpretación, la historia de este reloj asimétrico se fortalece. Este es el caso de la nueva referencia: un modelo que retoma los códigos estéticos de sus predecesores, pues todo está ahí: la atención al detalle, la precisión de los acabados y la elegancia en su aspecto final.
El debutante Hermès Arceau Robe Légère, limitado a una edición de 24 ejemplares, materializa la historia de la casa a través de la tan apreciada silueta creada por Henri d’Origny. En esta ocasión el reloj llega con una caja de 38 milímetros fabricada a base de oro blanco, con cubierta de cristal de zafiro. Además, el brillo de 71 diamantes decoran el bisel.
Esfera con esmalte paillonné
La atención se centra en la carátula frontal de color azul marino, la cual es producto de la técnica artesanal de esmalte paillonné. Se trata de un antiguo método empleado principalmente en la alta joyería y la alta relojería. Este consiste en la aplicación de diminutas láminas de metal, llamadas paillones —en este caso se emplearon pequeños trozos de plata—, entre capas de esmalte que finalmente aportan un efecto brillante con relieve contrastante.
Sobre esa suntuosa base azulada se exhibe el protagonista de la pieza y cuya inspiración da nombre al reloj. Es la silueta de un caballo formado con flores la que embellece la esfera del modelo. Este no es un motivo nuevo para Hermès, en realidad, es una reinterpretación del motivo ecuestre en el pañuelo Robe Légère, diseñado por el artista francés Théo de Gueltzl.
Oficio artesanal
A diferencia de aquel accesorio de seda, en el que el colorido es foco de atención, en esta iteración, una tonalidad plateada es suficiente. Para dar vida a la obra de Gueltzl en la esfera de 38 mm, se ha aplicado a mano una base oscura de esmalte, sobre la que se fijan los pallones en capas superpuestas, cada una horneada individualmente.
En el interior del Hermès Arceau Robe Légère late el movimiento de manufactura Hermès H1912, un calibre de cuerda automática fabricado en Suiza que ofrece una reserva de marcha de hasta 50 horas y que permite la indicación de horas y minutos. Para completar el juego, una correa de aligátor azul, confeccionada con el savoir-faire marroquinero de la casa, se une a la inconfundible caja asimétrica.
Un engaste brillante, técnicas de esmaltado artesanales y la precisión de un movimiento de manufactura resultan en una pieza que denota la visión que Hermès posee de la relojería: la de crear relojes que más allá de solo cumplir una función —indicar la hora—, son motivo de emoción, artilugios de belleza admirable que dan pie a nuevas historias.