Su madre, una florista que alguna vez fue una conejita mesera en un Playboy Club, y su padre, un estilista de mujeres, se conocieron en el Cuerpo de Marines de Estados Unidos, donde ambos sirvieron. Se mudaron a Nueva Jersey, donde en 1962 nació él, John Francis Bongiovi Jr., que años después cambió su nombre a Jon Bon Jovi. Sí, el líder de la banda de rock formada en 1983 que ha vendido más de 130 millones de discos y tocado en miles de conciertos alrededor del mundo. Y que sigue vigente gracias al lanzamiento de Forever, su 16º álbum, y del documental Thank You, Goodnight: The Bon Jovi Story, ambos en 2024.
En la relojería, el 40º aniversario de Bon Jovi, el primer LP del grupo presentado en 1984, inspiró el Tourbillon Skelet Red Gold – Bon Jovi, una roquerísima pieza única que la respetada manufactura Jaquet Droz creó para él siguiendo sus indicaciones.
La historia de Jon Bon Jovi siempre me ha parecido la de un all american boy bendecido –por su talento y determinación, eso sí– con un éxito descomunal. Su crianza, sin mayores sobresaltos, fue la típica de la clase media estadounidense en un lugar como Nueva Jersey, con adoración por el béisbol, el futbol americano y, en su caso, por la música. “Nací en la época en que John Kennedy era el presidente de Estados Unidos, y por lo tanto, el sueño americano estaba vivo y bien”, dijo en una entrevista. “Viví en un lugar maravilloso, muy obrero, pero de clase media. Ninguno de mis mejores amigos buscaba tener estudios superiores. Era la fábrica o el ejército”.
La tierra prometida
Para él fue una guitarra eléctrica seguida de los grupos que formó desde adolescente y con los que actuaba en clubes de Nueva Jersey. Una vez, su banda The Atlantic City Expressway estaba tocando “The Promised Land”, la canción de Bruce Springsteen, cuando el ‘Jefe’ en carne y hueso se subió a cantar con él. “Era un chico de 17 años y de repente estoy compartiendo el micrófono en el escenario con la mayor estrella del rock de Nueva Jersey. Tenía arcoíris y unicornios en la cabeza, como en un viaje de ácido, porque ahora había visto el mundo en color”.
Aún pasarían varios años para que lo que posiblemente Springsteen vio en ese chavito explotara. La chispa la encendió “Runaway”, una canción de Jon que se hizo famosa con The All Star Review, otra de sus agrupaciones. Luego creó Bon Jovi, que se consagró en 1986 con Slippery When Wet e himnos de la década como “You Give Love a Bad Name”, “Wanted Dead or Alive” y “Livin’ on a Prayer”.
Ojalá hubiera disfrutado más del éxito, pero alguien tiene que mantener la banda unida
Sin embargo, nuestro all american boy se mantuvo ecuánime en medio del huracán de sexo, drogas y rock and roll. “Si todo depende de que yo cante, me voy a la cama antes que los demás. Ojalá hubiera disfrutado más del éxito, pero alguien tiene que ser el quarterback del equipo para mantener a la banda unida”, confesó recientemente a The Guardian.
El quarterback, por supuesto, un personaje que le queda perfecto. ¿O a qué otra cosa podría haber aspirado un buen chico americano que lleva 35 años de casado, hace obras de beneficencia e, incluso, hace poco evitó que una mujer se suicidara saltando de un puente? A un reloj suizo creado solo para él, obviamente.