Entre el silencio y la sinfonía
Tiempo de Relojes #142 INVIERNO 2025
Tiempos de paradojas. Por un lado, nuestras secciones Alert y Coordenadas documentan un minimalismo espiritual y funcional que parece responder al deseo de que la calma y el silencio se radicalizan. Pero al mismo tiempo, las grandes casas históricas están volviendo a elevar la creatividad con uber piezas de gran complicación sonora —¿ven lo de las paradojas?— que demuestran que la innovación técnica nunca se detuvo, solo estaba esperando el momento correcto para regresar con contundencia. Aunque personalmente creo que quieren recordar que aquí estamos frente a los relojeros-monjes independientes que no paran de acaparar la atención de los coleccionistas. La Grande Double Sonnerie de Blancpain con su única doble melodía sonora y el Chopard L.U.C Grand Strike lo demuestran. Entre ambos suman más de 30 patentes nuevas. Eso dice algo sobre el regreso de la innovación verdadera, no de la cosmética a base de carátulas con piedras exóticas. William Massena, de Massena Lab, pionero en rescatar las colaboraciones en la relojería de hoy, que se ha extendido como tendencia, lo advierte con claridad: “Necesitamos más equilibrio e innovación”. Y la industria parece estar escuchando. Hacemos un repaso al último SIAR donde los CEOs de las principales casas coinciden en que el Salón y México son un laboratorio perfecto para saber qué puede funcionar en otros mercados. No es halago de ocasión, es reconocimiento estratégico. La pasión, el riesgo y el gran conocimiento que los coleccionistas que vienen al SIAR demuestran convierten cada edición en un termómetro infalible. Las marcas no presentan aquí para cumplir protocolo, sino para validar si una pieza tiene futuro en otros mercados. El SIAR se va llenando cada vez más de influencers y celebridades que antes no ponían atención al reloj y eso es una buena señal. Significa que la conversación se amplía, que el círculo deja de ser endogámico, que la relojería avanza para ser parte de la cultura y no solo un asunto de iniciados. Y que Silicon Valley vaya creciendo su interés en lo que nos apasiona, como explicamos en el reportaje que Andrés Moreno escribe para Business, nos hace pensar que los relojes y la IA se van a entender bien. Veremos cómo afecta la democratización del I+D. Por lo pronto, los magnates tecnológicos que apostaron por lo digital están descubriendo el valor de lo mecánico, de lo que perdura sin actualizaciones de software, de lo que se puede heredar. Es un giro filosófico tanto como comercial. Aquí estamos, entre el minimalismo y la gran complicación, entre el silencio y la sinfonía. La relojería sigue siendo el territorio en el que estos extremos no solo conviven, sino que se necesitan. Y México sigue siendo el lugar donde ambos se entienden mejor. El año 2026 espera. Felices fiestas.