Rolex se ha convertido en un auténtico mecenas y fiel protector de nuestro planeta con innumerables alianzas históricas en la defensa del medioambiente. Es una mirada empírica, libre de prejuicios, donde las intuiciones y sensaciones diversas se van críticamente refutando hasta obtener resultados contrastados por la observación de los hechos. La filosofía de Hans Wilsdorf esconde una mente científica que somete a prueba directa los relojes en el gran campo de experimentación de la naturaleza. Y así se activan los mecanismos más certeros del progreso junto a la protección de un planeta perpetuo. Hoy 8 de junio se celebra el Día de los Océanos.
Rolex fue testigo del abismo cuando el batiscafo de Trieste, comandado por Jacques Piccard y Don Walsh, bajó a las fosas Marianas en 1960 con un Deep Sea Special experimental hasta alcanzar los 10,916 metros. Y la iniciativa Mission Blue de Sylvia Earle es el programa más destacado de la firma en la defensa de los océanos.
Estas expediciones no buscan únicamente la defensa y preservación del ecosistema, sino también un impacto positivo en las comunidades locales. Datos científicos que ayudan a tomar medidas para que los pobladores puedan protegerse frente a los efectos adversos del cambio climático sobre las llamadas “torres de agua” en las regiones montañosas y los propios glaciares, que se han vuelto más vulnerables pero siguen actuando como depósitos naturales gigantes que proporcionan agua a miles de millones de personas en todo el mundo.
Pero la firma llega a los confines del planeta Tierra. La última aventura de Rolex, a través de su iniciativa Perpetual Planet, está destinada a instalar una estación meteorológica en el volcán Tupungato. Un apoyo a la expedición de National Geographic que comenzó en el Everest en 2019 y que hizo historia con el montaje de una red de estaciones en el Techo del Mundo. Situada en la cima del Tupungato, a una altitud de 6,505 metros, servirá para analizar modelos de predicción climática y gestión de recursos hídricos, junto a tres otras estaciones que recopilan datos en la cuenca del Aconcagua y en el otro volcán hermano Tupungatito.
Pioneros en la naturaleza
Esta expedición, codirigida por Gino Casassa, explorador de National Geographic y jefe de la Unidad de Glaciología y Nieves del Ministerio de Obras Públicas chileno, tuvo lugar del 19 de febrero al 5 de marzo y examinó el depósito de agua de la montaña. “Con la instalación de la estación meteorológica más alta de América, los científicos tendrán una ventana a los procesos atmosféricos que tienen lugar en lo más alto de los Andes chilenos”, comentó Baker Perry, climatólogo y profesor de la Appalachian State University de Carolina del Norte (EU) que también codirigió la expedición. “Estas montañas, que constituyen una de las reservas de agua más vulnerables del mundo, proporcionan el suministro esencial de agua corriente a más de 6 millones de habitantes de la zona de Santiago.
La expedición contribuye así a un planeta perpetuo al trascender los límites del descubrimiento científico y la exploración a los picos más altos del planeta”. Un proyecto que daba continuidad a la gran expedición con un equipo de más de 30 miembros que instalaba una red de estaciones meteorológicas automatizadas en el Everest para detectar la conocida como “corriente en chorro subtropical”, un flujo de fuertes vientos que rodean la Tierra a grandes altitudes y son muy complejos de rastrear y analizar.
Planeta Perpetuo
“Mediante nuestra asociación con Rolex para estudiar y explorar los sistemas esenciales para la vida en la Tierra, nuestro objetivo último es valernos de la nueva información y datos recopilados por las expediciones para respaldar y proponer soluciones que reestablezcan el equilibrio de nuestros ecosistemas”, asegura Nicole Alexiev, vicepresidenta de Ciencia e Innovación de la National Geographic Society. Una alianza que la firma relojera ya firmó en 1954. Pero el trabajo de Rolex se remonta mucho más allá que su estrecho vínculo con esta institución científica.
Y hace ya casi un siglo que comenzó con su apoyo a exploradores pioneros en los terrenos más inhóspitos del planeta. Equipó con sus relojes en 1933 a una expedición británica al Everest y, en 1953, a la histórica aventura de sir John Hunt, cuando Edmund Hillary y Tenzing Norgay se convirtieron en los primeros hombres en alcanzar la cima de la imponente montaña. Así tuvo lugar, en homenaje a este logro, el lanzamiento de su reloj Explorer.
Gracias a este programa, lanzado en 2019, Rolex establece un compromiso a largo plazo para apoyar a exploradores en su misión por proteger el medioambiente. El compromiso de la firma suiza es incuestionable con propuestas como los Premios Rolex a la Iniciativa, la colaboración con la National Geographic Society y la destacada iniciativa Mission Blue de Sylvia Earle, entre otros.