A lo largo de la historia destacan incontables mujeres que hicieron cosas extraordinarias, brillando con fuerza propia e irrepetible. Muchas de ellas dejaron huellas inquebrantables, testimonios de fuerza y carácter. Perrelet se aseguró de que la relojería tampoco se olvide a ellas. Por eso, convierte a Cleopatra y Josefina en sus musas.
Doble rotor
Desde que Abraham-Louis Perrelet inventó el reloj automático en 1777, la Maison ha buscado que la energía humana se convierta en vida mecánica. En 1995 llegó su gran revolución: el doble rotor, un mecanismo con dos masas oscilantes sincronizadas que da mayor precisión y carga continua.
Lo que comenzó como innovación técnica, en sus colecciones femeninas se convirtió en un lenguaje visual. Por eso, resaltan los pétalos, abanicos, cascadas… formas que se mueven con cada gesto de la muñeca y convierten el tiempo en un espectáculo vivo.
Dos universos influyentes
Regresemos a la inspiración de esta edición. Cleopatra, última soberana de Egipto, marcó un reinado de avance y transformación sin necesidad de esconderse detrás de ningún hombre. Su figura inspira un abanico central con 30 diamantes y nácar, evocando el lujo de Alejandría.
Josefina, primera esposa de Napoleón Bonaparte y emperatriz de Francia, fue mucho más que la mujer de un emperador. Su influencia política y cultural fue crucial en los primeros años del ascenso napoleónico. Perrelet traduce su huella en una cascada de diamantes que irradia como fuegos artificiales.
Cada colección se presenta en titanio de 36,5 mm, con bisel pulido o engastado, y en cinco carátulas con nombres poéticos: Cleopatra brilla en Perla del Nilo, Azul de Tebas, Rocío de Alejandría, Pluma de pavo real y Kohl Eterno. Josefina resplandece en Perla Imperial, Azul de Sajonia, Seda de los boudoirs, Verde Imperial y Terciopelo de Napoleón.
Reloj-joya muy femenino
Dentro late el calibre de manufactura P-181-H, una creación de cinco años de desarrollo con 100 componentes, 26 rubíes y 42 horas de reserva de marcha. Afuera, brazaletes de titanio que acompañan la monocromía de la carátula. Ligereza, comodidad y lujo en perfecta armonía.