Para la familia Stern, uno de los principales cometidos de Patek Philippe es conservar la tradición de los Métiers d’Art, a los cuales ha dedicado un importante hueco en su colección 175 aniversario. Todas las piezas comparten la ciudad de Ginebra como tema de reproducción.
Todo aniversario es una invitación a volver la vista al pasado y observar cómo éste ha dejado su huella en el presente. No ha sido diferente en el caso de Patek Philippe, firma que siempre ha protegido con orgullo su legado histórico, cuando ha llegado el turno de celebrar el 175 aniversario de su creación. En estos casos, lo habitual es rendir tributo a los predecesores; distinción que ha quedado impecablemente registrada en las piezas conmemorativas. Pero la colección 175 aniversario de Patek Philippe va más allá. Dentro de la historia de la relojería suiza, Ginebra siempre ha desempeñado un papel protagonista. En ella se asentaron los grandes fabricantes y comerciantes que vendían los mecanismos realizados en los tradicionales centros de producción del país. Por otra parte, su condición de ciudad-refugio propicio la acogida en sus calles y talleres de un gran número de artesanos que huían de sus casas por motivos políticos y religiosos. En paralelo a la creciente actividad productora de los valles, Ginebra adquirió una gran fama por los oficios decorativos aplicados en los relojes, como ha quedado reflejado en más de 400 años de trayectoria. Los Métiers d’Art siempre han sido el signo de distinción de la relojería ginebrina. La familia Stern lo sabe y desde hace años ha querido conservar este legado para rendirle la consideración que se merece. Lo ha conseguido reuniendo en su museo la más fabulosa colección privada de este tipo de piezas de cuantas existen en el mundo. También realizando el esfuerzo de mantenerlas vivas mediante la transmisión de los diferentes oficios y, por supuesto, su presencia en el catálogo de la casa.
Las piezas de Métiers d’Art representan la más cercana expresión de la relojería como arte, ya sea por el propio proceso de realización de las mismas o su naturaleza de piezas únicas e irrepetibles. Patek Philippe no ha querido desaprovechar la ocasión del 175 aniversario para reivindicar el papel de los Métiers d’Art a lo largo de su historia y ha incluido nada menos que 40 referencias dentro de esta efímera colección conmemorativa. El número incluye modelos de pulsera, bolsillo y los famosos pendulette, los relojes de mesa realizados por Patek Philippe y que se han convertido en los últimos años en uno de los grandes objetos de deseo de los coleccionistas debido a su escasez y vistosidad estética. Las técnicas elegidas abarcan todas las artes aplicadas que ha logrado mantener activas la manufactura en el presente. Encontramos el grabado de cajas (según Patek Philippe, hoy en día sólo existe en Ginebra una decena de artesanos capaces de practicarlo, cuando en tiempos pasados el número de practicantes superaba los doscientos), cinco técnicas diferentes de esmaltados, y otras artes menos habituales como la marquetería o la grisalla. La variedad de registros y reproducciones es amplia, aunque todas las piezas tienen un elemento en común: la ciudad de Ginebra. Cuadros y grabados procedentes de los museos de la ciudad y de la propia colección privada de Philippe Stern, el gran mentor de esta fabulosa colección. Toda una declaración de amor por parte de Patek Philippe a la ciudad que la vio nacer hace 175 años.
Variedad de técnicas.
1.- Reloj Calatrava de oro blanco (38,6 mm) y movimiento automático Calibre 240. La carátula está decorada con un esmalte cloisonné que abarca una cantidad de 30 a 40 colores diferentes, separados por hilos de oro de 0,05 milímetros de diámetro con un longitud total que varía entre 13 y 25 cmm. Juego de 4 modelos diferentes, todos ellos representando escenas marítimas en el Lago de Ginebra.
2.- También las escenas marítimas son el tema elegido para este set de cuatro relojes Calatrava, con carátulas realizadas en oro blanco grabadas a mano según las técnicas de bajorrelieve a modelé. Caja de oro blanco de 38,6 mm con movimiento automático 240.
3.- 106 piezas, 25 tipos diferentes de maderas y 30 incrustaciones son las cifras de este reloj de bolsillo pieza única en oro rosa cuyo fondo ha sido decorado con una marquetería que reproduce un velero en el Lago de Ginebra. La caja, de 44,1 mm de diámetro, se completa con un grabado a mano en sus laterales.
4.- La obra Partie de plaisir sur le lac, del pintor suizo François Bocion, es el tema elegido para esta delicada obra de arte. La carátula es un esmalte con técnica de técnica de pintura miniatura. Su realización se prolonga durante más de 100 horas, tiempo que incluye hasta 15 pasos de secado en el horno con temperaturas que alcanzan los 800 grados. Caja de oro amarillo de 44,1 mm.