Las nuevas fechas de Baselworld y Watches & Wonders han obligado a las firmas relojeras de LVMH a organizar su propio evento en Dubái en enero. Hublot, junto a Bulgari, TAG Heuer y Zenith, llevaron sus novedades hasta Asia.
Ricardo Guadalupe, que dirige la firma relojera más iconoclasta y atrevida del consorcio acepta que esta ciudad es el lugar idóneo para comenzar esta aventura: “Pensamos que Dubái sería más divertido. Para Hublot representa el 10% de nuestras ventas”.
Recordemos que LVMH compró Hublot en 2008. Actualmente, la firma produce 60 mil relojes al año. En estos años, la casa de Nyon ha resurgido de sus cenizas para erigirse en un emblema del lujo. El lanzamiento del icónico Big Bang en abril de 2005 ha tenido mucho que ver. Fueron los primeros en combinar caucho y oro y no fue mala decisión. Según la firma, el 95% de los guardatiempos que se venden tienen estas correas. Ahora, la empresa que ha labrado su éxito a golpe de talonario aliándose con deportistas de élite como Pelé o Kobe Bryant, artistas y celebridades y que ha sorprendido a los coleccionistas con innovación de materiales, ha dado un paso adelante. Su lanzamiento estrella en Dubái es su Big Bang Integral, el primer reloj de este modelo con brazalete de metal integrado con guiños a crear el clásico que los posicione junto a modelos como el Royal Oak de Audemars Piguet o el Oyster de Rolex.
Hablamos con Ricardo Guadalupe, CEO de Hublot, sobre esto, Dubái, las ferias relojeras, la industria y la competencia. Y un dato que estimula: las cifras del último trimestre de LVMH muestran el éxito de la estrategia Hublot. Junto con Bulgari es la firma de la división de relojería que más ha crecido.
¿40 años de Hublot y el 15 aniversario del Big Bang son el momento de pensar en los clásicos en lugar de en los enfants terribles?
No. Lo que queremos es venir con un producto que sea diferente, que sea fuerte. Hay marcas que han sacado brazaletes integrados y los grandes productos icónicos de la relojería tienen un brazalete metálico. Hoy hay tres grandes productos icónicos que representan el 60% del negocio de los relojes, que son el Oyster de Rolex, el Royal Oak de Audemars Piguet y el Nautilus de Patek.
¿Esos son el 60%?
Sí, y de ese 60%, el 45% será Rolex. Si miras los datos de Vontobel estamos más o menos en eso. Es verdad que Hublot es conocido por la correa de caucho y creo que va a quedar así. Pero yo siempre he querido un brazalete metálico y ha pasado tiempo para conceptualizar ese reloj. Hemos partido del brazalete y después hemos puesto la caja y hemos trabajado lo demás. Aún así es un producto que mantiene su identidad. Estamos en un momento en que pensamos cómo crecer. Tienen que llegar nuevos clientes y hay clientes que quieren el brazalete metálico y nunca comprarán uno de caucho. El mercado y el consumidor final es el que dirá, pero por lo que veo el feedback es excelente.
Habla de la potencia de un Rolex, un Patek… ¿Tiene algo que aprender en este punto de madurez respecto a Rolex? ¿Algo que le inspire?
No, nosotros no queremos competir con Rolex. Lo que me inspira de Rolex es la calidad del producto. Para mí es de lo mejor que se hace actualmente en el mundo. Con Hublot hemos corrido muchos riesgos porque éramos una marca joven que se lo podía permitir, pero hoy la calidad es muy importante y yo quiero estar a un nivel inspirado por Rolex en este sentido. Creo que el consumidor que paga 15 mil o 20 mil dólares tiene que tener un producto perfecto. Hoy somos una manufactura que queremos ser parte de las grandes marcas de la relojería suiza.
Moda, celebridades, deportes, arte, innovación, experiencias, manufactura…¿Le queda mucho más por hacer a Hublot?
Sí, queda mucho por hacer, como reinventar el mecanismo de los movimientos. E integrar el movimiento en el diseño y la estética del reloj. No solo hacer carátulas abiertas para ver el show del movimiento. Hacer complicaciones: un tourbillon o un calendario perpetuo. Esto es un gran trabajo porque cuando hablas de un movimiento, hablas de desarrollos de 5 ó 10 años. Lo hemos hecho con el Hublot Big Bang Meca 10, por ejemplo.
O el MP11 que curva el cristal.
Exacto, pienso que en ese sentido hay cosas que hacer todavía. Que la mecánica empiece a reinventar el diseño del cronógrafo.
He oído que inaugurarán un nuevo edificio.
Estamos terminando el concepto y vamos a empezar a construir el año próximo para que esté listo en 2023. La idea es verticalizar más. No al 100%, pero mucho más. Para tener un precio hay que fabricar 50 ó 60 mil piezas. También queremos integrar la fabricación de los materiales tecnológicos. No hay un know how en Suiza de materiales duros, por ejemplo, como el zafiro. Swatch Group trabaja con la cerámica, pero solo para ellos. Nosotros queremos integrar una fabricación de materiales duros de manera interna, un departamento dedicado a los movimientos, otro dedicado a las cajas, otro al ensamblaje de los relojes. En este sentido también me inspira Rolex.
¿Cómo van a declinar y reflexionar el 40 aniversario de la firma, cómo va a interpretar, desde la rebeldía, el clasicismo con el que empezó Hublot en 1980?
No podemos hablar de los 40 años de modo cronológico porque habría 24 años que se resumen de una manera rápida. Vamos a trabajar sobre el concepto del arte de la fusión, conectar tradición e innovación. Y la primera fusión fue en 1980 con la creación de este reloj clásico de oro amarillo y la correa de caucho. Entonces vamos a trabajar sobre 10 productos icónicos de la marca, los materiales (cerámica, zafiro, Magic Gold y Red Ceramic), los movimientos (Único, Meca 10) y las personalidades. Quiero invitar a Carlo Crocco a Baselworld, a Jean Claude Biver, a Pelé o Usain Bolt, que son embajadores icónicos de la marca. Y después 10 momentos de la marca. También haremos una exposición que estará por todo el mundo después de Baselworld.
Para ser un clásico las marcas necesitan prestar atención a su patrimonio, funcionar en el mercado preowned y para los coleccionistas, tener un ícono coleccionable. ¿Para usted es una prioridad el patrimonio?
Sí, pero los relojes que tienen valor hoy en día son vintage y son relojes que tienen más de 40 años.
No necesariamente.
Los Speedmaster que se venden a precios importantes son los de los años 70.
¿Y el fenómeno del modelo Pepsi de Rolex con un Jubilee que ha duplicado el precio?
Pero eso es más debido a la oferta y la demanda.
Sí, pero el Pepsi no estaba tan cotizado. A partir de ahora es como un icono, pero es porque han trabajado muy bien el pasado y el presente.
Sí, pero nosotros no tenemos relojes vintage y ese es el problema. Los primeros relojes que se hicieron de Hublot eran 90% cuarzo.
A mí me gustaría ver un libro con las versiones que ha hecho Hublot en 15 años.
Tenemos 800 referencias de series limitadas de Hublot desde 2005, pero es un gran trabajo de búsqueda y estoy comprando cada reloj para tenerlos todos en nuestro futuro museo.
En estos 15 años, ¿cuál es la pieza de Hublot más icónica, el que va a valer más?
Es el Big Bang All Black, el primero que hicimos en 2006. Fueron 250 piezas, que se vendieron en ese momento a 15 mil dólares. Hoy se vende sobre 30 ó 40 mil dólares en el mercado, que no se puede decir vintage, pero sí de piezas antiguas de Hublot.
¿Hublot es como la sopa Campbell de Andy Warhol pero en la relojería? Nadie daba nada por ellas cuando se presentaron…
Sí, es un buen ejemplo. Hay piezas que valen más que otras. Son solo algunas piezas, pero tenemos que tenerlas.
Se está desintegrando y polarizando el sector de una forma dramática, muy rápido. ¿Quiénes son los culpables de lo que está pasando?
El mundo está cambiando, la relojería suiza está cambiando, al igual que todas las industrias. Lo digital ha revolucionado nuestro modo de vivir y trabajar y tenemos que adaptarnos. Baselworld, por ejemplo, tiene que evolucionar. No podemos hacer la misma feria de hace 20 años, hay que encontrar las soluciones para ofrecer algo nuevo que sea interesante para las marcas, sin que tampoco cueste cantidades increíbles. Estamos construyendo catedrales para una semana, para hacer venir a nuestros clientes retail que no son los consumidores finales, y la prensa. Si no hay cambios, hay riesgo de que desaparezcan.
¿Tiene algún consejo para Baselworld?
Tenemos que contar con el consumidor final y abrir las marcas a experiencias, a accesos a los productos.
¿Dirán adiós a Baselworld?
Esa decisión no está tomada todavía. No tenemos un contrato firmado que nos una a Baselworld en 2021. Esperamos que vengan con cambios fuertes. Lo bueno es que se han unido con Watches & Wonders pero el problema es las fechas. Para una marca como Hublot es muy importante poder hacer algo ya en enero, porque las novedades representan del 15% al 20% de nuestro negocio anual
¿Qué balance hace de esta primera edición de LVMH Watch Week en Dubái?
Mucha calidad de los periodistas que han venido, procedentes de 200 revistas. Y sobre los clientes, pienso que podría haber más, porque vimos unos 120 y normalmente vemos 400. Hace falta todavía algo igual a nivel de retail. LVMH es un grupo fuerte y a nivel de la división relojera trabajamos con sinergias pragmáticas. No somos competidores, nuestros competidores están fuera.
¿Se incorporará Tiffany en algún momento?
Sí y Louis Vuitton también hace relojes. A nivel de prensa puede ser interesante para ellos. También pueden estar los relojes de Dior y Chaumet.