Louis Vuitton ha entrado al círculo exclusivo de las marcas que llevan la “Poinçon de Genève”. Con esta certificación, una nueva caja, un movimiento tourbillon esqueleto y un grado excepcional de transparencia, el reloj Flying Tourbillon Poinçon de Genève es un gran avance para la relojería de Louis Vuitton. El poderoso impacto minimalista impone su presencia en esta pieza.
Dieciséis meses después de establecerse en el cantón de Ginebra, La Fabrique du Temps Louis Vuitton ha entrado en una nueva era. Por primera vez, un reloj Louis Vuitton lleva la marca de la Poinçon de Genève, la cual puede observarse en la cara del reloj. Esta certificación es un testimonio de la experiencia y habilidades de la relojería de Louis Vuitton. Toma la forma de un delicado reloj esqueleto equipado con un regulador de tourbillon.
Entre las exigencias de este reconocido certificado, el Punzón de Ginebra establece que la superficie de cada componente de un reloj debe estar decorada. Louis Vuitton alimenta esto con su visión moderna, mientras mantiene el más puro de todos los acabados.
La V para la caja del tourbillon a las 6 en punto está pulida en su totalidad y tiene un brillo que parece espejo. Los puentes en la parte trasera del movimiento muestran cepillado satinado horizontal. Todos los puentes en ambas caras están biselados. Sus costados llevan cepillado satinado en su totalidad. Incluso sus lados invisibles, ocultos por otros elementos, son circulares o están terminados a mano por el relojero.
La caja del Flying Tourbillon Poinçon de Genève alterna entre un acabado pulido espejo y un cepillado circular satinado. El contraste entre estas texturas refuerza el sutil juego de volúmenes en su bisel. Ni un solo milímetro cuadrado ha escapado a la meticulosa atención al detalle.
El calibre LV104 fue desarrollado en su totalidad desde cero por La Fabrique du Temps Louis Vuitton. De hecho, el cumplimiento de los criterios de la “Poinçon de Genève” significa diseñar el movimiento de acuerdo con ésta desde el primer componente. Desde esta página en blanco llegaron los movimientos más aéreos jamás diseñados por Louis Vuitton. El calibre esqueleto parece estar suspendido en el aire por fuerzas invisibles, como si flotara dentro de su caja de platino 950.
La estructura esqueleto está arraigada en la cultura de relojería de Louis Vuitton, pero nunca se había llevado tan lejos en cuanto a delgadez. Su meta ha sido alcanzada por medio de la adopción de un enfoque minimalista en su construcción, con únicamente 168 componentes.
La fuerza gráfica del reloj Flying Tourbillon “Poinçon de Genève” está basada en su minimalismo. A las 6 en punto, un tourbillon completamente nuevo hace una rotación en sí mismo cada minuto, a la frecuencia de 21,600 vibraciones por hora. En armonía perfecta con la ligereza del reloj, el tourbillon es volante, es decir, no está sujeto por un puente superior, está apoyado únicamente desde la parte inferior.
Como tal, casi toca el cristal de zafiro y parece proyectar una letra del abecedario hacia el espectador: la V del carro del tourbillon. Cada minuto se sobrepone con el puente inferior del tourbillon, también en forma de V, dando forma a la letra en el aire. La identidad de Louis Vuitton es por lo tanto reafirmada a través de los elementos estructurales y decorativos de este reloj. A las 12 h, un dial descentrado muestra horas y minutos. Es recalcada por una serie de indicadores, que también tienen forma de V.
El cristal es de zafiro ahumado. El barrilete puede distinguirse, lo cual le da a este movimiento de cuerda manual, 80 horas de autonomía. Las ruedas de movimiento están alineadas de forma vertical.
Como la más reciente incorporación a las colecciones Louis Vuitton, la caja de platino es la combinación de un círculo y un cuadrado. Mide 41 mm X 43.7 mm. Con tan solo 9.1 mm de grosor, el reloj Flying Tourbillon “Poinçon de Genève” se amolda de forma natural a las curvas del cuerpo. Lleva correa de piel de cocodrilo azul marino con forro de ternera y hebilla desplegable de oro blanco.