Los peripatéticos reflexionaban y discutían sobre filosofía mientras paseaban. Eran discípulos de Aristóteles, cuyo método para enseñar era a través de caminatas por un jardín junto al templo Apolo Licio, que estaba junto a la escuela peripatética. En griego peripatêín significa dar vueltas. Y parece que Rado quiso emular a la antigua Grecia y a esta corriente filosófica al presentar sus novedades con un paseo en un jardín que también invita a a la introspección. El Jardín de Quetzalcóatl es un espacio ideal para seguir el mantra de la firma de Swatch Group, Feel It.
La propuesta de recorrer el jardín ideado por el arquitecto mexicano Javier Senosiain fue la manera más sensible y sabia de meternos en la piel de Rado. El proyecto de este parque empezó en el 2000 y se ha convertido en un jardín ecológico de regeneración y conexión con la naturaleza. Senosiain ha incorporado la arquitectura a la naturaleza, con un concepto lúdico entre curvas, subidas, bajadas, espirales, rampas y túneles. El concepto orgánico refuerza el espacio como un lugar escultórico.
La calma de Li Edelkoort
Y es así como todo encaja. Después de largos meses de confinamiento, Rado nos conectó a la naturaleza, a la esencia. Todo comenzó en el túnel de bambúes. En forma curva te envuelve y protege. Y al final del túnel, siempre la luz. La primera parada es True Thinline Stillness, un reloj como una página en blanco que nos recuerda que la fuerza se halla en la serenidad. Es un diseño de Li Edelkoort, una prestigiosa cazadora de tendencias holandesa. Con este guardatiempo inusual, la propuesta es que la hora se convierta en un momento deliberadamente contemplativo. “Ser conscientes de que el tiempo está en nuestras manos al mismo tiempo que nos olvidamos de él”, así es como lo describe Li Edelkoort. “Liberarnos del bullicio de nuestras vidas diarias siendo más conscientes por un segundo, valorando la majestuosidad que tiene un minuto y aprovechando la empatía de una hora”. Por supuesto, el reloj es de cerámica blanca de alta tecnología, el material que es el ADN de Rado, irrayable y muy resistente.
Los mejores jardines del mundo
El paseo continúa. Se abren espacios al horizonte, mantos de agua y caminos en forma curva que nos llevan a otra etapa del viaje. Dejamos a la izquierda en pequeño lago con la cabeza de una serpiente que es una cascada. Nos rodean jazmines y no es casual. Allí están tres relojes de la colección True Great Gardens of the World. Una línea que nace de la alianza de Rado con esta organización y que incluye en su lista el Jardín de Quetzalcóatl, el único de Latinoamérica. Caja y brazalete de cerámica de alta tecnología turquesa o negra. Esfera de madreperla en ambos colores. Y en la esfera pequeños jazmines que brillan con los diamantes en los índices horarios.
El tiempo, al desnudo
El recorrido sigue en espiral. Bancos para cobijarse del sol con formas orgánicas y azulejos de colores, plantas endémicas del lugar y estanques con nenúfares que recolectan el agua de la lluvia. Cada vuelta descubre un nuevo paisaje, o el mismo, pero desde otro punto de vista. Llegamos a uno de los pocos rincones donde la construcción afilada sustituye a las curvas. Donde las vistas son un precipicio contemplativo. Y allí hay que parar de nuevo. Aquí también el movimiento de los relojes True Square se desnuda para que conectemos con su interior, para que nos abramos al abismo mecánico. Ahora el reloj es cuadrado, negro o blanco, como el yin y el yang, el equilibrio. Es de cerámica de alta tecnología blanca o negra y es automático, con 80 horas de reserva de marcha.
El toque insólito
El modelo Square también nos depara sorpresas. Hay tres modelos firmados por diseñadores que reinterpretan el icónico diseño. Tej Chauchan firma el amarillo, YoY el negro y FormaFantasma el blanco. El primero se inspiró en en visiones futuristas de la cultura popular, desde películas hasta tipografías, pasando por la teoría del color. Kubrick, Syd Mead, Herb Lubalin… Para YoY, él mismo lo explica: “En nuestro mundo actual, hay distintas cosas que se han digitalizado, incluidos los relojes, y pensamos que podíamos buscar una nueva forma de expresión en este contexto mediante la introducción de elementos digitales en el mundo analógico“. Y FormaFantasma eligió ir a la esencia del material: “No queríamos que la cerámica tuviera un aspecto metálico o se pareciera a algún otro material, sino usarla prácticamente pura. La forma del reloj también es un guiño a los relojes de bolsillo, en los que la tapa suele tener una pequeña abertura que permite consultar la hora de un vistazo”.
Atrevido y femenino
Y concluimos la travesía matutina en el invernadero. Un prisma de colores al que puedes entrar. Un techo de vidrios como caleidoscopio de tonos vívidos se reflejan en la fuente, creando un arcoíris acuático que no puedes dejar de mirar. Es una espiral que asciende hasta encontrar otros diseños de Rado. El primero, una pieza realizada con la carismática diseñadora X Marina Hoermanseder, un Captain Cook femenino y atrevido a la vez. Diamantes, acero con PVD rosa e insertos de cerámica que se complementan con tres correas de cuero intercambiables.
Captain Cook en su hábitat natural
Seguimos ascendiendo y también se eleva la expectativa. Fundidos con el lugar, tres declinaciones de una de las colecciones más emblemática de la firma, Captain Cook. El reloj que nació en 1962 evoluciona en el siglo XXI con nuevos materiales y acabados. Captain Cook Bronze se declina en dos colores, burdeos y verde. Y se combina con el bronce y una correa NATO, que le dan ahora un toque especial, más deportivo. Un estilo para la aventura y la naturaleza. Los índices, los números, las agujas y las marcas con Super-LumiNova® resultan claramente visibles en la oscuridad. Late con el calibre automático 763 de Rado, que ofrece 80 horas de reserva de marcha. Ambos son sumergibles 300 metros.
La línea Captain Cook se completa con una versión inédita con cerámica de alta tecnología. Captain Cook High Tech Ceramic, se lanza por primera vez en cerámica, un material resistente a los arañazos e hipoalergénico. El reloj con esfera esqueletada aloja el calibre R734 con una espiral de Nivachron, un componente que evita que los campos magnéticos afecten a la precisión del reloj.
Y así acaba este paseo por la filosofía de Rado y por un jardín único. El lujo de conectar con la naturaleza, con el diseño y con uno mismo.