Septiembre de 1821 conserva doble efeméride para los amantes de los caballos. Mientras que España no aceptaba los Tratados de Córdoba ni la capitulación que había firmado Juan O’Donojú, Nicolas Rieussec sí dejaba constancia con tinta impresa de un momento histórico. El Ejército Trigarante entraba triunfante a caballo en la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, dando así por finalizada la lucha y firmando al día siguiente el acta de Independencia de México. Y Rieussec puso a prueba el invento de su cronógrafo el 1 de septiembre de 1821 en una carrera de caballos junto al Sena en el Campo de Marte de París. A modo de premonición, la estela de unos caballos a toda velocidad en el escenario parisino del dios de la guerra. Y un sistema de dos contadores concebido para medir los tiempos de los jinetes y dejar constancia precisa con la marca de tinta de un plumín fijo.
Tinta precisa
Contemporáneo de Breguet y Louis Moinet, Nicolas Rieussec llegó a ser relojero del rey francés Luis XVIII, mientras que Breguet lo fue de la Marina Real francesa. Y aunque ya es reconocido Louis Moinet como creador del cronógrafo con su Compteur de Tierces, fue Nicolas Rieussec quien acuñó el término por la capacidad de su máquina de cronometría (chronos, tiempo en griego) de imprimir los registros (graphein, escribir). Y no solo quedaba constancia para el ganador, sino también para todos los caballos participantes. Su ingenioso sistema con el plumín dejaba una marca de tinta negra en los dos contadores giratorios cuando un caballo cruzaba la línea de meta. Unas semanas más tarde de aquella hazaña científica relojera, expuso en la Academia de las Ciencias de París su nuevo invento.
El diseño del reloj es inconfundible y único. Para esta versión, cuenta con las inscripciones Nicolas Rieussec y Homage 200 ans (Homenaje 200 años). Luce con un toque exquisito alrededor gracias a un refinado guilloché filet sauté. La masa oscilante, en el fondo, combina un tono dorado con otra decoración guilloché con motivo grain d’orge y una inscripción con la fecha de su creación y el aire desbocado de aquellos míticos caballos.
Diseño único
El Rieussec es el mejor cronógrafo de Montblanc por la suma de una estética inimitable, su rendimiento técnico y una decoración artesanal de acabados minuciosos que pocas veces se encuentra en otras colecciones de la casa. Y todo realizado bajo el poder del sello Montblanc. Tres características lo hacen especial: monopulsador, uno de los rasgos de la herencia de Minerva que la casa ha querido conservar; contadores giratorios inusuales a las 4 y a las 8 h que requieren una construcción apropiada específica, como la ubicación de la rueda de pilares a las 9 h; y la singularidad de tener las agujas fijas.
Un sistema de cronometría preciso con dos siglos de historia que sigue vivo. La pieza luce los tonos dorados del primer modelo creado por el maestro relojero francés. Una nueva edición que celebra el bicentenario. A horcajadas, como si siguiéramos a galope tendido en una carrera por la soberanía nacional y la autonomía de la total precisión cronométrica.