Como ya conocemos los relojes de hace 25 años, ahora queremos imaginar cómo serán dentro en 2046, cuando Tiempo de Relojes cumpla medio siglo. Se trata de un puro ejercicio tan especulativo como entretenido. Hemos rastreado en el panorama para ver cómo los diseñadores se imaginan ese reloj del futuro y de nuevo el sector demuestra la falta de inquietud inherente a su espíritu conservador. Cualquier empresa electrónica, automovilismo o aviación de tamaño medio se habrá tomado alguna vez la molestia de imaginar cómo será su producto en el futuro. ¿La relojería? Parece más preocupada en ver qué color sustituirá al verde como próxima tendencia. En fin, cuestión de intereses.
Imaginamos que será esa actitud del sector la causante de que las propuestas más interesantes que hemos encontrado nos lleguen de profesionales ajenos al sector. Es el caso Olivier Gamiette, diseñador francés que trabaja en el departamento de concept cars de la casa Peugeot. De formación autodidacta, Gamiette se reconoce en el cualquier niño que dedicaba horas a rellenar cuadernos dibujando coches, solo que en su caso ha logrado hacer de esa pasión su medio de trabajo.
Un ‘outsider’ de la industria
Gamiette llegó a los relojes por casualidad. “Diseñando uno de mis concept car comencé a imaginarme cómo sería el reloj que llevaría su piloto. Primero dibujé un boceto, después vino otro y acabé aficionándome a dibujar relojes salidos de mi imaginación”. Aquel trabajo lo reunió Gamiette en el libro Soon Timepiece Phenomena, disponible para cualquier aficionado al que le gustan los relojes de ensueño.
Ninguno de los relojes diseñados por Gamiette ha pasado de la fase de dibujo virtual, aunque su creador nos comenta que todos poseen una base mecánica lógica que haría posible su fabricación. “Diseño relojes como diseño coches, siempre con una mirada al futuro. Me fascina la idea de crear objetos que aún no existen”, comenta durante la entrevista. “No sé si hago relojes del futuro. En un sector tan tradicional como el relojero puede dar esa impresión. Personalmente creo que son creaciones que hoy ya tendrían su público. No haría falta esperar al futuro para disfrutar de ellos”.
Otro modo de llevar un reloj mecánico
En cualquier caso, su radical visión creativa nos anima a preguntarle cómo imagina que serán los relojes dentro de 25 años. El Gamiette acepta encantado el reto. “Las modas son cíclicas y esa referencia al pasado que tiene la relojería nunca se perderá, así que pienso que los relojes mecánicos siempre tendrán su público. Sin embargo, como el automóvil hoy en día, se me hace difícil imaginar un reloj exclusivamente mecánico en 2046. La conectividad ya no será un tabú y el reloj probablemente será híbrido: tendrá el encanto de la mecánica y ofrecerá funciones específicas bajo demanda. Algún tipo de objeto robótico, eso sería bastante fascinante”.
El análisis de Gamiette parte de una realidad ya admitida incluso por los más feroces defensores de la relojería tradicional. “¿Qué sentido tiene un reloj cuando sabemos en todo momento la hora?”, se pregunta. “¿Seguiremos llamando reloj a lo que llevemos en la muñeca? Creo que es una pregunta de lo más pertinente. ¿No será más bien un asistente inteligente que terminará en la muñeca y, de paso, tomará la apariencia de un reloj?”.
El primer trabajo de Gamiette para Peugeot fue el EX1, un modelo desarrollado en 2010 para celebrar el doscientos aniversario de la firma. Desde entonces, ha participado en el diseño de numerosos concept cars, un recurso poco habitual en relojería. “Los concept cars son muy importantes para el desarrollo de una marca de automóviles”, nos aclara Gamiette. “Son unas excelentes herramientas de comunicación. Las personas nos guiamos por impulsos y nos encanta vaticinar cómo será nuestro futuro. Esto anima a los diseñadores a usar su imaginación sin límite. Además, para las firmas es importante preparar a los clientes sobre los códigos estilísticos que verán muy pronto en la calle”.
Los riesgos de predecir el futuro
Aunque es indudable la importancia que tienen estos concept cars, al lego en la materia le sorprende la gran diferencia entre las prospecciones que nuestros antepasados hicieron del futuro y el presente que nos ha tocado vivir. Para entender esta disonancia enseñamos a Olivier Gamiette una interpretación futurista realizada por Simca en los años cincuenta. Aquella bucólica imagen que tenían los diseñadores de la casa francesa que ver muy poco con los coches que usamos hoy en día. Olivier se ríe ante nuestra ocurrencia. “Siempre es divertido bucear en el pasado y descubrir cómo imaginaban que sería el futuro. Pero las semejanzas entre ese coche imaginado y los actuales son mucho más abundantes de lo que parece a simple vista”.
Extrañados ante esta afirmación sobre un coche en el que no vemos las ruedas, Gamiette explica esta ausencia: “no es que su creador imaginara un coche volador, más bien un deseo de romper con el pasado y proponer visión más moderna de la conducción. Lo mismo podemos decir de su cabina. Su curiosa forma de capullo acristalado es una visión metafórica de un coche más abierto a su entorno, conectado con el exterior. En este aspecto se parece mucho a lo que ofrecen nuestros coches hoy en día”.
Maravillados ante la capacidad de Gamiette para interpretar esas antiguas predicciones, nos lamentamos de la falta de propuestas parecidas en el campo de la relojería. El diseñador entiende esta ausencia y explica la dificultad para ejercer de profeta en los convulsos tiempos en que vivimos. “Adivinar las expectativas de los clientes y proponer nuevos usos de un producto es un ejercicio creativo bastante arriesgado. Vivimos un período crucial con el desarrollo de los coches eléctricos por un lado y los relojes conectados por otro. Son muchos cambios cruciales en poco tiempo, lo que hace más difícil imaginar el futuro sin caer en errores groseros”. Lejos de suponer esto un problema, Gamiette apunta un futuro excitante para los dos sectores que ama tanto: “las cartas están sobre la mesa. Ahora toca ver cómo las jugamos”.