La función worldtimer es ya un clásico en la marca ginebrina desde que Frédérique Constant lanzara el primer Worldtimer Manufacture en 2012. También uno de los relojes más deseados y vendidos de la marca. Este imprescindible celebra su décimo aniversario como icono viajero y fuente de inspiración para su propia colección y para otras como la recuperada Highlife, que ha adoptado la función worldtimer con notable éxito.
Pionera en su rango, la marca creó un calibre desarrollado, producido y ensamblado internamente. El FC-718, de 139 componentes y con un diámetro de 30 mm que permitía controlar la función Worldtimer utilizando la corona. El calibre prescinde de pulsadores y correctores, lo que le confiere un aspecto más estético y una mayor facilidad de uso.
Lujo asequible
El nuevo Classics Worldtimer Manufacture cumple con los tres requisitos de todos sus predecesores y piedra angular de la filosofía de la casa. Es una complicación útil, un movimiento in house que se mantiene como producto de lujo asequible (su precio está entre 4,000 euros en acero y 17,000 en oro) y es fácil de usar.
La complicación worldtimer permite leer de forma instantánea la hora exacta en las 24 zonas horarias de referencia, con la ventaja de la indicación inmediata de aquellas que se encuentran en la noche o el día. El calibre automático FC-718 con 38 horas de reserva de marcha es también un ejemplo de sencillez, ya que todas sus indicaciones se ajustan únicamente con la corona gracias a un ingenioso sistema de tres muescas.
En la primera posición, da cuerda al reloj; en la segunda, ajusta la fecha (arriba) y la ciudad de referencia (abajo); por último, en la tercera ajusta la hora de la indicación central. Un calibre en el que la marca demuestra su pericia, adquirida durante más de 15 años ensamblando sus propios movimientos en su manufactura de Ginebra.
Su diseño permite cruzar los husos horarios sin tener que preocuparse por la lectura de la hora. La hora local (mediante las agujas centrales) y la hora de referencia (mediante el realce giratorio) se sincronizan automáticamente entre sí.
La diferencia entre día y noche también es sencilla. Los tonos de un mismo realce lo indican naturalmente, mediante dos segmentos consecutivos de 12 horas, frente a las localidades de referencia correspondientes.
Las nuevas versiones están revestidas de un azul profundo que representa los océanos del planisferio central, ejecutado en relieve y en blanco con índices luminiscentes. A las 6 horas, la fecha se indica mediante una aguja dentro de una esfera de rayos de sol con un fino guilloché.
La primera versión es una edición de solo 88 piezas, en una caja de 42 mm en oro rosa de 18 quilates. La segunda, realizada en acero, está limitada a 1,888 ejemplares. Ambas se acompañan de una correa de piel de aligátor azul marino con cierre desplegable adornado con el sello de la manufactura Frédérique Constant.
El Classics Worldtimer Manufacture es ante todo una creación de diseño moderno y atemporal. Una invitación a viajar tras haber atravesado los últimos diez años sin más modificación que el color. Y para enriquecer la colección con versiones en azul, como la actual, en marrón (2017), gris (2019) o verde (2018) tras el lanzamiento del primer modelo, que es la versión más discreta y clasicista. Esta adoptó una esfera plateada con elementos en azul.
Y es que el diseño de este modelo es, al igual que el del resto de las colecciones de la casa, eminentemente clásico y equilibrado, sin ostentaciones, pero con un toque que lo identifica sobre el conjunto de los relojes clásicos suizos.
2019. Un mapamundi de color gris oscuro grabado sobre la esfera y las 24 ciudades indicadas en el borde externo. Indicación de fecha mediante una aguja a las 6 horas.
2020. Por primera vez en caja de oro rosa de 18 quilates. Edición limitada de 88 unidades. Esfera azul y gris antracita con continentes en relieve. Las 12 horas diurnas en rojo y las nocturnas en gris.
Esta función, junto con la del calendario completo, es la más apreciada por la casa ginebrina. Entre muchos otros atributos particulares, tiene una gran herencia viajera alentada por sus propios creadores: Aletta y Peter Stas. De origen holandés, Peter Stas estudió en Harvard, en Estados Unidos, antes de continuar su carrera en Hong Kong, junto con su esposa Aletta Stas-Bax.
En 1997, la pareja de emprendedores deja Hong Kong para instalarse en Suiza. Ahí se dedican exclusivamente al desarrollo de la firma que hoy es manufactura integrada, y que forma parte hoy del Grupo Citizen.
FICHA TÉCNICA
Frédérique Constant Classics Worldtimer Manufacture