Es un asunto de tiempo. La cuenta atrás inicia y las posibilidades de salvar el mundo de la invasión alienígena y la destrucción humana son cada vez más remotas. La acción se apodera del espectador en Independence Day, Contraataque, que se estrena mañana viernes. El protagonista, Jake Morrison, interpretado por Liam Hemsworth, pilota una nave en medio de la destrucción. Solo se siente seguro porque en su muñeca lleva un reloj Hamilton Khaki X-Wind Auto Chrono. Un guardatiempo con tintes militares que lo ayuda en su cruzada mesiánica para rescatar a la humanidad. Un primer plano del actor mirando el primer cronógrafo con calculadora de ángulo de deriva, una función que permite al piloto calcular y registrar con precisión los vientos cruzados durante su viaje, hace que todo el público mantenga en su retina el objeto que salvará al mundo.
Pero alguien se fijó en el impresionante impacto del cine a la hora de publicitar los mejores modelos. Ese alguien se llama Jean-Claude Biver, conocido como el mago del marketing en la industria relojera, y se convirtió en uno de los pioneros de lo que hoy se conoce como product placement. En el caso de Biver, hoy jefe de la división de relojería de LVMH y CEO de TAG Heuer, la marca a posicionar era Omega y el medio para lograrlo las nuevas entregas del agente 007. Así que desde 1995, cuando Pierce Brosnan se puso en la piel de Bond, en GoldenEye, Rolex se cambió por Omega. El agente más famoso del planeta se plantó un Seamaster con brazalete de acero. La buena relación Omega-Bond continúa hasta la actualidad. En la última cinta, Spectre, el Bond interpretado por Daniel Craig lleva el nuevo Seamaster 300 Special Edition Spectre que soporta campos magnéticos de 15,000 Gauss sin inmutarse. Una herramienta de defensa tan eficaz como un arma, por lo menos publicitaria.
Si seguimos indagando hay más presencia de relojes en el cine de la que pudiéramos imaginar. O por lo menos, actores convertidos en embajadores tácitos de algunos modelos que han quedado inmortalizados para la historia. Es el caso de Paul Newman y un modelo de Rolex Daytona. O la alianza de Ursula Andress con Piaget. Los ejemplos recientes abundan más todavía. La premiada Gravity del mexicano Alfonso Cuarón incluyó un Omega Speedmaster en la muñeca de George Clooney.
Texto: Yolanda Ruiz