Texto: Carlos Alonso
Ser una firma franco-suiza y tener ascendencia hispano-latinoamericana como ciudadano francés tiene sus ventajas. Pero la transversalidad cultural en Bell & Ross viene de origen.
Relojes cuadrados con el mismo poder de seducción desde hace dos décadas que sus piezas redondas; de inspiración militar pero destinados a gentlemen urbanos; con acento técnico pero rodeados de emociones por tierra, mar y aire, y siempre con un intencionado gesto estético y hedonista, como sus propietarios.
Ha hecho falta que bajara la marea en el sector relojero para saber quién traía puesto el traje de baño y Bell & Ross sorprendió en el pasado Baselworld con una de las paletas más propositivas y coherentes de la actualidad, sin desviarse de sus principios esenciales.
Relojes como el Vintage Steel Heritage que funcionan como un sport-elegant a la moda, liberado de la rigidez de los iconos de los años 70 con su pátina envejecida en las indicaciones, están tan meditados que cuesta encontrarles una crítica.
O la colección BR03-92 Diver que consolida la difícil tarea de forjar, en su segundo año, un poderoso nuevo referente entre los relojes de inmersión a pesar de ser cuadrado.
O el tercer año de la alianza con Renault Sport Formula One Team con una colección R.S.18 aún más evolucionada en todo sus desafíos.
O los BR-X1 Skeleton Tourbillon Sapphire, tres deslumbrantes piezas únicas de alto impacto, dos de las cuales se venden en la e-boutique de Bell & Ross y en Mr. Porter.
Lo funcional y lo estético, lo deportivo y la haute horlogerie, lo hi-tech y lo life-style, el estilo retro y los canales digitales… El arte de hibridar universos múltiples.
“No importa que la economía esté bien o mal, que la relojería viva un momento de transformación. Lo importante es que sepas lo que eres y a dónde vas”.
El CEO Carlos Rosillo resume en esta idea meridiana lo que sus nuevos productos expresan muy bien y él atribuye a la doble cultura: el aperturismo y la diversidad que vertebra una firma de doble liderazgo, Bruno Belamich (Bell) y Carlos Rosillo (Ross).
Y ante un entorno de arenas movedizas, ni una duda sobre el futuro: “El reloj tiene una cosa mágica y es que encapsula el tiempo que es un concepto fundamental para el ser humano”, resume Rosillo mientras en su iPhone suena Get Lucky de Daft Punk en versión de Pharrell Williams.