Laurent Ferrier representa como pocas marcas toda la grandeza y limitaciones de la Alta Relojería de autor. Desde su creación en 2009 nos ha brindado a los aficionados obras de impecable valor técnico y estético. Es fácil caer rendido ante la majestuosidad artística de la maison la primera vez que tienes una de sus piezas en tus manos. Y no somos los únicos: el jurado del Grand Prix d’Horlogerie de Genève así lo ha reconocido hasta tres veces. La primera de ellas nada menos que con su primer reloj. Y, sin embargo.
Sin embargo, Laurent Ferrier ha mantenido un perfil discreto en sus ya doce años de presencia en el mercado. Una razón lógica son las propias limitaciones técnicas y financieras las que impiden desde el principio dirigirse a un gran público. Esta exclusividad de la firma ha venido refrendándose durante años con una serie de piezas pensadas para esos “pocos afortunados” que gustan (y pueden permitirse) piezas de autor de gusto clásico. Superada la frescura inicial que siempre poseen todas las firmas recién llegadas, ¿qué posibilidades de desarrollo tenía Laurent Ferrier para mantener la atención del público entre conocidos y recién llegados? El nuevo Sport Auto nos da una buena idea de la estrategia actual de esta exclusiva casa.
El crecimiento como meta
“2021 fue un buen año para Laurent Ferrier. Nuestra producción alcanzó alrededor de 280 piezas. Fue un aumento importante respecto a los ejercicios anteriores”, nos explica Charles Marin, responsable de Laurent Ferrier para América, con motivo del lanzamiento del Sport Auto. Este crecimiento de Laurent Ferrier ha traído como primera consecuencia un mayor protagonismo de la marca en Estados Unidos, primer mercado de la casa en estos momentos. “Por primera vez en nuestra historia, Laurent Ferrier ha conseguido vender más de 100 relojes en América del Norte”.
Para Marin, hay un momento crucial en este objetivo de crecimiento de la casa. “Sin duda fue el lanzamiento del modelo Origin en 2020. Este ha sido un modelo que ha gustado a todos nuestros clientes, con independencia de su edad. El mayor volumen de ventas de Origin también ha sido muy apreciado por nuestros socios comerciales”.
El reciente Sport Auto viene a confirmar la nueva estrategia de Laurent Ferrier. Con este modelo comparte una misma estrategia conceptual de reloj “accesible”, siempre dentro de los parámetros de la casa. Sin embargo, los seguidores de Laurent Ferrier ya habrán reconocido en las formas del Sport Auto un flamante antecesor en la historia reciente de la firma.
Un fugaz superdeportivo
Hasta hace tres años, Laurent Ferrier era reconocido en el mundo coleccionista por el elevadísimo nivel técnico de sus maquinarias y la estética clásica de sus referencias. Estos dos rasgos fundamentales de sus creaciones tenían una explicación lógica: como maestro relojero, Laurent Ferrier había trabajado casi cuarenta años para Patek Philippe. La gran casa ginebrina imprime carácter y es lógico que cualquier persona que pase tanto tiempo bajo su manto comparta un modo similar de entender la Alta Relojería.
Los movimientos de Laurent Ferrier siempre han sido extraordinarios. Que el primer reloj que lanzara la firma fuera un tourbillon sin duda fue toda una declaración de intenciones. Incluso Ferrier decidió escoger un camino diferente cuando llegó el momento de centrarse en los mecanismos más simples. Por ejemplo, no dudó en incorporar el escape natural, un tipo de escape inventado por Abraham-Louis Breguet a comienzos del siglo XIX y que usó en unos pocos cronómetros marinos. Esta exclusividad técnica, unido al excelente acabado de todos los mecanismos, ha servido para que Laurent Ferrier se ganase una merecida fama entre los aficionados más exigentes.
El Tourbillon Grand Sport de 2019 compartía esta exuberancia técnica con el atractivo añadido de apostar por un diseño deportivo, inédito hasta entonces en el catálogo de Laurent Ferrier. El Tourbillon Grand Sport adaptaba la peculiar forma barril de modelos como el Galet a la particular idiosincrasia de la Alta Relojería de lujo. No faltaba tampoco la tendencia del momento: un brazalete integrado en la caja, ya fuera acompañado de una correa de caucho o la pulsera metálica.
Era evidente la aspiración de Laurent Ferrier de competir con propuestas similares del mercado como el Royal Oak de Audemars Piguet o el Nautilus de Patek Philippe. Y sin duda que consiguió el objetivo, aunque dentro de los límites naturales que imponía un producto de estas características. Al fin y al cabo, el Tourbillon Grand Sport se comercializó con un precio de 172.000 francos suizos (sin impuestos) para un reloj construido íntegramente en acero. Casi nada. Tan impresionante como fugaz, el Tourbillon Grand Sport está hoy en día fuera del catálogo de Laurent Ferrier.
La propuesta más terrenal
El Sport Auto toma ahora el relevo. De manera resumida, diremos que es una versión terrenal del Tourbillon Grand Sport. En muchos sentidos.
Lo es el plano externo. Precioso en la muñeca, el Tourbillon Grand Sport se iba hasta los 44 milímetros de cada lado, con un brazalete que prolongaba la forma de la caja hasta acabar abrazando la muñeca. Imponente y pesado, como buen reloj fabricado íntegramente en acero. En su lugar, el Sport Auto es más pequeño y fino. Su diámetro apenas alcanza 41.5 milímetros, mientras la altura se queda en 12.70. Además, el reloj está fabricado íntegramente en titanio de grado 5, bastante más ligero que el acero. Estos cambios dan como resultado un reloj mucho más práctico para el día a día, cómodo de llevar y de combinar con cualquier look casual.
El apartado mecánico también responde al pretendido objetivo de hacer de Laurent Ferrier una firma un poco más asequible. La manufactura ha estrenado un nuevo calibre. Se trata del LF 270.01. Aquí no hay rastro de tourbillon o gran complicación alguna. El LF 270.01 es un movimiento moderno, equipado con un sistema automático de carga mediante micro-rotor y que, a diferencia de las primeras referencias de Laurent Ferrier, monta el escape suizo.
Según afirman en la firma, el escape suizo es más resistente que el escape natural y, por tanto, una opción más interesante para un reloj deportivo como este. Sin desmerecer esta opinión, su simplicidad también conlleva que sea un movimiento más fácil de fabricar. Esta simplicidad tiene su efecto en el precio final del reloj. Ya vimos una estrategia parecida en el mencionado Origin. El reloj que, como nos recordaba antes Charles Marin, ha hecho posible el aumento de volumen de producción de Laurent Ferrier.
A la estela de los ganadores
Hay una bonita historia detrás de la creación del Sport Auto. Además de reputado relojero, Laurent Ferrier fue un más que destacado piloto de carreras en su juventud.
Y de los buenos. Corrió, entre otras carreras, la edición 1979 de las 24 Horas de Le Mans. Le acompañó en su aventura su fiel amigo François Sérvanin. Y no lo hicieron nada mal. Quedaron terceros de su categoría, por detrás de otro piloto aficionado de nombre… Paul Newman. Aquellos dos amigos comenzarían treinta años más tarde la aventura de crear la marca Laurent Ferrier.
El nombre de Sport Auto hace referencia a este origen automovilístico de la manufactura, sin olvidar su vínculo con la carga automática del calibre. Más allá de su origen, ¿qué consigue Laurent Ferrier con una pieza como el Sport Auto?
Echemos cuentas. Tenemos un reloj con caja de forma perfectamente ejecutada y un calibre de altísimo nivel técnico que contrasta con el espíritu deportivo del reloj. Más detalles como la carátula azul, el brazalete integrado, sin olvidar el pasado del fundador de la marca, nos derivan de manera inevitable al Nautilus de Patek Philippe. La comparación es de lo más pertinente y en muchos casos el Sport Auto sale incluso ganando. Por ejemplo, su exclusividad y apego a una figura creativa más cercana ayudan a crear un vínculo personal más fuerte con el reloj que muchas veces se echa en falta en las referencias de los grandes nombres.
Hasta ahora existía el problema del precio, a menudo desmedido en el caso de Laurent Ferrier. El Sport Auto corrige este problema con un precio de 46,000 francos suizos, antes de impuestos. Toda una apuesta ganadora.
Un presente optimista
La estrategia de Laurent Ferrier con productos como Origin y Sport Auto queda clara. En su caso, más que un aumento de la demanda, la viabilidad pasa por aumentar la producción. El futuro de la casa pasa por una mayor presencia en los mercados internacionales. También México, por supuesto. “México es el mercado número de 1 de la Alta Relojería en América Latina”, recalca Charles Marin. “Aquí hay una gran cultura relojera que existe desde hace siglos”.
En cualquier, un aumento significativo de la producción es por ahora inviable. Según Marin, se trata de una simple cuestión de límites físicos. “Nos falta personal y espacio en el taller para ampliar o incluso doblar nuestra tirada. Se puede intentar, pero ¿dónde queda entonces la exclusividad de la marca? ¿Seríamos capaces de mantener el mismo nivel de calidad de nuestro trabajo artesanal?”. Son valores que el propio Marin reconoce son buscados por los clientes de Laurent Ferrier.
El mercado de segunda mano como síntoma
Un interés que también queda reflejado en el mercado de subastas y piezas de segunda mano, donde Laurent Ferrier ha aumentado su reconocimiento en los últimos años. “Hoy en día, muchas pequeñas marcas independientes están teniendo un gran éxito en esta área de negocio”, apunta Charles Marin. “Sin duda es una recompensa a un trabajo bien hecho. También es verdad que el creciente interés por estas marcas tiene se debe en parte a la imposibilidad de los coleccionistas de conseguir relojes de las firmas más buscadas”. El mercado está tan saturado que muchos de ellos han comenzado a fijarse en marcas a las cuales no habían prestado atención antes.
Mención aparte para casos tan excepcionales como Only Watch. En la edición celebrada el año, Laurent Ferrier participó con una pieza única realizado en acero y acompañada de una carátula verde aguamarina. El reloj alcanzó un precio final de 160,000 francos suizos, cuando partía de un precio estimado máximo de 39,000 francos suizos. “Only Watch es un caso especial. Hablamos de una obra de caridad donde los precios no reflejan necesariamente la realidad del mercado. Hay que tener en cuenta la generosidad de los compradores”. En cualquier caso, la apreciación de las referencias de Laurent Ferrier es evidente. Solo hay visitar páginas especializadas como A Collected Man para comprobarlo.
FICHA TÉCNICA
LAURENT FERRIER SPORT AUTO