Esta historia, como todas las relacionadas con la aviación, comienza en la colina de Kill Devill, Carolina del Norte. La madrugada del 17 de diciembre de 1903, Orville Wright operó una máquina llamada Flyer que se mantuvo 12 segundos sobre el suelo, tiempo en el que recorrió una distancia de 36 metros. A su lado corría su hermano Wilbur. Ese nimio instante pasó a la historia como el primer vuelo propulsado y controlado totalmente por manos humanas.
Más 100 años después, el avance de la aeronáutica ha alcanzado niveles que a los Wright les parecerían materia de ciencia-ficción. La relojería ha jugado un papel importante en esta vibrante evolución desde aquellos pioneros hasta hoy y los dos campos se han retroalimentado sin parar, a veces desde el punto de vista técnico y sin duda como un referente estético.
La firma ya tenía un camino andado en la producción de relojes-herramienta para buzos profesionales, policías de élite, astronautas y, claro, pilotos. Pero el BR 01 fue un éxito mayúsculo y permitió que la casa experimentara con la tendencia retro, una de las más importantes de los últimos años.
Los últimos lanzamientos son el BR V2-92 y el BR V2-94 Steel Heritage. El primero tiene funciones de horas, minutos, segundos y fecha, mientras que el otro es un cronógrafo con pequeño segundero y fecha.
En ambos la caja de acero pulido y satinado tiene bisel giratorio con aro de aluminio anodizado negro y graduación de 60 minutos. La corona cuenta con protector y el diámetro de 41 milímetros los hace muy funcionales y cómodos. Están disponibles con correa de caucho negro o brazalete de acero.
Sí, su look es vintage, pero antes de que pienses para qué otro vintage, no se trata de nostalgia barata, sino de un bello homenaje a los instrumentos de aviación de los años sesenta hecho por una marca con códigos de modernidad. Con todas estas cualidades, ¿te resistirías a manejar las nuevas naves de Bell & Ross? Nosotros tampoco.