En la más reciente edición de LVMH Watch Week, Louis Vuitton presentó no solo un modelo sino toda una colección del Tambour Taiko Spin Time. Oda a la cultura japonesa por medio de las formas del tambor ceremonial taiko, las seis piezas lanzadas (de 39.5 y 42.5 mm) son una fusión de artesanía, simbolismo y tecnología relojera de vanguardia.
Un diseño que late al ritmo del taiko
Desde el primer vistazo, el Tambour Taiko Spin Time captura la esencia del taiko, un instrumento que ha sido testigo de rituales sagrados y festivales vibrantes a lo largo de los siglos. La caja, fiel a la emblemática forma Tambour, adopta sus curvas redondeadas mientras que las carátulas son una obra de arte en sí mismas.
Pero la verdadera magia reside en la función Spin Time, presentada por la Maison en 2009. El sistema fue concebido como una reinterpretación moderna y lúdica de las horas saltantes, inspirándose en los paneles de horarios de aeropuertos y estaciones. A diferencia de los sistemas tradicionales, que utilizan discos o manecillas, esta complicación permite que pequeños cubos tridimensionales giren en la carátula, indicando la hora con una coreografía fascinante. Y ahora, el Tambour Taiko Spin Time celebra esta historia con un enfoque donde la referencia al taiko no es casual. Porque como el tambor japonés, este reloj —en todas sus variantes— se mueve al compás de una precisión impecable, combinando arte, técnica y cultura.
“Sin el Spin Time, no habríamos emprendido el desafío de entrar en la alta relojería de esta manera y, en consecuencia, no habríamos integrado La Fabrique du Temps, lo cual fue un momento fundacional para nuestra relojería”.
—Jean Arnault, director de relojería de Louis Vuitton.
Innovación técnica con raíces profundas
Cuatro modelos del Tambour Taiko Spin Time son impulsados por el calibre LFT ST13.01, desarrollado en La Fabrique du Temps siguiendo los códigos establecidos por el calibre LFT023 hecho para el rediseño del Tambour en 2023. Este movimiento automático combina precisión suiza con creatividad, garantizando que los cubos giratorios de las horas funcionen con impecable sincronización tanto en el Tambour Taiko Spin Time como en el Tambour Taiko Spin Time Air. Sin embargo, en el caso del Tambour Taiko Spin Time Antipode y el Tambour Taiko Spin Time Flying Tourbillon, otros calibres cubren sus necesidades.
En el espectacular Antipode late el Cal. LFT ST12.01, que brinda energía a una función hasta ahora inédita en la relojería. Aquí, una manecilla convencional señala los minutos mientras el puntero amarillo se encarga de las horas. Por su parte, el horario mundial se lee por medio de los 12 cubos que rodean el mapa. Cada uno de ellos muestra el tiempo en dos ciudades, cada una de las cuales está separada de la otra por exactamente 12 zonas horarias. Es decir, ¡son antípodas! Por si eso fuera poco, el color de fondo de cada ciudad indica si es de día o de noche, así que la lectura resulta en extremo sencilla. Sin duda, esta es una de las formas más ingeniosas en las que hemos visto un World Time.
Pero regresando a los calibres de la colección, el segundo en poseer uno distinto es el Flying Tourbillon. Una amalgama de las ambiciones de Louis Vuitton en el que podemos disfrutar la modernidad de los cubos “flotantes” del Spin Time Air con la belleza clásica de un tourbillon volante en posición central. Una pieza magnífica que para usar el calibre LFT ST05.01 exigió una labor de reingeniería. Para conseguirlo, además de reorganizar el tren de engranajes, la manecilla de los minutos tuvo que reubicarse abajo y alrededor del tourbillon.
El futuro del Tambour Taiko Spin Time
Estos lanzamientos marcan un nuevo capítulo en la historia de Louis Vuitton en la alta relojería. La colección no solo celebra el legado del Spin Time, sino que también amplía sus posibilidades con ediciones limitadas que incluyen complicaciones. Es así que más que estar frente a nuevos relojes, estamos ante una declaración de intenciones. Con cada giro de los cubos del Spin Time, Louis Vuitton demuestra que el tiempo es más que un concepto lineal. Puede ser una experiencia inmersiva, un recordatorio de la belleza de la innovación y un símbolo del diálogo constante entre el pasado y el futuro.