Poco a poco, el panorama relojero sigue recuperando la normalidad. Entre los eventos que han vuelto a celebrarse está la esperada Exposición de Rare Handcrafts Patek Philippe. Se trata de un evento excepcional donde la firma reúne sus piezas con las técnicas artesanales que la manufactura lleva perfeccionando desde sus inicios. Dada su condición de obra artística, todos estos relojes se realizan como piezas únicas.
La edición de este año tenía un componente especial. Al anularse el evento del año pasado, la dirección de la firma tomó la decisión de postergar su presentación hasta que la situación sanitaria estuviera más estabilizada. Esta ocasión ha llegado por fin esta primavera, momento que ha sido aprovechado por la firma para sumar a las piezas del año pasado todas las referencias preparadas para el 2021. En resumen, una enorme colección de más de setenta referencias de diferentes formatos y técnicas artísticas que se han podido ver en los Salones de Ginebra desde el 16 al 26 de junio. Ya están disponibles para aquellos afortunados que pueden hacerse con una de estas obras únicas en el mundo.
La naturaleza como inspiración
Como marca la tradición, la exposición Rare Handcrafts ha recogido una importante muestra de relojes de bolsillo. Los artesanos de Patek Philippe aplican en ellos un gran número de artes aplicadas tanto en sus carátulas como en los amplios fondos de sus cajas. Diferentes tipos de esmaltes, grabados, marquetería y damasquinado son algunas de las técnicas que hemos disfrutado este año. La naturaleza en sus diferentes expresiones ha sido la temática más común en la mayoría de las piezas.
Un ejemplo perfecto de esta temática es el Lago Blanco. En su fondo encontramos una reproducción del Mont Blanc visto desde el lago Blanco, cerca de Chamonix. En este reloj se han combinado la técnica de grabado en mano con el esmalte cloisonnée en el fondo de su caja de oro amarillo. La carátula presenta un elegante acabado de esmalte blanco opaco sobre una base de oro amarillo.
Una técnica completamente diferente es la marquetería. Entre las piezas que la incluyen descubrimos el exuberante Tapicería Aubusson con su paleta de verdes, recreación de estas increíbles piezas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El fondo de la caja de este reloj de oro amarillo acoge una delicada marquetería con 150 incrustaciones de 38 clases diferentes de madera. La rodea un esmalte guilloché de tonos verdes. Al igual que todos los relojes de bolsillo de la exposición, esta pieza viene acompañada de un soporte de oro que permite disfrutar de la visión completa del reloj.
Arte relojero recuperado
No han faltado tampoco a la cita ginebrina los famosos relojes de mesa de la firma. Conocidos como Dome Clocks, son una rareza en la industria relojera actual. Patek Philippe ha sido la única firma que se ha atrevido a seguir fabricándolos. En palabras del propio Thierry Stern, mantener los Dome Clocks ha sido un empeño personal de su padre incluso en los tiempos en los que estos relojes apenas tenían demanda en el mercado. Por suerte para la firma, la demanda de los Dome Clocks ha crecido tanto en los últimos años que la firma solo puede satisfacer una pieza por cada veinte solicitudes recibidas.
Los Dome Clocks son interesantes desde el punto de vista artístico al disponer de un enorme espacio de trabajo para que fluya la libertad creativa del maestro. Este año hemos podido conocer piezas tan especiales como el Jazz. Elaborado con la técnica cloisonnée, las diferentes partes del reloj acogen la dinámica escena de un concierto de jazz. Está dibujada mediante el uso de 18.3 metros de finísimo hilo de oro de 0,15 milímetros de grosor. Los espacios dejados por el dibujo del hilo han sido rellenados con esmalte de 48 tonalidades cromáticas.
Otro reloj de mesa que ha llamado la atención de los visitantes ha sido “Mucha, Las Artes”. Como su nombre indica, este Dome Clock es una recreación de una de las obras más míticas del artista checo Alfons Mucha, uno de los grandes nombres de la corriente artística Art Nouveau de principios del siglo XX. Las diferentes partes del reloj reproducen cuatro de las figuras que Mucha dibujó como representación alegórica de las diferentes artes. Una pieza que deja ver la habilidad de los artesanos de la casa para reproducir la obra del genial pintor.
Homenaje al arte abstracto
No han faltado en la exposición de Ginebra una suculenta selección de relojes de pulsera con las diferentes técnicas artísticas que Patek Philippe viene usando desde hace décadas. Aunque no también encontramos las piezas figurativas de carácter más tradicional, la edición de este año ha venido marcada por el aumento de los relojes de temática abstracta, con mención especial a las creaciones inspiradas en las corrientes vanguardistas del siglo XX.
Entre los relojes presentados merece la pena destacar los dos bellísimos Ellipse 70. La imponente carátula de este reloj de forma elíptica sirve de lienzo para dos reproducciones de estilo Op-art. Éste fue un movimiento muy popular en las décadas de los años setenta donde los artistas experimentaban con el uso del color y las formas básicas para crear representaciones visuales fuera del ámbito de la realidad. Su representante más conocido fue el pintor húngaro Victor Vasarely, cuyo estilo geométrico es muy visible en el modelo de tonos verdes. Igual de impresionante es el modelo de tonalidades naranjas, en cuya carátula encontramos las figuras abstractas que poblaron los cuadros de Paul Klee.
A medio camino de los estilos figurativo y abstracto se encuentra la elegante serie Bancos de Pesca, un conjunto de tres relojes Calatrava con carátula esmalte Grand Feu, donde un poblado banco de peces es el motivo elegido para crear una escena llena de color.
Estos son solo algunas muestras de la impresionante colección de piezas únicas que ha presentado Patek Philippe y que la firma pone a disposición de cualquier aficionado que desee tener una verdadera obra de arte.