¿Qué tiene que ocurrir para que un reloj se convierta en un mito? Por ejemplo, que pasen veinte años de su creación y que aún mantenga el espíritu innovador e iconoclasta que alumbró su nacimiento. Esta premisa se cumple de manera deslumbrante en el Ulysse Nardin Freak, reloj que todavía fascina al que se acerca a él por vez primera, produciéndole el mismo asombro que sus primeros testigos en 2001. Podemos incidir en su historia para ‘normalizarlo’. Ulysse Nardin Freak S reinventa el mito
Contar que fue una creación original de Carole Forestier-Kasapi inspirada por el carrusel del danés Bahne Bonniksen; que en su desarrollo participó el mismísimo Ludwig Oechslin, o que el Freak fue el primer reloj comercializado que incorporaba tecnología de silicio. Podemos hacerlo, pero todos estos datos no borrarán esa primera impresión que nos viene a la cabeza cuando lo vemos: ¿cómo es posible que este reloj funcione?
Fascinación mecánica
Esta mezcla de extrañeza y fascinación es la misma que quiere recuperar Ulysse Nardin con el reciente lanzamiento de la edición Freak S. Para ello ha recurrido a una combinación de vínculos estético-emocionales con el Freak original, aderezada con un espectacular despliegue tecnológico que sitúa al reloj en un nivel definitivamente superior. Centrados en esta parte técnica, el Freak S mantiene la disposición carrusel. Para ello se ha colocado todo el movimiento del reloj en un soporte en movimiento constante y que completa una vuelta completa a la carátula cada hora.
El mecanismo, además de cumplir su función original, sirve de aguja indicadora de minutos. Solo que en esta ocasión el órgano regulador ha sido sustituido por un doble juego de volantes de silicio de gran tamaño, cada uno de ellos colocados en un plano inclinado de 20 grados y conectados entre sí por un diferencial vertical. El reloj gana aún más en vivo, con los dos volantes desplazándose simultáneamente con una cadencia de 2.5 hercios. En cuanto al sistema de carga, se ha optado por el innovador Grinder, un dispositivo desarrollado por Ulysse Nardin en 2018 para el Freak Vision y que sustituye el tradicional rotor por una placa que transforma en energía cualquier pequeño desplazamiento que tenga la caja.
Nave espacial
La caja del Freak S está realizada en cerámica negra, titanio DLC negro y oro rosa 5N. Las referencias visuales al primer Freak son evidentes, y no solo en su generoso diámetro de 45 milímetros. Ofrece además una hermeticidad hasta 30 metros, una medida bastante razonable. En cuanto a la carátula, decíamos antes que el Freak S recuerda premeditadamente a una nave espacial.
Y qué mejor escenario para exponerla que un disco de aventurina que simula un cielo nocturno estrellado. El Freak S ya sea situado entre las mejores recreaciones que ha hecho Ulysse Nardin del Freak en estos más de sus veinte años de vida, pero no será la última. Porque esta maravilla del siglo XXI aún todo el potencial de seguir sorprendiéndonos en el futuro. La pieza será una de las protagonistas de esta nueva edición de SIAR Summer Experience.