La boutique del Palacio de Hierro Polanco se viste de gala al recibir, en exclusiva, las recientes novedades de Hermès: Slim d’Hermès Mille Fleurs du Mexique y Médor, relojes que representan tanto los valores ancestrales de la casa y el savoir faire relojero.
El primero de ellos, Slim d’Hermès Mille Fleurs du Mexique es un reloj único, no sólo por sus cualidades, sino literalmente: es la única pieza que llegará a México y que completa la edición limitada de cinco relojes que se ha producido para todo el mundo. Este reloj recupera un oficio artístico único. Es por ahora, el único que ha practicado sobre madreperla la técnica de la pintura en miniatura. Así el reloj se convierte en un lienzo digno de museo. Para llevar esto a cabo, el artesano calca primero el motivo sobre el nácar, inspirado en un pañuelo Hermès diseñado por Laetitia Bianchi. Después trabaja a mano cada una de sus líneas, para luego trabajar con la paleta de colores. Sólo con la punta del pincel, se aplica una primera capa, a la que seguirán cerca de otras 20. Finalmente se somete a una temperatura de 90º C para completar el secado.
Las mil flores a las que hace referencia el nombre del reloj, están realizadas en un estilo que imita la tapicería de los siglos XV y XVI. Además, los motivos y detalles son un guiño de Bianchi a su ascendencia mexicana: plumas, flores, hojas y aves aparecen y desaparecen según el ángulo desde el que se aprecia la carátula. La esfera, una auténtica obra de arte, se acopla a una caja de oro blanco moldeada en los talleres de la casa. Fiel a los códigos de la colección Slim, tiene 39 mm de diámetro, al tiempo que mantiene su elegancia con líneas livianas y depuradas. En su interior palpita un corazón de manufactura Hermès H1950. Su correa de piel aligátor, elaborada en los talleres de la casa. La pieza se puede adquirir por poco más de 1,200,000 pesos.
Otro huésped bienvenido a la maison Hermès es Médor. Este modelo tiene como misión reinventar un objeto insignia de la marca: los collares para perro. Y es que aunque parezca increíble, Hermès siempre ha encontrado inspiración en el mejor amigo del hombre. El collar, diseñado en un inicio para las jornadas de caza, no tardó en adaptarse a otros usos, por lo que pronto saltó a la cintura y a las muñecas en forma de pulsera. Los clavos piramidales (conocidos como clavos de París) que revisten este accesorio, fueron evolucionando hasta convertirse en un elemento con el cual la imaginación podía jugar. Hoy, la línea Médor (creada en 1993), ocupa uno de estos clavos para esconder un reloj debajo de su punta.
Este ingenio juguetón está disponible en dos tamaños (16 y 23 mm) y las pirámides pueden encontrarse en oro o o acero, sin engastar o con engaste de diamantes, los cuales decoran las aristas o adornan la superficie. La variedad en los detalles es una de sus máximas características. Cristal zafiro antirreflejante, esfera plateada opalina con cuatro pirámides doradas, hebilla de oro rosa y un sinfín de correas aligátor en distintos colores, son otras de sus características.