La relojería de prestigio activó durante tres días de la semana pasada su aura de ensueño. Pero en esta ocasión lo hizo para asumir también una tarea de compromiso social como uno de los sectores referenciales del mundo del lujo en México.
Del 17 al 19 de octubre, el Salón Internacional Alta Relojería (SIAR), que se celebra en la Ciudad de México desde hace 11 años, reunió a 34 marcas consolidadas o en busca de una oportunidad entre los aficionados nacionales. Asimismo, acudieron 2 mil 400 visitantes, algunas celebridades internacionales como el plusmarquista olímpico Usain Bolt, el artista provocador Alec Monopoly o el modelo Jon Kortajarena, y más de 400 periodistas para conocer de primera mano los últimos lanzamientos en la industria.
Esta pasarela de las horas se ha consolidado como uno de los eventos más esperados del calendario relojero internacional, al que en esta ocasión asistieron más de una decena de directores generales de firmas helvéticas.
Además, por primera vez los invitados pudieron apreciar la exposición de las creaciones nominadas para el Grand Prix d’Horlogerie de Genève, considerados los premios Oscar del sector.
Pero este año, además de novedades, cada día con más ediciones dedicadas a México como señal de madurez del mercado local, la relojería incorporó un objetivo altruista junto con el comercial y cultural.
Por segunda vez, el SIAR cobró el acceso a los espacios de exhibición en el hotel St. Regis para una buena causa. La organización aportó una cantidad equivalente a la recaudada por las entradas y la mayoría de las marcas participantes cedieron un porcentaje anónimo de sus ventas.
Todo ello fue donado a la Cruz Roja Mexicana para un proyecto de reconstrucción que se definirá en breve y que los organizadores del Salón se comprometieron a supervisar hasta que quede concluido.
El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja y la Luna Roja, Peter Maurer, y el presidente de la Cruz Roja Mexicana, Fernando Suinaga, estuvieron presentes en la ceremonia de clausura del SIAR para recibir una donación de 3 millones 020 mil pesos.
Maurer estaba de viaje oficial en México para reunirse con el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, el jueves 19 de octubre cuando se cumplía un mes del terremoto.
Carlos Alonso, director del Salón, resaltó que normalmente la clausura está destinada a celebrar a los mejores relojes del año. “Pero en esta ocasión, la comunidad relojera tiene otras prioridades en un país donde el mercado lleva dos décadas en progresiva consolidación”, aseguró.
Alonso resaltó que en esta cita anual prevalece la idea de que, en ocasiones como las del 19S, las acciones tienen prioridad sobre las palabras y que los dramáticos resultados que dejó el segundo temblor del pasado septiembre no daban margen a dudar entre sumar esfuerzos en las zonas afectadas o sólo recordar a las víctimas.
El mundo de la alta relojería, en su mayoría conformado por empresas suizas, se ha destacado por su espíritu filantrópico. Un ejemplo es la firma Audemars Piguet que a través de su Fundación, presidida por Jasmine Audemars, hija de Jacques-Louis Audemars, contribuye con numerosos proyectos para ayudar a comunidades desfavorecidas en todo el mundo desde 1992. Uno de ellos, en México, fue la protección del legado cultural de la ruta huichol en Zacatecas.
En esta ocasión, la firma de Le Brassus realizó una aportación muy considerable del total de los fondos recaudados por el SIAR y entregados a la Cruz Roja Mexicana.