¿Existe un período determinado de tiempo para calificar a un reloj como indispensable? Las reglas de la industria así lo marcan: una leyenda se construye luego de ver si su envejecimiento es digno y si es capaz de dejar huella o marcar un parteaguas en el universo horológico.
Hace cuatro años, A. Lange & Söhne provocó una pequeña sacudida en la industria gracias a su destreza mecánica, pues fue capaz de combinar por primera vez la parada del segundero para el tourbillon con el dispositivo de ajuste de las agujas Zero-Reset. ¿El nombre del modelo? 1815 Tourbillon.
Ahora, esta pieza de alta precisión es rescatada para presentarse en una edición limitada de 100 ejemplares con una modificación estética: carátula esmaltada blanca. La casa apuesta, como ellos mismos dicen, a unir “el respeto a la tradición artesanal con la mecánica de precisión moderna”.
Al verlo por primera vez, confirmamos el tributo a la artesanía existe: se trata de un reloj elegante, sobrio, con índices tradicionales y una combinación cromática blanco-azul-rojo-negro que complacerá a quienes tienen gusto por la estética clásica, sobre todo la de los relojes de bolsillo creados entre los siglos XIX y XX. El rompimiento moderno viene con la gran abertura a las 6 h, donde podemos observar la complejidad del tourbillon de minuto debajo de un puente negro pulido.
El mecanismo de puesta a cero patentado (Zero-Reset), presentado por primera vez en 1997, se une con la parada del segundero para el tourbillon, lo cual permite detenerlo y ajustarlo de la manera más precisa posible. Si a esto sumamos el calibre de manufactura L102.1, estamos ante una de las creaciones más complejas y de mayor rendimiento para la casa, si no es que la más.
Caja de platino de 39.5 mm, agujas de acero azulado, minutero tipo ferrocarril… vamos, con todos estos elementos no queda más que un solo veredicto: nos encontramos ante uno de esos relojes indispensables para los amantes del tiempo.