La destrucción es, muchas veces, motor de la creación. Así comenzó el universo: un día la materia se condensó en el vacío y explotó violentamente. El resultado fue una ola expansiva que, paradójicamente, no tuvo más remedio que convertirse en vida. Algo similar ocurrió con un joven japonés llamado Kikuo Ibe, quien al ingresar a preparatoria, recibió de manos de su padre un reloj como recompensa a su esfuerzo escolar. Pasados unos meses, la pieza cayó de la muñeca de Kikuo y se reventó en mil pedazos. El suceso llevó al adolescente a ponerse una meta: crear un reloj indestructible. Big Bang.
Así nació el G-Shock, modelo icónico de Casio que en 2018 cumple 35 años de ser todo un fenómeno cultural. ¿Cuál es la clave del éxito de un guardatiempo como éste? La respuesta está en el corazón. Igual que Marcel Proust, autor de ‘En Busca del Tiempo Perdido’, Kikuo Ibe no sólo creó una obra deslumbrante técnicamente, sino dotada de recuerdos y emociones adolescentes, es decir, las pasiones y pulsiones que anidan en nuestra alma para siempre. Su filosofía y modo de ver la vida encantó a otros jóvenes, como Ryusuke Moriai, quien además de convertirse en jefe de diseño de G-Shock, es el aliado perfecto para dar vida a las creaciones de Ibe.
Los dos dragones creativos de Casio charlaron con nosotros del universo G-Shock, cuya historia se podrá ver en una exposición especial en Salón Internacional Alta Relojería México 2018, que se llevará a cabo del 16 al 18 de octubre en el Hotel St. Regis de la capital.
Ibe es un hombre delgado y amable, rayano en la timidez. Su voz suave y tranquila relata los orígenes de su invención. “Pensé que sería un buen reloj para los trabajadores de la construcción por su resistencia a los golpes y caídas. El sistema de absorción y reducción de daño se dio a través del uso de goma, adaptable a cualquier material. Hice un reloj para la clase trabajadora que hoy es parte de la moda y el estilo de los jóvenes. Nunca lo imaginé”, señala entre risas. “Tampoco imaginé dar entrevistas o que los padres de hoy regalarían relojes G-Shock a sus hijos como parte de la tradición de regalar piezas por logros escolares”, finaliza notablemente emocionado, como si el joven Kikuo se asomara entre las palabras.
Siempre concentrado en el G-Shock, Kikuo Ibe ve nuevos retos en el futuro. “Hemos evolucionado mucho a lo largo de los años: agregamos cosas como tecnología GPS, sensores solares, colores nuevos, materiales de vanguardia, un modelo metálico con bluetooth… De todo. Tenemos muchas sorpresas para el año próximo. Por ahora trabajamos en un reloj capaz de resistir todos los retos que plantea el espacio exterior. Es muy complejo conquistar el universo, pero estamos avanzando en ello”. Imaginación sin límites.
¿Quién podría aterrizar las ideas de un soñador como Ibe? Ningún otro más que su fiel escudero, Ryusuke Moriai, encargado de la parte estética del G-Shock. “No me inspiro en ningún otro reloj para mantener la originalidad y el espíritu del reloj intactos. Pienso en dos cosas al diseñar: resistencia y belleza. Debe ser funcional y bonito. A veces tomo inspiración de máquinas y robots, pero siempre me concentro en que esas ideas queden perfectas en un reloj, pues no podemos hacer otra cosa”, comenta respecto a su labor creativa.
Y continúa: “Cuando creamos un nuevo modelo, trabajamos totalmente en equipo. Diseñadores e ingenieros platicamos sobre nuestras ideas, tanto estéticas como de estructura y funcionalidad. Cada uno de nosotros se adapta a las condiciones que tenemos, a lo que cada departamento exige para cumplir nuestros estándares de calidad”.
Dichos estándares son los que han sostenido a G-Shock como uno de los relojes más populares en el mundo. “Viajamos a muchas partes del globo. Vamos a ciudades como Nueva York, París, Londres, Tailandia… Ahí nos fijamos mucho en la moda de cada lugar y la conjuntamos para dar forma a nuevos modelos. Eso es lo que nos hace fuertes. Japón es nuestro primer mercado, pero China, Estados Unidos, Tailandia y México han crecido muchísimo para nosotros. Tenemos piezas caras que funcionan como símbolo de estatus y otras que van más con el estilo de vida urbano. La conjunción de estas cosas nos permite seguir avanzando”.
Y es que a pesar de ser un símbolo de décadas como los ochenta y noventa, G-Shock no pierde actualidad. “Sabemos que antes el reloj solo servía para ver la hora. Ahora los jóvenes lo utilizan como accesorio de moda, así que estamos enfocados en esa parte. Tenemos página de Facebook e Instagram, donde todos pueden aportar ideas y ver nuestros últimos lanzamientos. Me gustaría que en el futuro, cualquier persona pudiera armar su propio G-Shock“.
Porque al final, tanto Ibe como Moriai lo saben: la vida no sirve de nada si no es capaz de generar más vida. La materia creativa del G-Shock continúa su expansión y no pretende parar hasta cubrir el universo y todo lo que en él habita. Contemplemos el resplandor de un reloj tan bello y resistente como mil soles. Seamos parte del momento.