La leyenda del fénix, nacida en Egipto, nos habla de un ave mitológica que cada 500 años es consumida por el fuego para luego resurgir de las cenizas más bella y poderosa que antes. La versión relojera de esta historia bien podría aplicarse al Charming Bird de Jaquet Droz, modelo que desde 2015 aparece periódicamente en edición ultra limitada para aumentar su estatus de leyenda.
Esta creación de Jaquet Droz es el primer reloj de pulsera en la historia que lleva un ave autómata capaz de silbar en medio de la esfera. Dicha cualidad mecánica fue reconocida hace dos años en el Grand Prix d’Horlogerie de Genève, donde el ingenio de Pierre Jaquet-Droz se llevó la categoría de Excelencia Mecánica.
Para la versión 2018 del Charming Bird, la casa lanza dos modelos, uno en oro rosa y otro en oro blanco, ambos con esmalte Grande Feu marfil en la esfera. Los relojes combinan el ingenio relojero con el mecánico y estético, ya que el trabajo de miniaturización extrema y robótica requirió varios años de desarrollo. El resultado es un guardatiempo que consta de dos movimientos independientes: uno para las horas y minutos, y otro para animar al autómata, el cual puede funcionar durante 40 segundos antes de volver a darle cuerda.
Un regulador magnético, conocido como “Magnetic Speed Control”, garantiza la fluidez y el canto del ave. Además, esta tecnología evita el contacto entre las piezas, así como su fricción, con tal de ahorrar desgaste prematuro.
El ave produce por primera vez la melodía a través de la compresión de aire provocada por tres tubos de zafiro, que se libera de forma intermitente mediante un silbato. La figura alada, uno de los símbolos que Jaquet Droz ha adoptado como propios desde hace siglos, ostenta grabados hechos a mano, que se presumen a través del cristal de zafiro. En resumen: un ave mítica que vuela por el cielo de las horas con belleza, gracia y poderío técnico.