Petros Protopapas, Director del Museo Omega. Un personaje que es la viva enciclopedia de Omega. Afable y gran comunicador, visitó de nuevo México y tuvimos ocasión de compartir junto a otros compañeros una entretenida plática. La fiesta del 50º Aniversario del Moonwatch se celebró en México con gran entusiasmo. Y Protopapas nos confesó más secretos de la historia del Speedmaster, así como el posible destino que depara al emblemático guardatiempo.
De las muchas anécdotas en la historia del Speedmaster, ¿cuál podría contarnos hoy como más destacada?
Una de las más agradables. Muchas personas creen que sabíamos que nos estaban probando cuando la NASA estaba haciendo las pruebas, que sería lógico, pero de hecho no lo sabíamos. Jim Ragan, el ingeniero que hizo esas pruebas en 1964 y 1965 en Houston, recibió los relojes de todas las marcas y también nuestras piezas gracias a nuestro agente en Nueva York, pero no teníamos idea que él había hecho ese envío ni que recibó papeles de la NASA. Ni siquiera nuestro agente sabía para qué eran los relojes. Mientras la NASA probaba los relojes, todos ignoraban lo que pasaba.
¿Y cómo se enteraron de que la NASA escogió Omega?
Nadie nos avisó de que el Speedmaster estaba en el espacio. Fue por una revista, básicamente por mirar la prensa. En 1965, la NASA tuvo éxito en hacer el primer paseo espacial con Edward White en la misión Gemini IV. Durante esa misión, Edward White, mientras flotaba en el espacio, traía puesto el Speedmaster porque el reloj ya había superado las pruebas, y las fotos que su colega tomó dentro de la cápsula espacial durante esta caminata espacial fueron usadas por la revista Life. En las fotos de la la legendaria Life, un especial de 12 ó 14 páginas completas a todo color, puedes darte cuenta que White traía puesto un Speedmaster. Así que básicamente alguien en las oficinas principales de Omega en Bienne (Suiza) vio esas fotos y fue así de: “¡Es nuestro reloj!” Entonces iniciaron las llamadas frenéticas de ida y de regreso entre las oficinas de Bienne y nuestro agente en Nueva York para saber qué había pasado. El agente le habló a la NASA y finalmente contactó con Jim Ragan, y su respuesta fue muy simpática en un marcado acento texano: “Bueno, pensé que nunca llamarían” (risas). Realmente no teníamos idea, ahora estamos muy orgullosos.
Tenemos tres ediciones del Moonwatch este año, el Moonshine, la edición de acero y el último en platino con el calibre 321. ¿Cuál prefiere?
Estoy orgulloso de todos, es algo difícil, pero creo que elegiría del relanzamiento del calibre 321. Sin embargo, si tengo que verlo como un historiador con una perspectiva mundial, creo que escogería uno de las ediciones especiales del Apollo 11 y si pudiera comprarlo, escogería el de 18k en oro Moonshine. Es simplemente hermoso, es una declaración fuerte. Es uno de los cronógrafos en oro más hermosos que me encontrado en mi vida y desearía que estuviera en mi muñeca; amo el hecho de que esta edición sea una aleación patentada de oro Moonshine que recrea de manera muy fiel la edición Moonwatch de 1969 que Omega creó para conmemorar, en una cena en Houston, el regreso exitoso de los astronautas del Apollo 11. Este reloj fue creado como un regalo para los astronautas y para la Casa Blanca, para el presidente Nixon y su vicepresidente, que ambos declinaron porque no podían recibir regalos caros. Lo recrearon muy cercano al original y contiene toda la gran tecnología propia que tenemos hoy en día, como nuestro escape Co-Axial y la certificación METAS. Representa posiblemente todo lo que es el Speedmaster en un solo modelo: fina tecnología de ingeniería, el espíritu pionero de Omega y la historia.
¿Es el calibre 321 el movimiento más importante para Omega? ¿Podríamos elegirlo como uno de los más importantes de la historia?
Diría que sí lo es. No soy alguien quien compararía o hablaría mal de algún competidor, especialmente de otras marcas que tienen una gran historia detrás. Pero si tomamos el sentido histórico, literalmente el calibre 321 de Omega es el más importante porque es el que ayudó a la humanidad a medir las horas en la Luna. Y es el calibre que ayudó a los humanos a salvar sus vidas durante la misión Apolo 13. Además, el 321 es un movimiento hermoso con la forma del puente del cronógrafo, su dibujo redondo y el volante. La historia habla por sí misma con este calibre. Se probaron en la NASA tres marcas. Omega tenía el calibre 321 y las otras dos tenían el mismo calibre Valjoux 72. Los coleccionistas saben que este calibre es muy respetado, a la gente le encanta y muchos cronógrafos legendarios lo tienen. Se me ha hecho curioso entender las diferencias técnicas que hicieron que ganara el 321, sus fortalezas sobre el Valjoux 72. Una es cómo el contador de las horas está ingeniado y se integra en el movimiento. Otra diferencia tiene que ver con la sensación distinta de manejar los pulsadores al iniciar, parar o reiniciar el cronógrafo, que tiene que ver con el número de columnas en la rueda del crono. Es una de las partes más difíciles de producir y de crear para un movimiento de cronógrafo. El número de columnas en la rueda tiene que ver con cómo el cronógrafo empieza o se detiene. Si tienes menos columnas, hay un espacio mayor, y esto quiere decir que es un reinicio más duro y no es tan atractivo visualmente al momento de iniciar. Menos espacio quiere decir más columnas y es más difícil de manufacturar, pero se activa fácilmente, es más ágil. No estoy diciendo que sea la razón por la que el movimiento de cronógrafo ganó, pero es probable que fuera una de las razones decisivas porque también contaba la prueba del uso de los astronautas. Los astronautas eran quiénes realmente los iban a usar y se realizaron dos tipos de test, las pruebas técnicas en el laboratorio y las de uso de los astronautas.
¿Qué otra característica pudo ser decisiva?
La metalurgia. Descubrimos que el segundero del cronógrafo del Speedmaster es de una aleación ligeramente diferente del de las manecillas de los otros competidores. Fue una prueba donde fallaron estos competidores y, de hecho, uno de los relojes se detuvo durante una prueba de temperatura. La aguja central de segundos se detuvo mientras corría porque se dobló a causa de la temperatura. El cronógrafo de Omega nunca se detuvo, uno de los detalles más fuertes que Jim Ragan había programado como un requerimiento para esta prueba fue que el reloj podría ir rápido o lento pero lo importante era que, después del examen, regresara a sus características normales y nunca se podía detener. El que se detuviera, estaba descalificado. Los otros dos competidores se detuvieron muchas veces durante las pruebas, pero el cronógrafo de Omega nunca se detuvo. En cuanto terminó la prueba, regresó inmediatamente a sus características normales.
¿Hubo algún momento en el que se consideró otro modelo, además del Speedmaster, para viajar a la Luna?
No que yo sepa. Básicamente porque no fue considerado por Omega. Sólo éramos los proveedores de algo que la NASA necesitaba. A menos que la NASA en algún punto, ya sea los ingenieros o los directores del programa, vengan con nosotros y nos digan lo que necesitan para que consideremos hacer un modelo o algo más. Mientras nadie venga de su lado, el Speedmaster es el modelo elegido porque no necesitan nada más. Intentamos en el final de los sesentas y el principio de los setentas el proyecto especial Alaska. Eran unos prototipos para hacer un mejor reloj espacial, pero como la NASA no los necesitaba y se declinó.
¿Con la tecnología disponible ahora y si la NASA pidiera un nuevo reloj, cómo cree que se vería? ¿Tal vez un smartwatch?
No creo que smartwatch. Personalmente, como Petros, los odio como a mi celular por todos los correos. No estoy seguro de que los electrónicos sean la manera. El futuro de la aeronáutica, sin duda verá nuevos electrónicos y nuevos displays inteligentes que entrarán a la vida cotidiana de los astronautas. Por ejemplo, el display digital que ahora tienes en los coches o en los aviones. Puedes imaginarte un casco. Las agencias están trabajando en pantallas que estén integradas en tu traje, así que ya no hay relojes, pero hay algo muy importante. Mientras más avanza la tecnología, mientras más computadoras automáticas hay, mayor es la importancia de tener un seguro o reserva manual. Si piensas en los escándalos recientes en la industria aérea de ciertas firmas de las cuales no diré su nombre, ves la importancia. La falta de entendimiento de algunas indicaciones electrónicas que puedan fallar, y si no entiendes bien lo que te indican, puedes reaccionar también de una mala manera, y chocar el avión. Lo mismo con un astronauta. Si mi pantalla se apaga o si un rayo impacta a un avión por unos segundos o milisegundos y hace que falle, algo que he visto porque también tengo experiencia aeronáutica, no es agradable. Si tus pantallas fallan, vas a querer ver un reloj mecánico o algo analógico. Creo que un dispositivo mecánico siempre va a ser relevante en la exploración espacial, ya sea que vayas a Marte o por la órbita de la Estación Espacial. Los electrónicos pueden fallar. La ayuda un reloj mecánico siempre va a ser importante. Es posible también que puedas crear movimientos mecánicos con otras funciones.
¿La combinación de lo analógico y lo digital?
Podremos continuar por el camino que va el Speedmaster X3, que también calificó para ir al espacio, el llamado Skywalker que llegó a la Agencia Espacial Rusa. Esta equipa a cada astronauta que viaja a la Estación Espacial con dos tipos de relojes hoy en día. Primero debe ponerse el Moonwatch si debe de ir al espacio exterior a arreglar algo. Es el único reloj que va al espacio exterior. Pero si viajan al espacio y no salen al exterios, a cada uno le dan el Skywalker, una combinación de análogo y digital. Es posible que por ahí vayamos, un híbrido.
La próxima misión puede ser Marte.
Si la NASA nos pide desarrollar un reloj para Marte, te puedo decir que seremos los primeros en hacerlo. La tecnología está ahí. Omega domina los materiales. Fíjate en el metal líquido, que ahora en su mayoría está en los biseles como una decoración. Ahora solo es decorativo. Y seguro recordarán que hubo un nuevo récord en un reloj de buceo hace unos meses. Omega hizo este prototipo del Omega Seamaster que ahora mantiene el récord del reloj de buceo que ha llegado más profundo, superando a los competidores en la Fosa de las Marianas. Fueron solamente unos metros más, pero aún así llegó más profundo. Son ejemplos. Somos una de las marcas mejor preparadas para el futuro en términos de materiales, espíritu e investigación. Suena a marketing, pero en serio no lo es. Estamos muy orgulloso de esto. Podemos soñar con muchas cosas pero al final no sabemos qué necesita la NASA.
¿Cuántos relojes históricos de la colaboración con la NASA han recuperado y tienen en el museo?
Hemos ayudado en un proyecto muy especial con el Instituto Smithsonian en Washington para conservar las piezas originales que tenía la NASA, pero nosotros no las hemos recuperado ya que no le pertenecen a individuos, no son propiedad privada, siempre permanecen como propiedad del gobierno. Después de probar los relojes, la NASA pudo comprar los relojes para los astronautas basados en las calificaciones porque el dinero de quienes pagan impuestos fue usado para comprarlos, por lo que se mantienen en el inventario del gobierno. Cada astronauta, después de cada misión, debía regresar todo el equipo, incluido el reloj, para servicio, limpieza y demás. Cuando terminaron con las misiones del Apollo, los relojes fueron enviados al Smithsonian, así que todos los supervivientes pueden ser encontrados hoy en día en este centro, más unos que este museo ha prestado a otros alrededor de EUA. También tenemos nosotros unas piezas en Omega en préstamo de ellos. En nuestras oficinas centrales, puedes ver 2 relojes reales en que no nos pertenecen. La mayoría están en la bóveda del Smithsonian porque no todos están en exhibición. La NASA adquirió más de 97 piezas y creo que sobreviven unos 80 aproximadamente. Estamos trabajando con ellos para ayudarles a conservar estas piezas para el futuro.
¿Cuántas variaciones existen del Speedmaster desde su primera pieza hasta ahora?
Hay muchas, pero si solo nos concentremos en el Moonwatch, señalaría el primero en 1957, el Speedmaster CK 2915 con asas rectas y la aguja recta. Luego está el siguiente modelo de 1962, el CK 2998, es la segunda generación de Speedmaster, al que llamamos el primero en el espacio porque fue usado de manera privada por algunos astronautas antes de la prueba. Le sigue la tercera generación, el llamado ST por ser de acero, el 105003 todavía con asas rectas pero manecillas blancas como lo tiene el Moonwatch de hoy. En el final del ’63 y principio del ’64, se presenta el Moonwatch que hoy conocemos, que en ese momento era solo el nuevo diseño del Speedmaster con la caja asimétrica, así que ya no fue recto, sino que el lado derecho de la caja es más grueso por protección a los pulsadores y a la corona. En este diseño, los pulsadores están más metidos hacia la caja. Hasta aquí todos los diseños tuvieron el calibre 321. Y tienes la quinta generación en 1968 que todavía tiene la caja del Moonwatch pero con el calibre 861, más la declianación en 1969 que tenía oro. Estas son las seis variaciones del Speedmaster o las generaciones de la familia clásica. Y luego sigue en el 69, el Mark II, y en los setentas el automático: Mark III, Mark IV, Mark 4.5 pero esto se convierte ya en un mundo muy geek. Es muy amplio.
Ahora tras el 50º Aniversario del Moonwatch, ¿cree que Omega puede revalorizarse más en subastas? Creo que el precio más elevado fue el Omega de Elvis en 1.8 millones.
Para ser honestos, parte de mi trabajo es ver las subastas y también organizar si el Museo de Omega participa en alguna y compra relojes. Debemos preguntarle a los coleccionistas, porque es como coleccionar coches, arte, cámaras o lo que sea. Pero considerándolo como coleccionista, no hay un patrón lógico, no te puedo decir el porqué. No creo que haya una lógica detrás de los precios de subastas. Hay algunos artículos que están sobrevalorados y no deberían de estarlo. Como Petros, diría que un cronógrafo que fue a la Luna y que ayudó a poner a la humanidad en la superficie lunar, debería ser el cronógrafo más caro jamás hecho. Por otro lado, no sé si me gustaría que esto pasara porque se podría volver algo inalcanzable y me da gusto que todavía pueda comprar uno. Si ves lo que Omega está haciendo con el marketing y con la manera de trabajar en el departamento de patrimonio, puedes observar un aumento en los precios de subasta, que es algo muy bueno. Pero no creo que debamos volvernos tan elusivos que nos volvamos intocables, porque esto será contraproducente. Me da gusto que todavía pueda comprar uno, porque si los precios siguen así, un día no voy a poder. Cuando compré el Speedmaster Ultraman, no costó casi nada. Estoy muy feliz de tenerlo y si hoy lo quisiera comprar no podría porque ahora va por 30 mil ó 40 mil dólares. Realmente no quiero que el Speedmaster se vuelva algo totalmente inalcanzable.