La investigación juega un papel fundamental en la evolución de la relojería. Además, aporta a las firmas una imagen renovadora de cara a la clientela. Que Audemars Piguet presentara en 1986 el primer reloj automático de pulsera con tourbillon no solo sirvió de acicate al resto de la industria para recuperar el ingenio creado por Abraham-Louis Breguet, sino que permitió a la firma de Le Brassus volver al exclusivo grupo de manufacturas punteras.
Desde aquel modelo, AP ha mantenido firme su gran inventiva y rigor técnico. Sin embargo, este caudal creativo muchas veces corre el riesgo de quedar en una teoría que nunca llega a la práctica. Es decir, la expectación que despierta un mecanismo ‘concept’ se ve defraudada cuando su salida al mercado se demora o no se produce nunca.
AP ha evitado este problema dentro de su programa RD desde el momento que los concept que son presentados bajo esta denominación han tenido su traducción comercial al año siguiente de ser presentados. Ocurrió con el RD#1 y su revolucionario sistema de sonería y ha vuelto a pasar con la segunda referencia de la serie.
Recordemos que este reloj fue presentado el año pasado con la atractiva etiqueta del calendario perpetuo automático más delgado del mundo gracias a su caja de 6.3 mm de grosor. Esta proeza ha sido posible al cambiar la habitual arquitectura de este tipo de calibres.
En un movimiento perpetuo tradicional, los componentes se reparten en tres niveles diferentes, mientras en el calibre 5133 todas las piezas aparecen en uno solo. Para ello ha sido necesario rediseñar casi todos los elementos del movimiento y apostar por soluciones inéditas como la combinación de la leva de cambio de mes dentro de la rueda de la fecha. El resultado, un calibre de 256 componentes con un grosor de 2.89 mm, incluyendo el rotor central de carga.
Presentado el proyecto, la manufactura lo lanza ahora a nivel comercial como Royal Oak Calendario Perpetuo Ultraplano Automático. El tiempo transcurrido no solo hizo viable su producción en serie, sino que ayudó a investigar qué elementos eran susceptibles de ser mejorados de cara a su venta comercial.
Los cambios entre el concept y el reloj de calle son pequeños, pero significativos. Por ejemplo, ya no está fabricado solo en platino, sino que se ha optado por el titanio. Eso sí, ciertos componentes continúan fabricados en este raro y exclusivo metal precioso, en concreto el bisel y los pernos que unen los eslabones del brazalete.
También se ha modificado la carátula, pasando del guilloché original Grande Tapisserie a una superficie lisa en acabado satinado que mejora la lectura de los elementos. Por fin esta maravilla técnica está disponible para los aficionados de todo el mundo.