A Louis Erard hay que agradecerle su honestidad, que se refleja en la hechura prolija de relojes como el Regulator Automatic y el Skeleton. La marca no exagera su historia ni sus capacidades, pero quien compra un Louis Erard puede estar seguro de que se lleva a casa un Swiss Made auténtico y confiable, con una estética muy agradable —como en el caso de estos dos guardatiempos de 2015—, buenos acabados y un movimiento mecánico manual o automático que incluso puede tener complicaciones, aunque también cuentan con calibres de cuarzo. Y todo por un precio muy atractivo.
La firma fue creada en 1929 por Louis Erard y André Perret en La Chaux-de-Fonds (Suiza) con el objetivo de ensamblar relojes para otras empresas. Dos años más tarde comenzaron a fabricar sus propios guardatiempos. Sin embargo, entre 1942 y 1980 su actividad principal siguió siendo la ensambladura subcontratada. La compañía fue vendida en 1992 y cambió su sede a Le Noirmont, en las montañas del Jura. Después de 10 años de silencio, en 2003 fue comprada y relanzada por un grupo de inversionistas liderado por Alain Spinedi. En 2009 dio a conocer su primer módulo desarrollado internamente con la colaboración de Soprod (Société de Production Horlogère). En 2011 celebró los 80 años del lanzamiento de su primer reloj con la presentación de la línea Excellence. En la actualidad tiene cinco colecciones: 1931, Emotion, Héritage, Romance (con movimientos de cuarzo) y la ya mencionada Excellence.Louis Erard Excellence Regulator Automatic: calibre Sellita SW200 de carga automática con módulo de complicación Dubois Dépraz 14072 y caja de 42 mm de acero pulido.
A esta última pertenecen el Regulator Automatic y el Skeleton, que encarnan los valores de la colección: respeto por el oficio relojero y la tradición con productos elegantes, serios y maduros interna y externamente. En cuanto al Regulator Automatic, es la primera vez que la marca tiene un regulador con movimiento de carga automática (el calibre Sellita SW200 con módulo de complicación Dubois Dépraz 14072). La distribución de las indicaciones respeta la de los relojes fijos de precisión, llamados reguladores, que se usaban en los antiguos talleres de relojería como referencia para ajustar el resto de los guardatiempos: minutos por aguja central y horas y segundos en las subesferas de las 12 y las 6, respectivamente. En este caso, Louis Erard ha añadido una ventana de fecha a las 3. Durante mucho tiempo, el regulador representó el instrumento horario de máxima precisión. La caja de 42 mm es de acero pulido y la carátula plata o negra está decorada con motivos Côtes de Genève. La marca ha hecho una gran propuesta de simetría con el diseño de esta esfera, y un ejerciciointeresante de contraste entre los números arábigos de los minutos, los romanos de las horas y los delgados bastones de los segundos.Con el modelo Skeleton, Louis Erard responde a la tendencia de los relojes esqueleto que ha ganado mucha fuerza en los últimos años. Ya había hecho un intento algo tímido con el 1931 Small Second Open, pero ahora se desquita con esta pieza que revela buena parte de su mecanismo (el calibre Soprod SOP A10SQ-2 de carga automática), un mundo tridimensional enmarcado por el disco blanco de las horas en números romanos y las agujas en color azul. La caja de 40 mm es de acero pulido y también está disponible en oro rosa de 18 quilates.Louis Erard Excellence Skeleton: calibre Soprod SOP A10SQ-2 de carga automática y caja de 40 mm de acero pulido.
Con un total de 41 complicaciones, el Les Cabinotiers Solaria Ultra Gran Complicación – La Première representa todo un récord de la industria. La manufactura suiza lo ha presentado con motivo de su 270º aniversario. Su movimiento incluye 1,521 componentes y su desarrollo se ha prolongado durante ocho años.
Me gusta encontrar y contar historias, desde hace 15 años con la relojería, el estilo de vida y el lujo como telón de fondo. Las revistas siguen siendo mi debilidad, así que en Tiempo de…
Heredé el gusto por los relojes desde niña y profesionalmente por el diseño. Desde hace 21 años estoy en este fascinante sector relojero, trabajando de la mano junto con las marcas haciendo estrategias comerciales y de marketing.
Geek millennial, amante de la tecnología. Ing. en comunicación multimedia, llevo los relojes mecánicos a la dimensión digital. Siempre al tanto de las tendencias tecnológicas.
Lector antes que editor. Planté un limonero y escribí un libro. Espíritu deportivo para templar el ánimo. Ldo. en Filosofía (Univ. de Sevilla) y Máster de Periodismo (Complutense de Madrid).
Los contenidos en evolución son su razón de ser sin que importe el soporte. “La vida y la relojería, donde se ha especializado por más de 30 años, no son nada sin contenido”. Después de que los soportes hayan vivido una revolución tecnológica es momento de volver a defender el buen periodismo como una necesidad general.
Decía Antonio Machado que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Me he guiado por esta máxima durante casi veinte años que llevo escribiendo de relojes. En mi mano está hacerlo del modo más ameno posible.