Un pequeño grupo de insurgentes con el reloj entre los dientes asalta la tranquilidad anodina de Suiza en verano. Ginebra, en temporada estival, siempre fue sinónimo del lago Lemán. Chapuzones en Les Bains des Pâquis y la atónita mirada ante la potencia sin sentido del chorro incombustible del Jet d’Eau. Si al menos permitieran divertirse a los niños debajo de esa fuente monumental… Pero, para realizar travesuras en esta temporada, qué buena idea es Geneva Watch Days. Una pequeña rebelión que, por segundo año consecutivo, se celebra en la capital mundial de la relojería.
Hay que recordar que el evento nació en plena pandemia COVID-19, tras la inesperada suspensión el año pasado del Watches & Wonders y el sorprendente suicidio de Baselworld, que se disparó en el pie y el corazón agónicamente tras sus torpes negociaciones con Rolex y Patek Philippe, entre otros, para cerrar las condiciones de cancelación del evento. Y aunque seguimos hablando todavía de distancia social, gel desinfectante, mascarillas, certificado de vacunación y test PCR, la “capital pacífica” de las 200 organizaciones internacionales es tomada por estos insurrectos. Veinticinco marcas con sus showrooms durante cinco días y un pabellón abierto en la rotonda de Mont-blanc del 30 de agosto al 3 de septiembre.
“Entre la sospechosa inocencia de Mickey Mouse y el nihilismo desenfadado del Joker de Konstantin Chaykin, seguimos buscando un poco de luz y algunos segundos más de vida”
Un ratón y un joker
Entre la sospechosa inocencia de Mickey Mouse, que ahora Bulgari reedita con el sello inconfundible de Gérald Genta, y el nihilismo desenfadado que representa el Joker de Konstantin Chaykin, seguimos buscando un poco de luz y algunos segundos más de vida. Hay cosas muy extrañas que nos trajo la pandemia. Ver a Baselworld convertido oficialmente, por primera vez, en un pop-up que simboliza tanto su vulnerable futuro como la herida y el nostálgico recuerdo de que el tiempo puede ser tan cruel como tan funesto un equipo directivo sin sensibilidad. Y no nos alegramos de ello. El gran gigante quiere resucitar como animal híbrido.
Y otra sorprendente noticia de estos días es el anuncio de Watchbox, una de las plataformas líderes en venta pre-owned, ahora convertido en socio capitalista de De Bethune. Un movimiento casi diametralmente opuesto a la maniobra de LVMH en Chrono24. Este marketplace global que es el mundo relojero anda revuelto. Quizá resulte contagioso el vitalismo de estos “indies” —y algunos no tan “indies”— que se lanzan irracionalmente contra el virus, la agradable pereza de agosto, el lago, el Reloj de las Flores de la ciudad suiza y lo que venga. Ginebra, en mano, un brindis por el atrevimiento de no ceder ante la incertidumbre. Por Geneva Watch Days 2021, aunque sea a la distancia convertido en un #hastag con novedades que nos alegran la vista en las redes sociales.