Preguntas con respuestas
Tiempo de Relojes #130 otoño 2023
Llevo 35 años envuelto en relojes y reconozco que eso me da más sosiego que incertidumbre. Me encanta todo lo que expresa un reloj. Celebro que el progreso no quiera o pueda deshacerse de esta especie de verdad inalienable. Me gustan todos los relojes. Veo un reloj y en segundos sé si es un acierto en esta evolución gatopardiana o solo merece respeto. Así que suelo hacer buen papel en los jurados o como curador, aunque reconozco que cada vez me da más pereza justificar. Bastante cargar es la cerrazón de la memoria. Allá cada cual con sus gustos. La duda también es una expresión del gusto. Nací el mismo año que el Daytona, el Carrera y la Pantera Rosa. Los tres siguen aquí indelebles, así que no debió ser un mal año. A veces en horas meditativas me preocupa que sigan tan frescos. ¡Tan poco hemos sido capaces de evolucionar todo este tiempo para olvidar el pasado! Los dos primeros son cronógrafos básicos, funcionalmente anticuados en 1963, porque el cronometraje olímpico entonces diferenciaba 0.01 segundos. Y lo que más admiro de la Pantera Rosa es su inteligencia, que no necesita palabras. Cada nuevo número de Tiempo de Relojes –y van 130– es un reflejo de esta actualidad perezosa, eterna de la relojería. Leo artículos de 1996 que pudieran estar escritos hoy y viceversa. Por ejemplo, Julien Tornare nos recuerda aquí que es un riesgo volver demasiado al pasado cuando habla de sus nuevos Pilot, pero Christian Selmoni dice que existe una concepción estética universal e imperecedera para justificar los últimos Traditionnelle. Tal vez existe la misma verdad entre un Tudor Black Bay 54 que respeta el original de 1954 y un Audemars Piguet Royal Oak que coquetea con la moda creado por Matthew Williams de Givenchy. Misma cosa entre el Tank de Cartier y la concepción crepuscular de un De Bethune DB28XP Kind of Blue. ¿Se le puede permitir a Bulgari que vista de carbono antracita su elegantísimo Octo Finissimo por ser el inventor del primer gran clásico del siglo XXI? ¿Y a Hublot que fusione su correa con cactus en su nuevo Big Bang edición México? Faltaría más. Unos me parecen más acertados que otros. Pero qué importa si todos va a ser clásicos revisados en décadas.