El término “protopía”, que está entre las tendencias que se popularizarán en 2024, nació con el siglo. Fue acuñado por el futurólogo y editor estadounidense Kevin Kelly, fundador de la revista Wired, quien buscaba una palabra nueva para definir lo que considera un futuro global posible. Algo lejos de los pensamientos apocalípticos a los que nos enfrentan las distopias, pero sin los sueños ingenuos de la utopía renacentista de Tomás Moro.
Kelly usó el prefijo “pro”, que indica acción (pro-, del latín “hacia adelante”), para llevar al topos (lugar) a “un estado que es mejor hoy que ayer, aunque sea un poco“. Cuando publicó la palabra en su libro What Technology Wants (2010), esta pasó casi desapercibida. Fue en años más recientes que, ante el avance tecnológico, los estudiosos del futuro la comenzaron a popularizar como una tercera opción para la humanidad. ¿La tecnología resolverá todos nuestros problemas (utopía) o terminará por destruirnos (distopia)? Quizá ninguna de las dos opciones. “La sociedad” dijo Kelly a The New York Times explicando la teoría de su libro, “hará un progreso incremental durante un periodo largo de tiempo gracias a las formas en las que el avance tecnológico mejora el proceso de evolución natural”.
Para los investigadores de tendencias de WGSN, el “pensamiento protópico” será una de las áreas de innovación que cambiará la forma en la que nos conectaremos en 2024. Utilizando las herramientas tecnológicas con las que contamos, la tarea será “imaginar y crear futuros en los que el mañana es mejor que el presente” y generarlos con una actitud participativa y colaborativa en la que el cuidado del medio ambiente, la inclusión y la equidad son los principios básicos.
La protopía entre las tendencias del branding
Los expertos en marketing no tardaron en integrar la protopía a las tendencias de comunicación de las marcas, en especial de las de lujo, que aprovechan para enfatizar sus acciones sustentables e inclusivas. Pero para algunas, la protopía pasó de guiño a eje conceptual. Por ejemplo, Trimalhas —fundada en 2002 y con prácticas amigables con el medio ambiente— creó una colección que literalmente se llama Protopía para acercarse a sus intenciones estéticas futuristas-científicas. En la industria cosmética, Coty París, anunció “Infiniment Coty Protopia”, un nuevo enfoque en el que asocian la ciencia y la tecnología a eventos high-end como el Festival de Cine de Cannes, donde presentaron un suero cuya publicidad exalta el factor científico. Y de modo más inmersivo, Oakley rediseñó su flagship store del Orange County para darle un look protrópico-steampunk y “marcar una nueva era que conecta con la naturaleza y abraza el futuro”.
Moda para la supervivencia
En el reporte Innovaciones para el futuro 2024 de WGSN, Céline Semann, cofundadora de la organización por la justicia climática Slow Factory Foundation, declaró que “diseñar para la supervivencia humana se convertirá en el nuevo y obligado terreno del diseño”. Es por eso que prácticas como el upcycling son cada vez más comunes. Por ejemplo, Raleigh Workshop trabaja con retazos de mezclilla para crear sus prendas, Skyco hace lo mismo, pero con telas y hasta tapetes en deshuso. Para incorporar esta práctica, marcas masivas recurren a otras independientes que se han vuelto expertas en upcycling. Como ejemplo está la alianza entre la gigante de los jeans G-Star Raw y la firma danesa Division que terminó en una colección hecha con materiales reutilizados dedicada a la nostalgia por la estética Y2K.
Diseño para un mundo protópico
No limitado a la moda, el upcycling aumentará su presencia en otras áreas del diseño. El estudio de Los Ángeles SIZED tuvo tanto éxito con sus banquitos de madera antigua que los han vuelto a lanzar. Rescatado el material, construyen el mueble a mano bajo los lineamientos del director creativo Alexander May, quien se inspira en la estética tribal africana y le suma estoperoles. El resultado es un objeto de origen y temporalidad difícil de adivinar. Una combinación de sustentabilidad y multiculturalidad que resulta protópica. Vemos lo mismo en las creaciones del diseñador Alfaz Syam, quien confecciona y decora prendas con un desecho en el que no solemos pensar: restos de teclados de computadoras. Por su parte, Maison Margiela lanzó a principios de 2023 su linea Recicla, en la que hacen upcycling con los residuos de sus colecciones. Las piezas más solicitadas son las coloridas carteras de piel.
La interpretación desde el arte
Sin duda, el arte es uno de los terrenos más fértiles para dar forma a una protopía. En especial cuando la inteligencia artificial permite a los artistas un nuevo medio que explorar y a la audiencia una nueva forma de percibir esta tecnología (que genera muchos escenarios distopicos en la ficción). Para disfrutar escenarios de un mundo “con un futuro un poco mejor que el presente”, basta entrar a la exhibición virtual New Art City. En la sección “Protopia”, imágenes surreales creadas por diversos artistas conforman un mundo en el que es posible “pasear” entre sorpresas visuales, narrativas y auditivas.
Pero no todo tiene que ser digital. La artista brasileña Fernanda Figueiredo, por ejemplo, sigue recurriendo al lienzo y al acrílico. Su serie de pinturas Barbaric protopia (Naturaleza Morta), 2022 combina elementos del mundo virtual y el “real” en naturalezas muertas coloridas e irónicas. Un camino intermedio se vio en el Festival de la Mente de la Universidad de Sheffield en Inglaterra, donde la artista Arantza Pardo del estudio Vitual Pixel creó pinturas con realidad aumentada en las que hace una crítica de la crisis ambiental. Una postura sustentada por el trabajo de su colaborador Gareth Phoenix, experto en cambio climático.
Cómo aterrizar una protopía a las tendencias relojeras
Quizá ocurre sin intención, pero el mindset de las grandes tendencias esta en el aire, por lo que la protopía también puede verse en los relojes. El nuevo FREAK [ONE OPS] de Ulysse Nardin destaca por su tratamiento de camuflaje y por su correa, realizada al 30% con material residual; una práctica cada vez más común en la relojería y en especial en esta firma tan comprometida con la salud de los oceános.
De modo más relacionado con la estética que con el modo de producción, destacan tres relojes: la Horogical Machine Nº11 Architect de MB&F y el MP-15 Takashi Murakami Tourbillon Sapphire de Hublot —que replantean las cajas para darles formas orgánicas inesperadas— y el TYPE 1º Round DX3 de Ressence que, hecho en colaboración con los minoristas Ahmed Seddiqi & Sons, presenta increíbles arabescos en su carátula hechos con técnica cloisionné. ¿Por qué sería protrópico? Porque reduce dieferencias culturales. Como dice Benoît Mintiers —fundador de Ressence—, junto a sus dos predecesores este reloj “demuestra a primera vista el entendimiento universal que diferentes culturas tenemos sobre el balance estético; la apreciación de ritmos, patrones y colores es un bien colectivo que va más allá de nuestros orígenes”. Una reflexión relojera cien por ciento protópica. ■