Algo está sucediendo en el universo de alta relojería. El boom de los récords a golpe de martillo cimbra los precios de salida de muchas piezas que están alcanzando cifras inesperadas. Los relojes como valor refugio están en alza. O eso parece desprenderse de las pujas de primavera de Christie´s, Sotheby´s, Phillips… Hace unas semanas, el Rolex Antimganetique Ref. 4113 se vendió en Ginebra por 2,460,000 dólares, el Rolex más caro de la historia. Esos días, Sotheby´s adjudicó el TAG Heuer Carrera Ronnie Peterson Edition por un valor 20 veces mayor al esperado, por 226,663 dólares. Y en Christie´s, The Havas Breguet Pocket Watch, alcanzó 3,322,000 dólares, convirtiéndose en el segundo más caro de la marca.
Y en este furor por adquirir los mejores relojes, surgen firmas como Greubel Forsey. El último reloj en acaparar la atención es Montre Ecole, el primero de la casa creado como parte del proyecto Naissance d’une Montre, se por 1,461,507 dólares (se estimó por 450,000 dólares) en la subasta de relojes de Christie´s en Hong Kong. Este resultado marca un nuevo hito para el proyecto Naissance d’une Montre – Le Garde Temps y es la prueba de que los esfuerzos de Robert Greubel, Stephen Forsey y Philippe Dufour por salvaguardar y transmitir el conocimiento tradicional relojero y sus habilidades tiene satisfacciones.
Todo se remonta a 2006, cuando Robert Greubel y Stephen Forsey se unieron a colegas independientes como Philippe Dufour y Vianney Halter, entre otros, para producir relojes que se centran en la vuelta a las raíces tradicionales, sin recurrir a la tecnología y las máquinas. Para ello, el equipo tuvo que encotrar un camino distinto para preservar, garantizar y transmitir el legado para futuras generaciones.
La solución estaba en la búsqueda de un relojero joven para confiarle los conocimientos y habilidades para producir un reloj artesanal, desde cero. Entonces, llegó Michel Boulanger. Prometedor como relojero, mostró gran paciencia para superar los numerosos desafíos y un gran interés en la adquisición de estas habilidades. Esto lo hizo el mejor candidato para el proyecto. El hecho de que ya era un maestro en la escuela de relojería de París le da una posición privilegiada para transmitir sus conocimientos a la próxima generación de relojeros.
Muchos meses después, se lanzaba el proyecto Naissance d’une Montre – Le Garde Temps. Michel Boulanger se convirtió en el protegido del relojero legendario Phillippe Dufour, quien le presentó las técnicas y herramientas antiguas, muchas fabricadas solo para este proyecto. Durante los seis años siguientes, Michel trabajó junto a Dufour y con los especialistas de Greubel Forsey Atelier para concluir el primer reloj.
Montre Ecole atravesó varios escenarios hasta concluirse y presentarse en 2016. Inspirado en piezas de finales del siglo XVIII y principios del XIX, el reloj aloja un movimiento inverso con tres manecillas. Su corazón es un tourbillon de gran tamaño que late a una frecuencia de 18,000 alt/h. La jaula del tourbillon evova la tradición de grandes relojeros del siglo XIX, en concreto Jacques-Fréderic Houriet y Abraham Louis Breguet. Para proporcionar un ajuste apropiado del mecanismo del tourbillon, Michel y los iniciadores del proyecto optaron por una esfera descentrada para la indicación de horas y minutos. La producción manual de cada parte del movimiento, estuviera o no a la vista, fue clave. El 100% del dinero recaudado se reinvertirá en el proyecto Naissance d’une Montre – Le Garde Temps.