Más allá de excelencias técnicas y gustos estéticos, el factor humano es el que marca la diferencia entre la relojería de marca y la de autor. Por un lado, tenemos historia y tradición. Por el otro, historias de personas que soñaron alguna vez con tener su propio reloj. Artime es el último ejemplo de cómo estos sueños pueden llegar a hacerse realidad. Y lo mejor de esta marca es que no sabemos si nos gusta más su creación o la historia que hay detrás.
Nuestro primer contacto con Artime tuvo lugar el año pasado en el Beau Rivage. El elegante hotel ginebrino se ha convertido en un centro de operaciones de pequeñas firmas que exponen sus creaciones aprovechando el gran número de clientes y periodistas que acuden a Watches & Wonders. Nuestro encuentro fue un día antes de la inauguración de la feria, con la suite aún por montar y sin tener aún muy claro si veríamos o no el reloj (“está llegando ahora mismo del taller”, nos explicaron). Mientras esperábamos, tuve ocasión de conocer más sobre el proyecto. Artime lo conforman seis profesionales con una larga experiencia dentro del sector. Todos ellos son amigos.
De anteriores aventuras conocíamos a Claude Emmenegger por haber sido el director artístico de Audemars Piguet y que ahora es el responsable del apartado creativo del proyecto. También Fabrice Deschanel, coordinador de Artime (“él es director de orquesta del proyecto”, me comenta alguien del equipo) y con paso previo por Renaud& Papi y Greubel Forsey. En esta última conoció a Didier Bretin. Quedémonos con este nombre porque será el único que aparezca en el reloj. Completan el equipo Stéphane Maturel, Emmanuel Jutier y Manuel Thomas. Fue el propio Deschanel quien nos contó los detalles de aquella aventura. “Artime es una sociedad basada en la amistad. Todos hemos trabajado en la industria durante mucho tiempo y compartíamos la ilusión de hacer algo juntos, mucho más personal”.
Arte sin concesiones
Artime es un ejemplo de la naturaleza comunal que siempre ha caracterizado a la industria suiza, poblada de pequeños talleres que trabajan con proveedores externos y, a su vez, aportan su experiencia y conocimientos a las grandes casas más reconocidas. Los seis amigos han creado la sociedad Artime Créations cuya actividad no se ciñe a la producción de este nuevo reloj. También trabajan para otras firmas. La discreción es la norma en estos casos, así que prefieren no nombrarlas. Lo entendemos. Deschanel sí nos cuenta, por ejemplo, que la doble espiral del ART01 es de Precision Engineering, perteneciente a H. Moser & Cie.
Mientras hablamos, alguien del equipo trae por fin el reloj. El ART01 es una absoluta belleza. Su diseño es muy contemporáneo. Sus responsables dicen que se han dejado incluir por la obra del arquitecto español Santiago Calatrava. Es una influencia que descubrimos en los elegantes puentes del mecanismo. También nos impresiona su luminosidad, conseguida gracias a la esbeltez de sus puentes y el uso de una carrura de zafiro, el único componente del reloj no fabricado por Artime junto a la mencionada Doble Espiral. Su forma se asemeja a la de un diamante y para cortarlo son necesarias más de 120 horas de trabajo.
Seguimos hablando un buen rato con Deschanel, ya con el reloj en las manos. Destaca que, en Artime, nadie está por encima de los demás y todas las decisiones de toman en grupo. “Formamos un buen equipo porque nos complementamos muy bien. Todos conocemos bien nuestras virtudes y nuestras carencias”. A pesar de este enfoque comunitario, nos hemos fijado que en la esfera aparece el nombre de uno de los miembros del equipo, el de Didier Bretin. Deschanel nos explica: “Hemos decidido que Didier firme los relojes en representación de todo el equipo para acentuar el componente artesano del reloj. También es un modo de reconocer su papel de maestro relojero dentro del grupo. Los relojes tienen que ir firmado por las personas que los fabrican. Por eso hemos incluido su nombre, aunque Artime siga teniendo un cariz comunal”.
Un año más tarde
Como decíamos antes, hace más de un año de aquella primera toma de contacto con Artime. ¿Qué ha pasado desde entonces? Por su equipo de comunicación sabemos que la firma presenta ahora una segunda versión del ART01, esta vez en oro rosa (la primera era de titanio). El proyecto nos gustaba tanto que no nos resistimos a hablar de nuevo con Fabrice Deschanel para saber qué ha pasado durante este tiempo. Muy amable nos responde. “La verdad es que nuestras expectativas se vieron más que superadas durante la presentación en el Beau Rivage”. En cuanto al equipo, “hemos realizado algunos ajustes estratégicos para mejorar los procesos de producción, pero los seis amigos seguimos juntos en el proyecto con la ilusión del primer día”.
La nueva versión del ART01 refuerza la visión que teníamos del modelo que vimos en 2023. La transparencia es lo primero que llama la atención del reloj. Después nos fijamos en su estilo arquitectónico, con los puentes del movimiento fabricados en oro rosa 5N en contraste con el fondo en NAC gris antracita para realzar la sensación de movimiento “flotante” dentro de la caja. Al igual que la versión en titanio, el ART01 se produce en edición limitada de 20 piezas. La complejidad del reloj, así como los recursos del taller, dan a entender que la entrega no será una cuestión rápida, aunque Deschanel nos confirma que los primeros clientes de la versión en titanio ya tienen sus ejemplares en casa.
Le preguntamos por el siguiente paso del proyecto y nos revela que ya hay en proyecto un ART02 y que está en desarrollo, pero que aún está en proceso de diseño y definición de la parte técnica. Mucho nos tememos que no será un reloj precisamente barato: el ART01 en titanio tenía un precio estimado de 195,000 francos suizos, impuestos no incluidos. “Lo siento, pero no estamos interesados en hacer relojes asequibles. Entre otras cosas, porque no estamos acostumbrados. Solo vamos a hacer relojes en el nivel más alto del mercado, porque es precisamente lo que sabemos hacer”. Y así nos lo han demostrado con el ART01, un reloj fruto de los conocimientos, la experiencia y la amistad. El reloj de autor perfecto.