Al mal tiempo buena cara. Este refrán se ajusta mejor que nunca a Nick Hayek, CEO de Swatch Group, quien ante los resultados adversos de 2016 enarbola un optimismo basado en su certidumbre de que la atracción por los relojes Swiss Made sigue intacta y en una recuperación impulsada por China y quizás por los Estados Unidos de Donald Trump.
El jueves pasado, el grupo suizo con el portafolio de firmas relojeras más grande anunció que sus ventas cayeron 10.6% a 7.55 miles de millones de francos suizos, el beneficio neto se redujo 47% y su margen de operación disminuyó a 10.7% (-44.5%), la cifra más baja desde 1997.
Pero su capitán asume que este comportamiento se debe a la crisis del sector y asegura que su política no se modificará. “La apuesta es el largo plazo y preservar los empleos”, dijo en una entrevista con el diario suizo Le Temps.
Para él los pronósticos son buenos. Hay datos tangibles, según Hayek, de una recuperación de la industria y del consorcio que preside, integrado por firmas de todos los segmentos como Breguet, Omega, Longines, Tissot y la propia Swatch. “En China continental somos los líderes. En noviembre aumentaron las ventas 5%, en diciembre 20% y en enero 50%”, aseguró en esa conversación.
También señaló la posibilidad de aumentar su volumen de negocio en Estados Unidos. “El objetivo de Donald Trump es industrializar su país. Esto debería generar más riqueza para la clase media y, por lo tanto, mejorar su poder adquisitivo”, reflexionó.
Con estas áreas de oportunidad, Hayek se atrevió a vaticinar una cifra de crecimiento para 2017: “Espero que este año haya un incremento de entre 7% y 10% en nuestras ventas”.
Aunque el grupo prescindió de 600 puestos de trabajo en 2016, Hayek no lo atribuyó a la baja en el desempeño, sino a las “fluctuaciones normales” (actualmente el conglomerado emplea a 35 mil 100 personas).
“Nuestra ganancia cayó debido a los gastos de operación”, admitió. Pero la solución no es despedir gente, sino “reducir los dividendos y las primas”, propuesta pendiente para el encuentro con accionistas del 23 mayo.
Hayek habló de las diferencias de políticas entre su compañía y Grupo Richemont, el otro gigante del sector que anunció una reestructuración de su cuerpo directivo y la sustitución de los CEO de tres de sus casas de alta relojería.
“Tenemos culturas distintas”, dijo. “En nuestro caso, si los resultados de algunas marcas no son tan buenos, vemos cómo las podemos ayudar. En cambio, en otro lugares parece que los beneficios a corto plazo tienen mayor peso”.
Uno de los asuntos que afectó al consorcio fue que la Comisión Suiza para la Competencia obliga a la manufactura ETA, de su propiedad, a producir cierta cantidad de mecanismos hasta 2019, con el fin de proveer a otras firmas y sin importar si los pedidos disminuyen, como ha ocurrido, ante la molestia de Hayek.
Sin embargo, si esas empresas volvieran a necesitar los productos de ETA, “con gusto las atenderíamos”, dijo Hayek. “Como mi padre [Nicolas Hayek, fundador de Swatch Group] decía, esta industria es como una flota de barcos. Y aunque es cierto que nosotros somos como un portaaviones, necesitamos a los demás para seguir adelante”.
El reporte de Swatch Group con los principales resultados del año pasado señala que, para 2017, “el interés de los consumidores por la relojería suiza sigue fuerte. En particular Asia y Oriente Medio han mostrado incremento de ventas en meses recientes, incluyendo a las firmas de lujo”.
La posibilidad de tener buenos resultados en 2017 tendrá que ver, según ese documento, con el aniversario del Speedmaster de Omega que estimulará el mercado. También resaltó el éxito de la venta por Instagram de 2 mil 012 relojes Speedy Tuesday de la misma marca en sólo cuatro horas en enero pasado.