Por allá de 1966 Ford lanzó un vehículo utilitario cuando esa palabra implicaba únicamente eficiencia y funcionalidad, como una especie de navaja suiza. Con toldo de tela o rígido, puertas desmontables y parabrisas que se plegaban sobre el cofre, el Ford Bronco se podía adaptar para una amplia variedad de tareas. Su corta distancia entre ejes y sistema de tracción en las cuatro ruedas lo hacía un trepador nato. Tanto así que logró el triunfo en la irracional Baja 1000, una carrera a lo largo de 1,600 kilómetros de norte a sur de la península de Baja California.
Era posible diseñar un Bronco que se ajustara a las necesidades de cada uno. A partir de tres versiones y diversos paquetes de equipamiento, se podía tener un Bronco único, décadas antes de que la personalización fuera algo cotidiano. A lo largo de los años se convirtió en una referencia entre los vehículos todoterreno. No solo por su poder y funcionalidad, sino por su enorme carisma. Solo hay que ver los precios que alcanzan los Bronco antiguos en subastas de autos clásicos.
Sin duda, relanzar el Ford Bronco no iba a ser una tarea fácil. Eran unos zapatos (¿o llantas?) muy grandes que había que llenar. Por esa razón, Ford se tomó muy en serio la creación del nuevo Bronco. El mundo de los todoterrenos está bastante poblado y con algunos competidores cuya marca es leyenda. Pues a pesar del gran reto, es genial descubrir que Ford logró actualizar el concepto del Bronco original. Además, sin dejar fuera prácticamente ninguna de sus cualidades y dotándolo de toda la modernidad que se puede esperar en este momento.
El nuevo Ford Bronco es la nueva generación de la navaja suiza que era su ancestro. Las puertas, toldo y parabrisas son desmontables. Y sus cualidades todoterreno son muy superiores gracias a la tecnología; y este es uno de los aspectos que pone al Bronco en otro nivel.
Estamos acostumbrados a un alto nivel de confort y funcionalidad en los automóviles contemporáneos. Y, por lo general, poseer un todoterreno significa sacrificar un poco de esa modernidad. Aquí es donde Ford le dio al clavo con el balance entre confort y seguridad para aportar las cualidades apreciadas de un todoterreno.
El renacimiento
El motor es un 4 cilindros turbo EcoBoost de 2.3 litros que entrega 300 caballos de fuerza, acoplado a una transmisión automática de 10 velocidade. Gracias a la variedad de relaciones que posee es ideal para mantener el motor en el rango ideal de potencia. Por supuesto, cuenta además con un avanzado sistema de tracción en las 4 ruedas, completamente desconectable en los casos en que no sea necesario.
Tiene posición 2H, para conducción normal con tracción en el eje posterior, 4H para tracción en ambos ejes a velocidades normales y posición 4L que implica un engranaje de reducción que le permite a Bronco trepar, literalmente, sobre rocas. Además es posible ajustar los sistemas de manejo a una amplia variedad de condiciones. Esto por medio del control g.o.a.t, que significa “Goes Over All Terrains” en el que se pueden seleccionar los modos: Normal, ECO, Sport, Lluvia/Resbaladizo, Lodo/Surcos y Arena en la versión Outer Banks, exclusivamente de cuatro puertas. Y posee dos modos adicionales para la versión más extrema Badlands disponible en 2 y 4 puertas: Rock-Crawl y Baja —sí, por la Baja 1000—.
Otro aspecto en el que no se hizo ninguna concesión fue en la seguridad. Todas las versiones de Bronco están equipadas con seis bolsas de aire, incluyendo dos de tipo cortina. Esto sin importar que en todos los modelos tanto el toldo como las puertas son completamente desmontables fácilmente y se pueden guardar dentro del vehículo. Las bolsas de aire de cortina están integradas en la estructura antivuelco que permanece en su lugar, aunque se desmonten el techo y las puertas. Los pisos son de material tipo polímero y cuentan con tapones de desagüe. Literalmente se puede lavar el interior con una manguera, ya que en actividades extremas no es raro que entre algo de lodo; es más, es lo que se espera.