Con la solemnidad apropiada que caracteriza a la familia, Karl, Karin, Caroline, Karl-Friedrich y Christine Scheufele celebraron ayer los 20 años de la Manufactura Chopard en Fleurier. Y por primera vez con un miembro de la tercera generación presente para señalar la importancia del acontecimiento. Karl-Fritz, el hijo de KFS y Christine, que actualmente cursa Leyes, se sumó a la foto familiar para resaltar que en esta respetada dinastía, al frente de una casa con 156 años de historia, todo se hace para permanecer.
Pero tan significativa efeméride no podia pasar sin la presentación de un nuevo reloj. Una pieza que corona la trayectoria ascendente de las colecciones de alta relojería Chopard desde que en 1996 se presentara el primer calibre horneado en casa, el L.U.C 1.96 con sus distintivo micro rotor y las iniciales de Louis-Ulysse Chopard, sin el punto después de la ‘C’ como propósito de un futuro incipiente y abierto desde el inicio.
Como otras sonerías de nueva generación (Audemars Piguet Supersonnerie, Rotonde de Cartier Minute Repeater Flying Tourbillon y Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Répétition Minutes), la hora acústica de Chopard ha buscado una solución inesperada para mejorar la calidad del sonido sumándose al club de las sonerías de laboratorio. El Nuevo calibre L.U.C 08.01-L incorpora otra serie de sorpresas afianzadas en tres nuevas patentes. Lo primero destacable son los dos timbres monobloque realizados en cristal de zafiro en lugar de los de acero tradicionales, que conectados directamente al cristal externo del reloj, amplifican con gran nitidez la intensidad de las horas acústicas en condiciones de uso normal. “Como si se golpeara delicadamente con un cuchillo de plata un vaso de cristal de Bohemia colocado sobre la mesa de un gran restaurante”, lo expresan sus creadores. El conjunto de gongs y cristal se han montado juntos sin sellado, ni cola, ni tornillos y esta solución constituye la primera patente del reloj.
El reloj se presenta en una caja de oro rosa Fairmined de 42. 5 mm de diámetro sumergible hasta 30 metros (tal vez la única asignatura pendiente a futuro) y el movimiento está certificado con calidad de acabados de Sello de Ginebra.
(Texto: Carlos Alonso)