Robert Greubel y Stephen Forsey forman uno de los equipos relojeros más admirados de las últimas décadas. Con la creación de su firma en 2004 se convirtieron en el buque insignia de una nueva generación de relojeros artesanos. Su excelencia y alto estándar de calidad han conquistado a los amantes de la relojería.
Greubel Forsey ha hecho del tourbillon su seña de identidad. Por ejemplo, son responsables del doble tourbillon de 30 grados, patentado en 2001, mismo que ha sido sometido a numerosas variaciones (hasta seis), todas ellas con el elemento común de su refinamiento técnico y la búsqueda de la cronometría.
Gracias al uso de esta tecnología, la casa se puso como meta desarrollar un movimiento cuya reserva de marcha alcance los 180 días. Durante el proceso que los llevará a lograrlo, las mentes de Greubel Forsey decidieron aplicar nanotecnología a la complicación de segundos saltantes foudroyante, que consiste en una manecilla que realiza una rotación por cada segundo, con el fin de indicar ocho fracciones del mismo.
Para esta maravillosa construcción, tuvieron que seguir varios pasos. En el primero de ellos hicieron que una pieza móvil redujera la inercia al tomar información directa de la rueda de escape. Este principio provoca que el tren de engranaje completo ya no sea necesario para asegurar la sub-división de segundos. Todos estos elementos provocan que la energía consumida por el reloj sea 1,800 veces menor, al tiempo que ocupa 96% menos de espacio.
Este par de proezas mecánicas (ahorro de energía y reducción de tamaño), totalmente originales e innovadoras, reafirman a Greubel Forsey en la vanguardia de la relojería.