El L.U.C Flying T Twin Perpetual no ha sido la única novedad de que acaba de presentar Chopard a inicios de este año. Este modelo ha venido acompañado de un “hermano” menor, bien conocido ya por los seguidores de Chopard, el L.U.C Lunar One. A diferencia del L.U.C Flying T Twin Perpetual, este L.U.C Lunar One no aporta ninguna diferencia técnica, lo que nos permite centrarnos en la evolución estética que representa el nuevo diseño de caja que Chopard ha escogido para su colección estrella.
La modernidad bien entendida
L.U.C Chopard siempre ha sido una rara avis dentro de la oferta de Alta Relojería. Su creador, Karl-Friedrich Scheufele, siempre ha abogado por una concepción clásica de la relojería, pero alejada del historicismo de sus competidores. No en vano, hablamos de una firma que lanzó su primer calibre manufactura en 1996 (el L. 1.96), por lo que no tenía ninguna lógica que la firma abogara por un tradicionalismo que no está en sus raíces.
Por esta razón, los relojes L.U.C de Chopard siempre se han caracterizado por un diseño muy contemporáneo, sin miedo a adoptar las tendencias o estilos imperantes de cada época. Un ejemplo lo tenemos la trayectoria vivida por el Luna One, que comienza con una primera versión de 2005, evoluciona en 2012 y alcanza su tercera fase con la pieza que mostramos hoy.
Los cambios son evidentes y explican también la transformación estética que está viviendo la Alta Relojería en los últimos años. Más allá de los cambios de la carátula, en la cual destacan la desaparición de los números romanos, la mutación más evidente está en la caja. El L.U.C Lunar One es un reloj más pequeño, que pasa de los 43 milímetros a los 40.50 milímetros actuales. Esta disminución de diámetro se traduce en un conjunto menos macizo y más curvado gracias al uso de una caja estilo bassinée con el cual consigue este propósito. La caja bassinée (palangana en francés) recibe este nombre por su peculiar forma, más estrecha en la base que en el bisel. Este acabado contrasta con las rotundas formas rectilíneas del perfil de los anteriores L.U.C Lunar One.
Asas soldadas
La caja bassinée ofrece una dificultad añadida a la hora de su pulido a causa de su curvatura. Conseguir un acabado eficaz es imposible por culpa de la presencia de las asas de sujeción de la correa, lo que ha llevado a los diseñadores de la casa a realizar estos elementos de manera independiente y fundirlos más tarde a la carrura del reloj.
Es una decisión lógica que se toma acorde las necesidades del producto y que en el L.U.C Lunar One adquieren todo el sentido del mundo ante el objetivo de crear un reloj más ligero y llevadero, según las tendencias actuales. Como ya dijimos en el análisis del L.U.C Flying T Twin Perpetual, Scheufele siempre ha concebido los L.U.C como relojes pensados para ser llevados a diario, tan bonitos como fiables (lo que explica la obsesión de su responsable por las certificaciones). Siendo así, se entiende el interés por hacer del L.U.C Lunar One un reloj más apetecible para los gustos actuales del mercado.
Cambios lunares
Como decíamos al principio, las novedades en este L.U.C Lunar One se centran en el nuevo diseño de caja. El movimiento es el mismo L.U.C 96.13-L de las anteriores versiones. Es un calibre desarrollado y manufacturado por Chopard, con un perfil técnico muy contemporáneo. La carga automática se realiza mediante un microrrotor de oro ético macizo. En él encontramos la conocida tecnología Chopard Twin de dos barriletes superpuestos que dan una reserva de marcha de 65 horas. La frecuencia alta (28,800 alt/h) y la doble certificación (COSC y Punzón de Ginebra) son dos características habituales dentro de la colección L.U.C
Curiosamente, el único cambio técnico ha sido fruto más de un recurso de diseño que de una aportación tecnológica. El L.U.C Lunar One fue concebido como un moderno calendario perpetuo con el añadido de una ventana de gran fecha y un indicador de fases lunares de disposición orbital. Esto es, el contador de fases lunares no solo indica la fase en la que se encuentra el satélite terrestre, sino que gira alrededor de la escala de segundos. Este sistema de funcionamiento ofrece una gran precisión a la maquinaria, con una desviación de un solo día cada 122 años.
En el nuevo L.U.C Lunar One abre una segunda apertura en las fases lunares que permite consultarlas en ambos hemisferios. No espectacular, pero si eficiente recurso técnico.
Dos versiones
El L.U.C Lunar One se presenta en dos versiones. Una en oro blanco con la carátula color salmón y la segunda en oro rosa con carátula azul. Más allá de los acabados, las características son comunes en ambas piezas. El oro usado en las cajas (y microrrotores) es de origen ético. Es un compromiso social en el cual Chopard ha sido pionero en el campo de la Alta Relojería.
Las carátulas son también de oro, con un tratamiento galvánico que les aporta el color obtenido y un guilloché soleado que tiene como eje central al contador de fases lunares. Respecto a las anteriores versiones, ya decíamos que los índices romanos han desaparecido. En su lugar encontramos unos más sencillos trapezoidales. Es un recurso estético que busca liberar al reloj de un exceso de elementos una vez que su diámetro ha disminuido.
Conclusiones
Los tiempos cambian y las firmas tienen que adaptarse a ellos. Chopard responde a las nuevas tendencias del mercado con un L.U.C Lunar One más pequeño y manejable. Es justo lo que esperamos de una colección con un eminente sentido práctico.
FICHA TÉCNICA
CHOPARD L.U.C LUNAR ONE
FICHA TÉCNICA
CHOPARD L.U.C LUNAR ONE