Cualquiera que acuda a la manufactura de Bulgari en Le Sentier querrá descubrir cómo se diseñan y fabrican los movimientos ultraplanos que han revolucionado el mercado. El visitante no se sentirá defraudado ya que encontrará, además, un discreto departamento que hace realidad los sueños de todo aficionado que se ve reflejado con Octo Roma Grande Sonnerie.
Hablamos del taller de sonería, en el que trabajan cuatro maestros encargados de ensamblar y decorar los mecanismos más complicados de la manufactura y cuya producción ronda la media docena de piezas al año.
Este taller fue uno de los múltiples beneficios que trajo para Bulgari la compra de Daniel Roth y Gérald Genta en el año 2000. Ambas casas compartían la actual manufactura de la casa romana en Le Sentier. Y lejos de cambiar su política de producción, ha potenciado la elaboración de sonerías para destacar el carácter excelso de sus creaciones que deja claro en el Octo Roma Grande Sonnerie.
No en vano, Bulgari es una de las pocas firmas capaces de fabricar grandes sonerías, la música que apela al lenguaje del alma. Todas sus grandes sonerías comparten una misma base mecánica, que se modifica de acuerdo con las necesidades técnicas (incluir nuevas complicaciones, por ejemplo) y estéticas del momento.
En cualquier caso, son mecanismos reconocibles que usan un sistema automático de carga mediante rotor central, una solución práctica, pero no habitual en el resto de grandes sonerías del mercado, cuyos creadores son más proclives a la tradicional opción manual.
El Octo Roma Grande Sonnerie preseta una peculiaridad de Bulgari, la disposición de los mandos del reloj. Ubicados en la parte izquierda de la caja, el mando inferior gira sobre sí mismo para seleccionar las opciones de sonería o silencio, mientras el superior repite la misma acción para elegir entre gran sonería o pequeña sonería.
Recordemos que una gran sonería suena de manera automática y que es capaz de actuar como un repetición de minutos normal bajo demanda. Aquí tenemos otra de las exclusivas de Bulgari al optar por un pulsador situado entre los dos mandos de la sonería en lugar del habitual gatillo. Esta solución, además de discreta, mejora la hermeticidad de la caja.
La singularidad se extiende justamente a la construcción de la caja. El equipo dirigido por Fabrizio Buonamassa adaptó con maestría las líneas del Octo Roma Grande Sonnerie para propagar de un modo más eficiente el sonido. Para ello se ha incluido una carrura intermedia de titanio (el metal que mejor transmite las vibraciones) con forma acanalada entre el bisel y fondo, fabricados en esta ocasión en oro blanco.
Cuenta con un sistema de fijación del movimiento en el interior de la caja. La alambicada belleza de la carátula expresa la complejidad que conlleva la producción de un reloj de estas características, soberbio en todos los aspectos.