Jean-Marie Schaller, propietario, director artístico de Louis Moinet y creador del Cosmopolis, es un apasionado de los meteoritos. Lleva coleccionándolos desde hace veinte años y presume de tener algunos de los ejemplares más raros encontrados en nuestro planeta. Para Schaller, “cada meteorito cuenta su propia historia”. Y no le falta razón. Su diferente procedencia y antigüedad (algunos son anteriores incluso a la creación de la Tierra) convierten a estas piedras en maravillosos testimonios de la creación del Universo.
Por supuesto, tampoco son fáciles de conseguir y, dependiendo de su rareza, algunos ejemplares han llegado a alcanzar un precio por gramo que supera a los combinados del oro y el platino. Esta escasez no ha supuesto problema para que Louis Moinet haya incorporado meteoritos a algunas de sus creaciones más recientes. No es la única firma que trabaja con este material extraterrestre, aunque sí la que más apostado por él. Incluso cuenta con su propia línea dentro de la colección Cosmic Art. Esta pasión por los meteoritos entra en una nueva dimensión con la llegada del Cosmopolis, un reloj único en el mundo.
Doce meteoritos en la carátula
Hasta doce meteoritos incluye el Cosmopolis en su carátula. Un prodigio técnico que le ha valido el título del reloj con más inserciones de meteorito del mundo, según recoge el Libro Guinness de los Récords. Un reloj así solo podría fabricarse como pieza única, lo que sin duda certifica su excepcionalidad. La elección y distribución de los meteoritos responde a un criterio estético.
Cada piedra tiene su propia historia y estética, por lo que ocupa un sitio concreto en la carátula. Además de los diez pequeños discos que rodean al eje de agujas, hay dos meteoritos que cumplen un papel especial. Uno corresponde al disco central, ocupado por un rarísimo meteorito lunar. El otro es una extraordinaria condrita negra, con una posición privilegiada dentro del reloj, aunque difícil de ver a simple vista. Se encuentra alojada bajo la jaula del tourbillon.
Según la firma, esta posición simboliza del tourbillon como la fuerza primigenia que hizo posible la formación del Universo. Una visión que casa bien con la filosofía de Louis Moinet, firma siempre interesada en investigar la poética del tiempo. Bajo esta perspectiva conceptual, es inevitable observar tourbillon como un vórtice del cual emana la “vida” del Cosmopolis.
Movimiento con tourbillon volante
Vistos aspectos tan elevados del reloj, cuesta entrar en sus elementos más terrenales, aunque esto es inevitable. El Cosmopolis se ha presentado con una caja de oro rosa de 40.7 milímetros. Viene protegida por un cristal de zafiro en forma de cúpula que prioriza la visión de los doce discos de meteorito. Solo así es posible disfrutar con todo detalle de los diez pequeños discos, todos ellos insertados sobre chatones de oro y colocados en una superficie en gris oscuro con acabado cepillado.
En cuanto al movimiento, se trata del calibre LM135 de carga manual, equipado con tourbillon volante y 96 horas de reserva de marcha. Como dice el propio Schaller, el Cosmopolis es un microcosmos del macrocosmos. Es la mejor definición que se nos ocurre.
FICHA TÉCNICA
LOUIS MOINET COSMOPOLIS