“El más grande de todos los tiempos”, según él mismo, luchó en la vida, al igual que en el ring, hasta el límite y con pasión. Muhammad Ali, nacido como Cassius Clay, murió el 3 de junio a los 74 años. Llevaba más de 30 enfrentando el mal de Parkinson. Además de un deportista enorme, Ali ha sido muchas cosas más. Sus reveses en el cuadrilátero eran equiparables a su capacidad alucinante de usar el lenguaje. Además de pelear, era un prosista próximo a la poesía irreverente y guerrero. En sus palabras, “era una mariposa que flotaba, al tiempo que picaba como abeja”.
Otro reloj que formó parte de la vida del atleta tres veces campeón de pesos pesados fue un Tank de Cartier que él mismo compró en Puerto Rico el 14 de febrero de 1976, cuando Muhammad Ali estaba en la isla listo para su pelea contra Jean-Pierre Coopman.