“El más grande de todos los tiempos”, según él mismo, luchó en la vida, al igual que en el ring, hasta el límite y con pasión. Muhammad Ali, nacido como Cassius Clay, murió el 3 de junio a los 74 años. Llevaba más de 30 enfrentando el mal de Parkinson. Además de un deportista enorme, Ali ha sido muchas cosas más. Sus reveses en el cuadrilátero eran equiparables a su capacidad alucinante de usar el lenguaje. Además de pelear, era un prosista próximo a la poesía irreverente y guerrero. En sus palabras, “era una mariposa que flotaba, al tiempo que picaba como abeja”.
Campeón olímpico en los Juegos de Roma en 1960, comenzó a cimbrar el pensamiento establecido e intocable de EU en esos tiempos. Se manifestó pública y contundentemente en contra de la guerra de Vietnam: “¿Por qué me piden ponerme un uniforme e ir a 10.000 millas de casa a arrojar bombas y disparar balas a gente de piel oscura mientras los negros de Louisville son tratados como perros y se les niegan los derechos humanos más simples?”, dijo sin pelos en la lengua. Sus polémicas declaraciones y puntos de vistas provocaron que le quitaran el título de campeón.
Sus intervenciones mediáticas eran extravagantes y altisonantes. Era defensor acérrimo de la lucha por los derechos civiles, la oposición a toda guerra, las acciones para ayudar a los desfavorecidos, el fomento y promoción del deporte y la creación de una fundación que recaudaba fondos para luchar con la enfermedad que le diaganosticaron en 1984, el Parkinson, cuatro años antes de que se retirara.
Precisamente para recaudar dinero para esta enfermedad se alió con la firma relojera IWC. En 2012, la casa de lujo lanzó una edición especial de su IWC Big Pilot dedicada al boxeador. IWC Big Pilot Watch Edition Muhammad Ali llevaba grabada en el fondo de la caja la firma del peso pesado. Una pieza única con calibre automático 51111 con una reserva de marcha de 7 días que fue subastado por 60,000 dólares durante la conocida como Ali’s Celebrity Fight Night Gala en abril de 2012.
Otro reloj que formó parte de la vida del atleta tres veces campeón de pesos pesados fue un Tank de Cartier que él mismo compró en Puerto Rico el 14 de febrero de 1976, cuando Muhammad Ali estaba en la isla listo para su pelea contra Jean-Pierre Coopman.
También Shinola, la firma de relojes estadounidense, le dedicó una colección especial en 2015, en su serie Great Americans. El reloj The Muhammad Ali Center Watch es una edición limitada de 400 piezas con detalles cómplices con el boxeador. Cada uno de los relojes se entrega en una caja especial con fotos poco conocidas de Ali hechas por el prestigioso fotógrafo de la agencia Magnum, Thomas Hoepker. El reloj se ha hecho en colaboración con Muhammad Ali Center, un centro que ayuda a los jóvenes y adultos a través de la promoción de la educación e igualdad de género.
Efectivamente, hay fotos que han quedado en el imaginario colectivo que trascenderán su muerte, como las de Shinola. La instantánea del derrotado Sonny Liston cuando Ali le quitó la medalla del mundo en 1964 es una de ellas. Él mismo se proclamaba el mejor del planeta. Un egocéntrico con fundamento al que nadie restaba razón. Porque Ali fue un personaje único. Un libro espectacular recogió sus poemas y sus fotos en una edición de lujo que se agotó en pocos días, Greatest Of All Time: A Tribute to Muhammad Ali, de la editorial Taschen.
Un documental muestra el lado más humano y familiar del ídolo nacido de padres esclavos. Aunque era de extremos: amable y arrogante, pacífico y autoritario… era ya en vida, una leyenda que ahora se alimentará aún más.
El otro boxeador que compite con Ali en resultados sobre el ring es Rocky Marciano. Ganó sus 49 combates, 43 por KO. Ali superó estas marcas: participó en 61, triunfó en 56 ( 37 por KO), y fracasó en cinco. Se sentía como un dios. Sus frases lo atestiguan: “Cuando eres tan grande como yo es difícil ser humilde” o “soy un sabio del boxeo, un científico del boxeo. Soy un maestro del baile, un verdadero artista del ring”. También esta no tiene desperdicio: “No divido a los hombres entre modestos y arrogantes, sino entre los que dicen la verdad y los que mienten. No hay ningún deportista en el mundo que sepa tantas cosas como yo. Entonces ¿qué me importa si suena a modestia o inmodestia?”.