La lógica detrás del lanzamiento del primer reloj Nicolas Rieussec en 2008 fue y sigue siendo impecable. Montblanc no solo revivió el nombre del destacado relojero francés del siglo XIX. Lo hizo creando una pieza de una originalidad suprema inspirada en el primer cronógrafo entintado del mundo, una invención del propio Rieussec. En 2024, aquella decisión vuelve a demostrar su mérito con el Star Legacy Nicolas Rieussec que celebra el centenario de la Meisterstück, el artículo de escritura más emblemático de Montblanc, que ha convertido a la tinta en patrimonio de la humanidad.
El Montblanc Star Legacy Nicolas Rieussec Meisterstück 100 Years, una edición limitada de 500 unidades, une como nunca los mundos de la relojería y la escritura. Lo logra al incluir varios elementos de diseño propios de la pluma estilográfica nacida en 1924. Pero antes de conocerlo a fondo, vale la pena recordar las razones por las que el dispositivo elaborado por Rieussec fue tan importante, así como la historia del surgimiento de la Meisterstück.
El primer cronógrafo entintado
Nacido en París en 1781, Nicolas Rieussec fue el sexto relojero oficial del rey de Francia. El 1 de septiembre de 1821, en las pistas de carreras equinas del Campo de Marte parisino, probó uno de sus inventos más recientes. Era un “cronómetro concebido para medir de forma fidedigna el tiempo en el que los caballos recorrían las distancias estipuladas en las carreras. No solo para el ganador, sino también para todos los caballos participantes”. El invento fue una petición de su hermano, una persona importante en los círculos ecuestres franceses con intereses económicos en esas competencias. Como menciona Montblanc, Nicolas también era un hombre de negocios con buen ojo para las oportunidades. Las carreras de caballos eran muy populares en París y poder medir el tiempo científicamente supondría una revolución en ese deporte.
El instrumento de medición creado por Rieussec era muy peculiar. Se trataba de una caja de madera con un movimiento y dos esferas esmaltadas (una para los minutos y otra para los segundos) que comenzaban a girar al activar un pulsador. Cada vez que un caballo cruzaba la meta, un segundo pulsador hacía entrar en contacto los dos contadores con un plumín central fijo impregnado de tinta negra. El plumín dejaba pequeñas marcas sobre las superficies de las esferas y permitía saber el tiempo transcurrido. De este modo, el cronometrador podía registrar de manera fiable los tiempos de todos los animales sin tener que apartar la vista de la carrera para ver el reloj.
Unas semanas más tarde, el relojero presentó el dispositivo en la Academia de las Ciencias de París. Impresionados, sus miembros lo bautizaron como “cronógrafo”. La etimología de esta palabra proviene de los términos griegos “chronos” y “graphein” que significan “tiempo” y “escribir”, respectivamente. Así apareció el primer cronógrafo entintado del mundo. Como decíamos, casi dos siglos después, la genialidad de Montblanc no solo fue recuperar la figura de Rieussec. Lo ha hecho con un cronógrafo monopulsador basado en el principio de los dos contadores giratorios horizontales y la aguja central fija, aunque en el primer modelo de 2008 eran dos agujas fijas.
Meisterstück: obra maestra
La Meisterstück surgió en 1924, cuando algunos clientes empezaron a solicitar una pluma estilográfica especial y más distinguida para “usar los domingos”. La respuesta estaba en casa. Desde hacía años, los artesanos de Montblanc creaban artículos de escritura para uso propio. Por su elevado nivel de savoir faire, se les conocía, precisamente, como Meisterstück, que significa “obra maestra” en alemán. Esos productos fueron el pilar de la nueva colección.
Varias de las peculiaridades de este icono del lujo existen desde un principio, como el número 4810 –la altura del macizo del Mont Blanc en metros– y los toques dorados. La evolución de la Meisterstück continuó con mucha creatividad. En 1937, se presentó la primera con tres anillos dorados en el capuchón. Este detalle representa a las personas que más influyeron en la formación de la empresa durante sus primeros años: Wilhelm Dziambor, Christian Lausen y Claus Johannes Voss.
La aparición de la Meisterstück 149 en 1952, con su inconfundible forma de puro, marcó el futuro de la línea. En la década de 1960 hubo algunos diseños más atrevidos, pero en la de 1970 se volvió a la forma de puro y a los modelos clásicos y estilizados. Además de los diferenciadores mencionados, en la actualidad se caracteriza por el emblema Montblanc en la caperuza del capuchón y por el plumín artesanal en oro Au585 o Au750 con el grabado “4810”. Por lo general, el plumín tiene un sofisticado diseño bicolor gracias a una incrustación rodiada.
Idea luminiscente
De regreso al Montblanc Star Legacy Nicolas Rieussec Meisterstück 100 Years, lo primero que llama la atención es que la carátula negra está decorada con un estampado luminiscente que revela un anteproyecto de la pluma estilográfica de los años 20 del siglo pasado. La carátula con las horas y los minutos descentrados, la segunda zona horaria y la indicación día/noche incluye otro estampado. En este caso se trata de la tabla de las dimensiones del emblema del pico nevado de Montblanc, presente en el capuchón de todas las Meisterstück y la corona de los relojes de la Maison. Cuando se ilumina por completo en la oscuridad con SuperLumiNova azul, incluidas las agujas dauphine, es un espectáculo maravilloso. Despierta la emocionante sensación de que en la muñeca se llevan unos planos secretos para conquistar el mundo.
El número 4810 es otra cosa que tienen en común la pluma estilográfica y el reloj. En la primera, ha ocupado un lugar destacado en el embalaje, ha estado grabado en el capuchón y, desde 1930, en el plumín. En el segundo, el 48 se manifiesta con una tipografía diferente en el disco abombado del contador de 60 segundos y el 10 en el del contador de 30 minutos. Como en el dispositivo de 1821 de Nicolas Rieussec, estos discos giran al activar el cronógrafo con el pulsador de las 8 horas y el tiempo cronometrado lo indica el puente ubicado entre ellos, que hace las veces de aguja.
Un guiño más al diseño de la Meisterstück son los componentes dorados. Nos referimos al puente entre los discos abombados giratorios, los números árabes y las manecillas de horas y minutos, todos revestidos en oro rosa. Estos detalles, combinados con la caja de 43 mm de acero, recuerdan a la estética bicolor característica del plumín del artículo de escritura.
Un mecanismo brillante
En el reverso, la masa oscilante del movimiento de cronógrafo monopulsador de manufactura MB R200 está adornada con un delicado patrón de “8” dorado. Este símbolo evoca el mundo de la escritura a mano y se inspira en los trazos de la caligrafía. También luce la leyenda “Meisterstück 1924/2024”. El calibre MB R200 automático tiene unas prestaciones magníficas, como una rueda de pilares que controla el mecanismo del monopulsador.
Para mejorar la puesta en marcha del cronógrafo, la conexión entre el tren de rodaje y las ruedas del cronógrafo se acopla y desacopla con un embrague de disco vertical. Además, funciona sin causar ningún desgaste. Este mecanismo impide que los discos del tiempo transcurrido salten cuando el cronógrafo esté en marcha.
Por si fuera poco, el movimiento cuenta con un mecanismo de reinicio rápido para señalar la hora y la fecha. Esto es muy práctico para los viajeros que cambian de huso horario. Estos indicadores se pueden ajustar en sentido de las manecillas del reloj o en sentido contrario sin variar la posición del minutero. El calibre MB R200 está equipado con un gran volante de 10 mm de diámetro con tornillos y un doble barrilete que refuerza la estabilidad del ritmo (28,800 alt/h) y ofrece 72 horas de reserva de marcha. De vuelta en la carátula, el reloj tiene dos menciones en el borde: “Chronographe Nicolas Rieussec”, a las 12 horas, y “Académie des Sciences de Paris – 1821”, a las 6. Por si alguien aún dudara de su significado y trascendencia.