Antes de la pandemia el joven Karl-Fritz vio un St Moritz sobre la mesa de su padre. “Papá, deberíamos rescatar esto”. A Karl-Friedrich Scheufele, copresidente de Chopard, no le pareció buena idea, pero algo le dejó pensativo. A finales de los 70 él también propuso a su padre un reloj jet-setter con brazalete para las buenas familias que escapaban a las montañas con actitud joie de vivre. El reloj no cuajó como arquetipo duradero, pero algo le recordó que se acercaba el relevo generacional. Así fue como llegó Alpine Eagle.
Águila alpina
En 2019, en plena euforia por los relojes deportivos-elegantes con brazalete metálico, Chopard presentó Alpine Eagle como el regreso vitaminado del St Moritz. Ahora con el aprendizaje y toda la capacidad de una admirable manufactura familiar de relojes y joyas. La transición a la tercera generación había comenzado. Del viejo modelo se mantuvo el espíritu chic leisure de club alpino, algo que disfruta a menudo la familia. También permaneci los ocho tornillos sobre el bisel y las pestañas laterales salientes, pero nunca volvería a ser un reloj de cuarzo. Los derechos del viejo nombre habían caducado. Así que un águila alpina reunía los valores de toda la familia: pasión por la belleza natural, fortaleza, eternidad, sustentabilidad…
Inspiración en las montañas
Chopard nos invitó con un grupo de colegas a convivir unos días en Gstaad, su refugio favorito. Karl-Friedrich y su esposa Christine, y sus hijos Karl-Fritz y Caroline-Marie, ya incorporados a la empresa, nos explicaron por qué las crestas afiladas de las cordilleras helvéticas puede ser una inspiración completa ante la incertidumbre en un mundo agitado. En 2025 veremos más novedades Chopard, pero aquí solo se habló de los nuevos Alpine Eagle. La colección que ejerce de mesa de cocina donde las tres generaciones se reúnen a cocinar ideas en fluida convivencia. Hablaron de cómo el águila de los Alpes simboliza respeto a la naturaleza y su iris puede ser una carátula texturizada con colores. Unos tonos que juegan con la luz y que sugieren nombres evocativos como Azul Aletsch, Azul Rhone, Gris de Vals o Matices de Hielo que mutan en el día como los glaciares y los lagos. ¡A quién le importa aquí arriba un azul Tiffany!
Karl-Friedrich sigue tomando la palabra en primer lugar: “A mi padre le gustan los relojes totalmente pulidos, como en la joyería, pero le explicamos que las montañas no son pulidas”, sonríe. Los Alpine Eagle han logrado desde su lanzamiento en 2019 expresar mucho de lo que es Chopard. Hoy concilian intereses renovados dentro y fuera de la casa. Su pasión por la alta mecánica de manufactura, la obsesión por la cronometría y la excelencia del Sello de Ginebra en las piezas elevadas, el compromiso con el medio ambiente en sus materiales, la destreza joyera en los pulidos y mates de los brazaletes degradados como joyas y una mirada más fresca en propuestas que invitan a volvernos montañeros mágicos. A nadie le extraña que, por ejemplo, el modelo Monte Rosa tenga una lista de espera de hasta dos años.
Amor a primera vista
Sí, los Alpine Eagle 2025 son previsibles, pero representan una evolución rotunda en Chopard, que pisa una nueva tierra firme y abre caminos. Por ejemplo, el Alpine Eagle 41 XP CS Platinum (XP: Extra Plano, CS: Central Seconds) es el primero que incorpora este metal en la colección. Y resulta amor a primera vista. Aunque el ADN sport-elegant tiene una hoja de ruta clara desde el origen de la especie con el Royal Oak en 1972, los AE aprenden más rápido que en su día el St Moritz.
Cada nuevo paso es certero. La última colección está lista para divertirse en los mismos resorts exclusivos del Royal Oak y el Nautilus. Una caja de 41 mm extraplana (8 mm) con certificado COSC y Sello de Ginebra en su movimiento L.U.C 96-42-L, de 3.30 mm de espesor, la tecnología Chopard Twin de doble barrilete, un micro rotor en platino, una carátula “Matices de Hielo” en degradé azulado, y un brazalete donde los eslabones pulidos y mates han sido retrabajados en una caída más pronunciada, son argumentos suficientes para cualquier coleccionista. Cuando te lo pones en la muñeca, la sensación es celestial, como una joya que te acaricia.
Sin duda será uno de los modelos top de 2025. Por primera vez una abeja grabada entre las asas de la caja, como el logo L.U.C, indica que estamos ante un modelo de platino, un guiño similar al diamante de los Patek Philippe del mismo metal. Los suizos aman el lujo silencioso, pero no tan silencioso en petit comité.
Sostenible y preciso
La segunda pieza que vuela alto en la colección es el Alpine Eagle Flying Tourbillon en Lucent Steel, el acero patentado de la casa, 80% reciclado, que brilla similar al oro blanco. A esta nueva variación se le han afinado los flancos laterales y el bisel para dar un aspecto más elegante que otros clásicos AE de 41 mm. Incorpora un movimiento L.U.C 96-24 L con doble certificado COSC –una rareza para un flying tourbillon– y Sello de Ginebra, parada de segundos y micro rotor de oro de 22 k. Su carátula es de oro texturizada color Azul Rhone con índices y manecillas de oro con SuperLumiNova grado X1.
Exploración estética
Y ahora un giro a lo tecno-cool. Por sexta vez desde 2012 se presenta un reloj de alta frecuencia, dos de ellos Alpine Eagle en 2021 y 2023, pero ahora debuta en un Alpine Eagle 41 SL Cadence 8Hz (SL: Super Light). Es un reloj en negro absoluto como un viaje de exploración estético inusual para la firma. La caja está hecha en titanio ceramizado, los indicadores de la carátula de titanio llevan SuperLumiNova gris y todo el reloj pesa 75 gramos y está limitado a 250 unidades.
Karl-Fritz bromea; “No se parece al Tissot que usa mi padre cuando va a hacer deporte a la montaña, pero ya nos acercamos”. Se refiere a look extremo y a las opciones energizadas con correa de caucho negra o naranja o con cuero de becerro negro y pespuntes naranja. En el interior el ya probado movimiento L.U.C 8Hz (57,600 alt/h) cal. 01.14-C con puentes y platinas también en titanio ceramizado negro, silicio para los elementos de mayor rozamiento del órgano regulador y con el obsesivo certificado COSC.
Alpine Eagle muy femenino
Caroline-Marie, involucrada en el departamento de mujer y relojes-joya, nos presenta para cerrar la variante femenina de la nueva colección. Es un Alpine Eagle Lucent Steel y oro ético amarillo de 33 mm. Ya se había hecho una versión mixta de acero-oro rosa pero nunca combinada con oro amarillo. Su carátula es en color Gris de Vals que remite a la inspiración de las losas de los tejados de las casas alpinas. “
A mi abuela solo le gustan los relojes pequeños, pero ella los usaba de cuarzo y éste es el Alpine Eagle más pequeño, un 33 mm mecánico, el único del mercado con certificado COSC”. Igualmente lleva incorporados todos los elemento distintivos de la colección. Se trata de un movimiento de manufactura, la carátula que remite al iris de las águilas, la corona con la rosa de los vientos, los ocho tornillos en el bisel y el contrapeso de las manecillas en forma de pluma de águila.
Los Scheufele siguen siendo la familia relojera perfecta que todo lo hace bien. Ahora aún más feliz con una nueva obra-dentro-de-la-obra.