El prestigio de Porsche en el sector automotriz es incuestionable. La marca creada por Ferdinand Porsche y su hijo homónimo en 1948 es uno de los pilares de esa industria. Innovación, exclusividad, prestigio, excelencia y atrevimiento son conceptos que se ajustan a lo que esta marca representa.
Porsche ha revolucionado el universo motor en más de una ocasión y sus coches se mantienen entre los más conocidos y deseados del mundo.
Su incursión en la relojería ha sido en general afortunada. Desde los años 70 la marca supo interpretar a su manera la relación natural entre la velocidad y la medición del tiempo en las carreras de alta competencia, que involucra precisión, funcionalidad y la misma calidad que caracteriza a sus emblemáticos bólidos.
Porsche fue pionera en el uso de materiales que anularan cualquier reflejo en la esfera de color negro, para ayudar a la legibilidad. Como lo sigue haciendo hasta hoy, se basó en la tecnología de los autos de carreras y de ese modo creó un ícono racing.
A Porsche Design también se le debe el debut del primer cronógrafo totalmente hecho en titanio en 1980. De nuevo fue un concepto importado del automovilismo deportivo, pues Porsche utilizaba titanio para fabricar los motores de sus autos de carreras debido a su ligereza, resistencia y durabilidad.
En esta novedad, cuyas primeras etapas se remontan a 2013, los tradicionales pulsadores para operar las funciones cronográficas de start, stop y reset desaparecen para dar paso a un dispositivo inédito.
La idea del cambio surgió a raíz de la preocupación de los especialistas de Porsche Design porque los pulsadores colocados de forma externa en el lateral de la caja son vulnerables a los impactos y a otras influencias del medio ambiente.
El novedoso dispositivo fue desarrollado con la ayuda de los ingenieros del Porsche Development Centre de Porsche Motorsport y está inspirado en el principio técnico del control de válvulas vía un balancín para los autos con revoluciones por minuto altas, en este caso el Porsche 911 RSR.
Así se dio vida a un interruptor balancín (rocker switch en inglés) integrado en el lado derecho de la caja que controla el cronógrafo. Es una pieza semicircular de titanio que se balancea hacia un lado y otro al presionarlo, para activar el movimiento.
La presión se transfiere con precisión mediante vástagos especiales endurecidos, análogos al principio de construcción empleado en las vástagos de las válvulas en un auto. Al mismo tiempo, los aisladores de alto rendimiento garantizan la protección hacia el interior del movimiento.
Con un diámetro de 45 milímetros, la caja está construida en titanio y hay una versión hecha en titanio negro con recubrimiento de carburo.
Tiene cristal de zafiro antirrefractante, esfera negra o azul, escala taquimétrica, fecha y escala de 24 horas para indicar segundo huso horario mediante una manecilla central. Existen referencias con brazalete de titanio o con correa de caucho negro.
Su mecanismo es un ETA Valjoux 7754 automático con 48 horas de reserva de marcha.